Capítulo 3

1K 99 7
                                    


Theo, Daphne y Adelya

Al llegar el uno de septiembre Adelya se sintió aliviada. Llevaba todo el mes de Agosto sin hablar con su hermana, y no porque ella no lo hubiera intentado. Cada mañana le saludaba con un "buenos días", trataba de entablar conversación durante las comidas y se despedía con un "buenas noches" antes de irse a la cama, pero Dianne simplemente la ignoraba tras lanzarle una mirada cortante. Adelya no podía sentirse peor, y Angeline no podía hacer más que consolar a su hija pequeña. Por eso Adelya se alegraba de irse al fin a Hogwarts y dejar de sentir punzadas en el pecho cada vez que Dianne pasaba de ella. Se sentía como una cobarde, pero no era capaz de remediarlo.

     La rubia se obligó a alejar sus pensamientos de su hermana. ¡Se suponía que éste tendría que ser el mejor día de su vida! Tras una ducha rápida y un intento fallido de peinar su rizado cabello, ya estaba lista. Había dejado su baúl preparado la noche anterior antes de irse a dormir. Se trataba de un bonito y simple baúl con sus iniciales plateadas grabadas en cursiva.

"A. A. A."

Adelya Angeline Allistwood. Unas iniciales que al principio consideraba un tanto estúpidas, dado que era la misma letra repetida tres veces, pero que resultaron siendo una marca única de su persona. Aún así a veces se preguntaba cuál de sus padres fue el genio que pensó en dicha idea. «Incluso el dependiente de la tienda creyó que era una broma.» pensó divertida.

— ¡Delya, tenemos que irnos! —la voz de Angeline retumbó por el pasillo. Con una sonrisa renovada, la pequeña agarró su baúl y, después de dirigir una mirada triste a la cama vacía de Dianne, emprendió rumbo a la que sería su segundo hogar, aunque eso ella aún no lo sabía.

***

Pasadas las diez madre e hija llegaron a King Cross, donde Adelya cargó su baúl sobre un carrito. Luego, sobre el baúl, dejó la jaula de Rowen, su lechuza—al comprarla, el dependiente de la tienda le indicó que era un macho.

Después de diez minutos llegaron al andén nueve. Detrás se encontraba el andén diez, no había rastro alguno del andén nueve y tres cuartos al cual supuestamente se dirigían. Angeline frunció el ceño en señal de confusión y sacó de su bolso la carta de McGonagall.

— Aquí dice que la entrada al andén se encuentra en la barrera que hay entre los andenes nueve y diez —leyó la adulta— . Parece que hay que atravesarla.
— Supongo que se refiere a esa —Adelya la señaló insegura, no estaba muy convencida con lo de "atravesar" la barrera.
— ¿De qué hablas, cielo? Ahí no hay nada.
La rubia le dedicó una mirada a su madre como diciendo "¿Me estás tomando el pelo?" , pero al percatarse de la seria y confundida mirada de la castaña regresó su vista al muro.
— ¿Realmente no lo ves? —preguntó Adelya. Los ojos grises de Angeline se encontraron con los de su hija.
Como por arte de magia, irónicamente, ambas se dieron cuenta de lo que sucedía. Si Adelya —una bruja— era capaz de verlo pero Angeline —una muggle— no, esa debía ser definitivamente la entrada al andén que estaban buscando. Como si se tratara de un pacto silencioso, la pequeña agarró con fuerza su carrito, dispuesta a atravesar ese muro, por ridículo e imposible que sonara esa idea.
— Delya —llamó Angeline. Sus ojos llorosos miraban con amor a su hija menor— , prométeme que te portarás bien y no te meterás en líos. Haz muchos amigos pero estudia mucho también, ¿vale? No sé cómo funcionarán las cosas en Hogwarts pero estoy segura de que lo harás genial, cariño. Y recuerda escribirnos de vez en cuando.
— Mamá, no te preocupes —Adelya corrió a abrazar a su madre, que le devolvió el abrazo— . Os escribiré tantas cartas como pueda. Volveré para las vacaciones de Navidad, te prometo que intentaré no meterme en líos. Aunque la mayoría de las veces son los líos los que se meten conmigo — la chica susurró la última frase pero aún así Angeline pudo oírla, incapaz de reprimir la risilla que escapó sus labios. A veces Adelya era realmente parecida a su padre.

Adelya y la piedra filosofal - Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora