D-eseo

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- Hola nena, ¿Me llamaste?- le pregunté cuando supe que había contestado.

- Arreglate que vamos a salir- suspiré fuerte para que se diera cuenta de que no era lo que quería para esta noche.

- Antes que digas que no y me digas una excusa estúpida cuando realmente estás en pijamas, vamos a ir, no te pregunté. En una hora estoy en tu casa- Me encantaba como ella me conocía tan bien.
Cristina cortó la llamada justo después de lo que dijo para que yo no tuviera tiempo de quejarme.

Me volví a bañar y revisé en mi armario que me podía poner. Elegí un top rojo y una pollera de cuero negra con unos zapatos negros altos, me veía bien.
Recordé a Matías y me puse a pensar si lo vería esta noche. Me puse nerviosa con sólo hacerme la idea, ¿Cómo tenía que actúar si lo veía? Llegué a la conclusión de que si él me saludaba yo también, sólo fue una noche y no pasó nada. No fue importante ni para mí ni para él.

Una hora después de la llamada Cristina ya estaba en mí casa, ella se veía realmente hermosa con un short rojo y un top negro. Parecía que estábamos combinadas.
- Te ves hermosa- me dijo besándome en la frente.

- Y tú también, estamos combinadas- se miró y comenzó a reírse.

- Es cierto, pero estamos hermosas- me abrazó, me sentía tan bien en sus brazos.

- Podemos cenar antes y después buscamos a las otras- me tomó de la mano.

- Ya reservé mesa en Dip's- me guiñó el ojo, ella sabía que era mí restaurante favorito.

- Te amo- le dije riendo pero fue un te amo sincero.

Agarré mí cartera y llamé a mí hermano que estaba en su habitación.
- Ernesto ya me voy-

- Ya salgo, esperenme- gritó desde su habitación.

Salió de la habitación y estaba con un traje entallado muy lindo que le quedaba perfecto.

- Chau cielo- me saludó y me besó la mejilla.

Saludó a Cristina muy serio y ella lo miró raro, como si estuviera enojada.
No entendí mucho qué podía significar pero no le di importancia.

Subimos al auto de Cristina y ella conducía. En el camino hablamos sobre Matías.

- Te gusta ¿no?- Cristina me interrumpió mientras le contaba con detalles lo que había sucedido la noche anterior.

- ¿Se nota mucho?- le pregunté avergonzada, no podía ocultarselo.

- Lo noto porque te conozco, pero sí, se nota- se rió y yo sólo me sentí estúpida porque me había enganchado con él.

- No le diré a nadie, tranquila- me dijo al ver mi cara de preocupación.

- No es eso, es que no quiero sentir esto por alguien que ni siquiera conozco- le confesé.

- Puede que lo conozcas más, quién sabe- se rió y me di cuenta de que ya habíamos llegado a Dip's.

El resto de la cena fue muy divertida, siempre me la pasaba bien con ella.
Recordé la situación que tuvo con mí hermano hace unas horas.

- Oye, ¿Y tú qué con mí hermano?- la tomé desprevenida y se ahogó con su soda.

- ¿Con Ernesto? Nada ¿Por?- me dijo con su cara de te estoy mintiendo pero si ella no quería decirme no la iba a presionar. Me sentí mal porque no confiaba en mí.

- Está bien, pero sabes que puedes contarmelo todo- le sonreí y alejé todo pensamiento negativo.

- Lo sé nena, te amo- me dijo y cambió de tema. - ¿Qué harás si ves a Matías?- me preguntó.

- No lo sé, veré cómo actúa él y depende de eso actuaré yo- sentí mí estómago revolverse de sólo pensar en verlo.

Cuando terminamos de comer fuimos a buscar a las chicas para ir al club. En el camino ellas me preguntaron donde me había ido anoche, les mentí y les dije que me había ido a dormir, que estaba muy cansada.

Llegamos y como siempre el boliche estaba lleno de gente haciendo cola, pude reconocer algunas caras que iban al colegio conmigo. Nosotras teníamos pase VIP y pasamos rápidamente.
Entramos e hicimos lo de siempre, pedir tragos hasta que el lugar se llenara. Miré hacia los otros sillones del sector VIP y lo ví, Matías estaba sentado y estaba rodeado por amigos. Bajé la mirada para que no se diera cuenta de que ya lo había visto, supuse que él no me había visto a mí.
Cristina se dió vuelta y lo vió, luego volteó a verme a mí, me hizo una cara de "ignoralo" reconocía sus caras en seguida.
Volví a mirar y lo ví con una chica, ella era rubia y muy atractiva. Los dos se rieron y él la tomó por la cintura, sentí calor y una punzada en mi estómago, estaba muy celosa.

- Azul ¿Quieres ir a buscar unos tragos?- me preguntó Cecilia tocándome el hombro haciéndome volver de mis pensamientos.

La barra estaba al frente de donde él estaba con ella. Pensé que podía pasar por al frente para ver si tenía alguna reacción al verme.

- Si, claro- acepté la invitación.

Me levanté de uno de los sillones y Cecilia se puso al lado mío y las dos nos dirigimos a la barra. Caminé muy sensualmente para captar su atención pero capté la atención de otro.
Un chico alto de pelo negro se me acercó y me tomó de las caderas enseguida, lo miré a los ojos con cara de odio porque había arruinado mí plan y cuando lo ví, tenía unos ojos grises hermosos y grandes.

- Hermosa, mí nombre es Nicóla- me dijo al oído.
- Hola, Azul- le dije seria para que se fuera, aunque me parecía muy lindo. Sus facciones eran hermosas y su pelo rubio despeinado un poco largo lacio le quedaba muy sexy.
Me puse a pensar en que Matías no era nadie en mi vida y que sólo fue algo de unos besos, él tenía su vida y yo también podía tenerla.
Tomé a Nicóla por el cuello y si no hubiera tenido zapatos altos me hubiera costado, lo besé y él me sujetó fuerte de la cintura. El beso fue intenso y me estaba gustando mucho pero de repente se detuvo y cuando lo miré confundida ví que estaba mirando para el costado y al voltear ví a Matías parado junto a nosotros, él tenía una cara que parecía el diablo en persona.
Nicóla estaba frunciendo su frente y apretando su mandíbula, parecía que esos dos realmente se odiaban.

-Te hablaré hermosa- me dijo Nicóla y guiñó su ojo, luego se fue y desapareció.
Matías me tomó de la muñeca y me miró con sus densos ojos negros.

- ¿Qué crees que estás haciendo?- me preguntó al oído con una voz gruesa y muy seria.

- ¿Y tú quién te crees para interrumpir?- le grité furiosa. Él se quedó callado unos segundos y se fue.

Me di vuelta en busca de Cecilia pero me encontré con Cristina, ella había visto todo.

- ¿Qué acaba de suceder?- me preguntó gritando para que la pueda escuchar con la música fuerte.

- Después lo hablamos, ahora no quiero pensar en eso- le contesté al oído y ella asintió.

En ese momento comenzó a sonar una canción que a Cristina y a mí nos encanta. La agarré del brazo y comenzamos a bailar, no pasó mucho tiempo que se nos unieron las otras que traían en la mano varios tragos y comencé a tomar.
Llamábamos la atención, los chicos nos miraban y querían bailar con nosotras y las chicas nos miraban con odio, a mí no me importaba lo que pensaran yo sólo estaba disfrutando el momento, nuestro momento.

Luego de una hora bailando y bebiendo comencé a sentirme mareada, estaba ebria. Mis amigas seguían bailando y yo decidí sentarme sola en los asientos del sector VIP, realmente me sentía mal y mi cuerpo se caía para un costado a pesar de que estaba sentada.

Sentí que una persona me tomó de la cintura y me obligó a caminar junto a ella. Ese perfume lo reconocía y realmente me encantaba. Me di cuenta de estabamos saliendo del club y quise ver quién era esa persona pero mi cabeza pesaba.
Sentí que esa persona intentaba levantarme, me dió miedo e intenté golpearlo.
Escuché su risa de mi intento por golpearlo.
- Tranquila nena, soy yo- me dijo con una voz muy tierna.
Intenté mirarlo y vi su hermoso rostro, era Matías.

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