Capitulo VIII

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Capitulo 8: Intentar.

Fue cuando el batido del chileno choco el piso, el roller se detuvo con él y las miradas lo golpearon como la bomba que acaba de impactar en el joven chico.

― ¿Estas bien Ramiro? ― La voz de Jim y su mano calida lo hicieron volver a la realidad, sus manos sudaban y no podía dejar de mirar el suelo.

― Se que es inesperado, te necesito conmigo Ram, eres lo más importante que tengo en estos momentos. ― Jim tomo la mano de la rubia, después la del chileno y al final los tres se unieron en un abrazo.

― México. ― Murmuro el chico, su novia abrazo con fuerza el cuello del muchacho. ― ¿Irnos a México? ¿Lo sabias Jim?

― Por favor, tomad asiento así charlamos mejor. ― La pelirroja invito a la pareja a tomar asiento, Yam tomo lugar y entrelazo su mano con la de su novio.

― Erika me hablo después del open.

Flash Back.

Yamila se encontraba aislada leyendo un par de comentarios de sus fans que  se habían deleitado en su stream. Fue unos pocos segundos más tarde que ella se percató de la chica de cabello gris se sentaba a su lado, ambas se miraron fijamente.

― Yamila Sánchez. ― Erika sonrió, y poso frente a la chica con una carpeta roja en mano.

― ¿En qué te puedo ayudar? ― La rubia se sentía un poco nervioso ante la presencia de la mujer mayor.

― Videa me mando por ti, esto es un contrato para grabar un disco tuyo. ― Los ojos de Yam se posaron en la carpeta, "términos y condiciones"

― ¿Esto es una broma?

― Preguntas mucho, ¿Por qué no lees? ― Fue entonces que Yamila entro en razón, el sueño ya no era distante y en sus manos solo estaba su futuro en las manos de videa.

― ¡Videa me esta buscando! ― la rubia abrazo a la manager con sus ojos envueltos en lágrimas, las puertas se abrían y el corazón le latía a cien por hora. 

― Si aceptas iras con Fiorella a México en dos días. ― La caída dolió más de repente, sabia que no era perfecto todo sueño, pero México, Jim y Ramiro.

Fin flash back.

― Me dio hasta hoy para decidir, ¡y es todo confuso! Jim fue aceptada para la academia de baile de Oriana Montreal ¿Cómo arruinar aquel sueño? ― Los ojos de la chica se llenaron de gotas saladas cayendo por sus mejillas como una cascada.

― No te preocupes amiga, seréis siempre lo más importante para mí. ― la pelirroja seco las lágrimas de su amiga. ― Yo estaré a tu lado siempre aunque no estemos juntas.

― Jim, eres lo mejor que tengo. ― Murmuro acariciando el cabello de su amiga, ambas rieron con dulzura propia de ellas.

― ¿Y tú Ramiro? ― Jim volteo hacia el chico y revolvió los rulos del muchacho.

― Acepto. ― Dijo abrazando a su rubia y besando la cien de la chica.

A lo lejos Emilia hacia acto de presencia con sus manos en jarra apoyadas en su cintura, cuando observaba al trio de amigos sentía nauseas propias de ella, ¡Como odiaba a las personas que no hacían lo que en verdad deseaban! Y Ramiro era eso, a pesar de la sonrisa del chico sus ojos tristes lo delatan.

― La tonta enamorada suelo ser yo a veces, pero hoy te pasaste. ― La voz de Ámbar hizo saltar a la muchacha de ojos café. Las dos rubias entrelazaron sus brazos y se dirigieron a la barra donde Benicio esperaba a las muchachas, Emilia tomo lugar a la derecha del chico mientras Ámbar se sentaba por la izquierda. El italiano paso su brazo por el hombro de la argentina y jugueteo con las mejillas de la chica.

― Hola princesa, ¿Cómo estas hoy? ― Dijo con su tono seductor haciendo a la chica sonreír y apoyar su cabeza en el hombro del chico, Emilia rodo los ojos.

― Yo estoy brillando como siempre, ella hoy necesita brillantina. ― Ambos rieron por el chiste, mientras la mexicana ignoraba a la pareja viendo su teléfono.

― Creo que le estas dando mucha importancia a esto Emi, podrías ir donde te lleve el viento ¿Por qué caer ante ese cobarde del roller? ― Benicio alzo una ceja apreciando como la chica apretaba su celular y desviaba la mirada.

― ¡Nadie le gana el juego a Emilia Mansfield! ― La chica se puso de pie de repente y salio caminando furiosa, sus amigos se miraron entre ellos y observaron a la chica empujar a Simón haciendo tambalear al chico y sus pedidos.

― ¿Qué le pasa? ― Dijo el chico quien se acercaba distraído, pronto quedo perplejo frente a la imagen de Benicio acunando a su Ámbar.

― Problemas del corazón. ― El italiano miro hacia el escenario encontrando a la chica de cabello negro conversando con su manager ambas con una sonrisa tan calma y cálida. 

[.]

Emilia recorría con rabia las calles de Buenos Aires, estaba cansada de la ciudad, de sus habitantes, de Ramiro. Sentía que no había podido contra él, aunque lo odiara de aquella manera, odiaba más el no haber ganado la contienda en la cual el chico se proponía ponerla nerviosa.

― ¿Por qué tan sola muñequita? ― Su voz la hizo tensar su cuerpo, por sobre su hombro lo vio sonriendo, era hora de actuar como la verdadera Emilia, fría y distante. 

― No te importa loser, lo que menos necesito es que alguien tan patético se interese en mi. ― La chica camino por el lado opuesto, Ramiro no estaba dispuesto a dejarla ir, la sujeto por el brazo y la obligo a voltear.

― Que lastima, porque ya estoy interesado en ti. ― Sus ojos se encontraron, sus ojos café chocaron como montañas, nadie tenía la guerra ganada.

― ¿Qué quieres? ― La mexicana se soltó de Ramiro un poco más calmada y empezó a caminar, él hizo lo mismo comenzando un lento andar.

― Quería despedirme, México esta a la vuelta de la esquina. ― Hablo soltando una corta carcajada, nunca penso que seria tan difícil. ― Emilia...

― No hay nada que decir, no era tu obligación tener que soportar a los red sharks. De seguro te llevas mucho odio.

― Emilia, gracias. De verdad has estado de mi lado apoyando cualquier estupidez mía. ― La chica se sobresalto y miro hacia el parque, todos los niños jugaban y el clima parecía tan calido. ― Te voy a extrañar dem...― Su voz se vio interrumpida por la repentina intervención de los labios de la chica de ojos café, el tacto era tímido, y claramente la forma en que las manos de ella resbalan de la chaqueta del muchacho hacen comprender a Ramiro lo difícil que era aquello para ella.  No sabe porque, se siente necesitado de seguir el ritmo que ella marca y así lo hace.

Fue el beso más esperado para Ramiro Ponce.

Red Sharks: En El Claroscuro [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora