Coincidencia.

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Tre:

Coincidencia.

Mi móvil vibró en la mesita de noche, me estire para tomarle

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Mi móvil vibró en la mesita de noche, me estire para tomarle. Era una llamada de mi padre, sonreí.

—¡Hola! —saludé apenas coloque el aparato en mi oído.

—¿Qué tal tu primer día en Londres? —pregunta y os aseguró que esta sonriendo de oreja a oreja.

—Empezó algo complicado, pero acabó de manera estupenda —admito y escuchó su risa—. Estoy en casa de mi hermano —le cuento.

—¿No has ido por el departamento aún? —inquiere curioso.

—No, como te he contado antes; empecé mi día muy complicado —respondí, mientras buscaba mi ropa de dormir en mi maleta.

No podía desempacar, ya que no viviría aquí; solo me quedaría una noche. Mierda, mañana es mi primer día en la universidad; lo había olvidado por completo. Iré temprano en la mañana y dejaré la maleta, luego de mis clases desempacare.

—¿Nerviosa por tu primer día socializando con chicos de tu edad? —se mofa de mí.

—La verdad no —contesto—. Vale, solo un poquito y te prohíbo hacer bromas sobre ello; porque es normal —le advierto y ríe a carcajada suelta.

—Vale, vale; no haré bromas al respecto —dice sin parar de reírse a costa mía, inmaduro y se supone que es mi padre—. Pero llámame mañana y cuéntame como te ha ido; ¿vale? —pide—. Por cierto, ¿qué tal esta tu hermano? —quiere saber.

—Están estupendamente, Noah es precioso; ha sacado los ojos de Stef pero es clavadito a su madre —no puedo evitar reír mientras se lo cuento—. Por lo que me han dicho, con solo tres años tiene un carácter; que madre mía.

Su risa llenó el auricular.

—Se parece a su tía.

—Sí, claro.

—Sabes que tengo razón.

—No, no la tienes.

—Que sí, niña.

—Que no, Fabio.

—Vale, vale —vuelve a reír—. Debo dejarte, mañana tienes clases; descansa cielo y no olvides llamarme —me recuerda.

Suelto un suspiro cargado de nostalgia, cuanto daría por un beso de las buenas noches de su parte. Me tenía demasiado consentida.

DestrúyemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora