Visitas inesperadas.

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Cinque:

Visitas inesperadas.

Me acomodo más a su lado y dejo que el calor que su cuerpo irradia me reconforte. ¿Era normal que sintiera culpa luego de aquel beso con Nicolae? ¿Lo era? Porque en estos momentos me sentía de aquel modo, la culpa comenzaba a comsumirme y no quería que mi relación con Sebastian se viera afectada. No de nuevo. Joder.

» —¿Qué sucede contigo Kelly? ¿Acaso tus acciones del pasado no te sirvieron de experiencia? —me regaño. «

¡Soy una grandísima imbécil! Merezco que Sebastian me mande al demonio y no me vuelva a dirigir la palabra jamás. Suelto un suspiro e intento volver a conciliar el sueño. Quizá durmiendo olvidaría por un rato aquel asunto y todos mis miedos. Olvidaría que tenía una conexión con Nicolae y que el chico que alguna vez amé sigue con vida. ¡Maldición!

Aunque ni en el mundo de los sueños podría olvidarle, nada lograría eso. Tampoco puedo odiarle por fingir su muerte, no hasta que escuché su versión de la historia. No hasta que conozca sus razones para haberlo hecho, necesitaba oírlo. Entender porque lo hizo, que lo llevó a ello. Demonios. Al final no avanzaba, me quedaba estancada en el pasado y en el comprender la situación. ¡Joder contigo Isaac! ¿Porque? ¿Acaso no fui lo suficiente para ti?

» —¡Basta! No le des más vueltas a este asunto, pensar en ello no cambiará nada —me digo. «

Demasiado cierto, nada será diferente por más que lo piense o intenté comprender sus razones; todo seguirá igual.

Necesito una ducha urgente, es lo único que logrará que olvidé todo este asunto. Al menos unos quince o veinte minutos. Me separo de Sebastian, intentando no despertarle. Quito las mantas de mi cuerpo y camino al baño. Entro en la ducha, una vez que me despojó de mi ropa de dormir; la cual consistía en una camiseta de mi chico y un pequeño short de tela.

El agua caliente fue bien recibida por mis tensados músculos y mi mente sumida en un vaivén de preguntas sin respuestas. Disfrute aquel momento de relajación y me sentí más aliviada una vez terminada mi ducha. Envolví mi cuerpo en una toalla y regresé a mi habitación por ropa limpia.

Sebastian seguía dormido y lo agradecí; no podía ni verle a la cara. La culpa seguía latente y aunque sabía que él comprendería y más si le explicaba lo de la conexión; aún así me sentía fatal.

Una vez vestida, salí sin hacer el mínimo ruido; la casa está sumida en un silencio sepulcral, por lo que asumí que todos seguían dormidos. Bajé las escaleras con algo de pesadez y abrí la puerta principal; necesitaba una caminata y un despeje de todo lo acontecido en los últimos días.

Comencé sin rumbo fijo, creyendo que hacía lo correcto; tal vez huía de la situación y de las explicaciones que debería dar. No lo sabía con exactitud, sólo comprendía lo complicada que era mi vida hasta ahora.

—¿Se puede saber adónde vas? —quieren saber, paró mi andar y volteo a verle.

Respiro con profundidad antes de hablar:

—No es un buen momento, Nicolae —espete de manera mordaz, su mera presencia lograba que mi interior temblase.

Maldita la hora en que hubo una conexión entre ambos, maldito el momento en el que decidió sentarse en mis mesas. ¡Maldición!

Revelaciones. #WattysAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora