Prólogo

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Él me miró con sus ojos de color negro, su mirada se sentía como si el diablo en persona te mirara y a la vez como si un ángel te abrazara. Era difícil de explicar, esos ojos me habían enamorado y no había vuelta a atrás.

- Azul, Te quiero a ti, pero ya te dije que no voy a cambiar, no puedo tener una relación seria-  Matías me dijo acariciando mí mejilla, lo hacía para que no me afectara tanto.

-No puedo estar contigo si no vas a ser mío, verte con otras mujeres me duele y no vales tanto dolor- le dije queriendo sonar ruda. Me ardían los ojos, las lágrimas querían salir pero no podía demostrarle que no quería dejarlo ir.

Saqué su mano de mí rostro.
- Ya es suficiente, ya no me harás más daño. Es el final- solté esas palabras pero mí cerebro actuaba de otra manera a lo que sentía, yo sólo quería abrazarle y decirle que le perdonaría todo, pero comencé a caminar en otra dirección.

-Azul no me dejes, no lo hagas- me gritó mientras me alejaba y cuando ya no podía ver mi rostro comencé a llorar.

  No podía creerlo, lo había dejado. Era el final

   ¿Lo era?

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