2. Ámbar Smith.

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1. ¿Quién tiene la verdad absoluta?

Mi madrina siempre decía que la filosofía se construye día a día, que todo cambia ¿Puedo cambiar yo el mundo?

Caminaba por la ciudad totalmente distraída, pensar en Sharon a veces me lleva a mundos inimaginables y eso me enoja de sobremanera. Ella es mi pasado, la nueva yo esta sola, estoy creando un mundo capaz de sobrevivir en mi propia soledad.

"Desafiando al destino, el secreto es ser amigos con los sueños a volar" ― Su voz me paraliza, es él, cantando a todo pulmón con su guitarra y corazón en mano, no esta solo, mi prima le sonríe como tonta ¿Qué pretenden los dos? Siempre supe que a Simón le gustaba lastimarse sin importar que el otro sea feliz pero esto va más allá de mi. Verlo cantar y reír con ella como si jamás lo hubiera dañado hace mi sangre hervir.

Claramente porque sos tan débil que no lo olvidas.

Termino por fruncir las cejas, ahora mi subconsciente se cree que puede hablar así. Yo soy Ámbar Smith, la gente teme de mi, Simón solo es parte de mi venganza.

Vos queres que Simón te tome en sus brazos y te lleve como en un cuento de hadas, patético.

― ¡Callate! ― Mi voz hace eco y me siento una descubierta, Lunita rueda sus ojos cuando me ve, mientras que Simón se ve confundido pero me pide que me acerque, no puedo dudar. ― Prima, Simón ¿Cómo andan?

Bonita, ¿Qué hacías? ¿Ahora regañas plantas? ― Suelta una carcajada y sentí la necesidad de golpearme antes de caer ante él. Por su parte Lunita me mira con rabia, nunca me voy a cansar de ver lo inferior que es ella ante mi.

Una llamada de Benicio, nada grave . ― La mirada de Simón lo delata, su cuerpo reacciona poniéndose tenso, esta celoso. ― Hola primita, te vi y solo quería saludar ¿No te molesta verdad?

Para nada Ámbar, neta que estaba deseosa de verte. ― El mal sabor de boca que deja esas palabras es evidente, ella es tan predecible que termino por reír tapando mi boca con mi mano izquierda. ― ¿Qué es tan gracioso?

― Oh, nada. Solo recordaba algo que paso ayer en la pista debieron verlo... Ups, cierto que no pueden ni verla. ― Volví a sonreír pero con autosuficiencia. Simón suspiro bajando la mirada mientras Luna se ponía de pie dispuesta a reclamar, rápida puse mi dedo indice en su boca antes de reír. ― No hay nada que decir Lunita, al menos yo si soy sincera.

Antes de alejarme con mi mano libre acerté en enviarle un beso a Simón quien inmóvil se quedo mirando como me iba con una clara victoria.

[.]

Narrador Omnisciente

― ¿Por qué la demora chulita? ― Emilia se retocaba el labial con un pequeño espejo en mano, poco y nada de atención le prestaba al Ramiro que dormitaba en las gradas y el Benicio que cantaba mientras patinaba lleno de energía.

― Un inconveniente se me atravesó, nunca hay que perder una oportunidad de perjudicar a los ineptos del roller. ― Benicio sonrió de medio lado y se acerco para tomarla de la cintura.

Esa es mi chica. ― Se guiño el ojo ganándose unos gruñidos de la rubia que rodo sus ojos y siguió su camino rumbo a la pista, no lo iba a admitir, ese encuentro la dejo con malhumor.

Ámbar se dedico a dar vueltas simples por toda la extensión de la pista, no se concentraba sintiendo la constante voz de su conciencia hablando de Simón ¿Cómo callar la voz interna?

¿Problemas monarca? ― La voz de un Ramiro patinando a su lado la saco de su pensamientos de manera brusca, lo miro de reojo e intento adelantarse siendo fácilmente interceptada. ― Se ve que fue un gran inconveniente.

¿Qué queres? ―  Soltó la fiera bruscamente, Ramiro la escolta por la espalda alzando a la joven para ponerla en sus hombros, un paso bien ejecutado sucede cuando la deja caer, Ámbar aún no se fía de la reciente cercanía.

Solo quiero saber, ¿Cuándo saldremos del claroscuro? ― Él supo que había invadido la zona de confort de Smith, ya que ella freno de golpe y volteo para mirarlo a los ojos.

¿Qué decís? Ramiro, no hay claroscuro, solo oscuridad. ― Su risa fue calma e inundó los oídos del chileno dándole una revuelta en su estomago.

No me parece, cuando te veo se que dudas. Creí que los ganadores no dudan. ― Le dio la espalda esperando una pronta reacción de Ámbar quien patino para quedar frente a él, lo tomo del cuello de la camisa para dejarlos cara a cara, a una prudente pero corta distancia.

― Jamás me vas a ver dudando. No soy como los blandos del roller. No soy como Lunita.

Nadie los menciono Ámbarcita. Creo que la obsesión te tiene dudando. ― Desafió el joven con su mirada a la rubia, quien lo soltó y se acerco furiosa a Emilia.

Me la vas a pagar Ramiro. ― Murmuró entre dientes la de ojos azules mientras una torcida sonrisa le adorna su pálido rostro.

[.]

Solo oscuridad, fue el único enfoque que pudo tener aquel día la reina de la pista, Ramiro había sembrado una duda enorme en ella.

La verdad siempre ha sido mía, porque estoy perdiendo mi propia guerra. No soy débil, tampoco el hazme reír de nadie. ― Ámbar pudo terminar con éxito la coreografía pero Juliana no podía dejar de darle vueltas al asunto.

― Muy bien Ámbar, pero esa inspiración voraz te hace verte más acelerada que el resto. Bajar el ego no vendría mal. ― Dijo en modo de burla la mujer.

¿Ego? Creo que los protagonicos nefastos del roller los aumentaba. Debiste notarlo antes de hacer que brillarán más unos que otros.

No hablarías de esta manera si hubieras podido aspirar a estar en uno. ― La joven de ojos azules trago con fuerza y la fulmino con la mirada, la risa de Ramiro la saco de su cabales pero cuando volteo a verlo, Emilia y Benicio le habían dado un leve codazo con mala cara.

Te deberías ubicar vos ¿no? No creo que quieras que Gary escuche quejas... ― La rubia la miro una vez más antes de lanzar hacia atrás su cabello y salir fuera de la pista.

Me la van a pagar todos los del Roller, en especial vos Juliana.

Red Sharks: En El Claroscuro [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora