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~Narrado por Cristina~

Estábamos con Azul en la pista de baile, ella había bebido demasiado pero sabía que iba a estar bien. Ernesto me había mandado unos mensajes de texto pero no tenía ganas de hablar con él, no sabía como decirle que todavía no me llegaba el período, que estaba atrasado más de dos semanas, pero tenía miedo. Miedo de estar embarazada, miedo de que él nos rechazara. Por mi cabeza pasaban tantas cosas. Nosotros nos habíamos cuidado, no podía entender como estaba pasando esto. Tenía miedo de perder a Azul, ella era como una hermana para mí ¿Cómo iba a decirle que estaba esperando un bebé de su hermano? Y tenía mucho miedo de que Ernesto se asustara, él no tuvo a sus padres mucho tiempo, ¿Y si tenía miedo de ser padre?
Cuando salí de mis pensamientos vi a Matías caminando con Azul, ella lucía realmente mal.
- ¿Ha donde la llevas?- le grité pero la música estaba muy fuerte. Decidí acercarme más para poder tocarlo. Lo tomé del brazo y él volteó serio.
-¿Qué quieres?- me dijo serio.
- Saber donde te llevas a mi amiga- señalé a Azul que miraba el piso perdida en su mareo.
- A mi casa, no está bien. Mañana la llevo a su casa, tranquila- él sonó un poco menos rudo ahora y sonrió de lado, parecía que tenía todo bajo control. Asentí y él se la llevo a la salida.

Saludé al resto de las chicas y decidí irme, era momento de hablar con Ernesto, él no se merecía estar sufriendo, tal vez ni siquiera estaba embarazada.

- Tenemos que hablar, en mi casa en media hora- le envié un mensaje. Mis padres ya sabían lo de Ernesto y yo, ellos siempre lo esperaban. Querían a Ernesto como parte de la familia al igual que Azul.
  Tomé el coche y me dirigí a una de las farmacias de la ciudad que trabaja las 24h, seguro iba a ser algo extraño para el farmacéutico que una niña vestida de fiesta a las 3 de la mañana fuera a comprar un test de embarazo, hasta lo era para mí.

Media hora después ya estaba en mi habitación caminando al rededor de la cama nerviosa y sin saber como iba a decirle. El test de embarazo estaba sobre la cama y yo lo miraba con miedo.

  Vi la luz del auto de Ernesto por mi ventana, él ya tenía llave de mi casa, así que no era necesario que bajara a abrirle.
Entró a la habitación y sus ojos se veían tristes y cansados, me di cuenta que esperaba lo peor, él esperaba que yo lo dejara pero ¿Cómo iba a dejarlo si él era el amor de mi vida? Me partió el alma verlo así y corrí llorando a sus brazos, él me abrazó con la misma intensidad que yo, me separo un poco de su cuerpo y me tomó por la barbilla obligándome a mirarlo a los ojos, sus ojos azul cristal que me encantaban.

-¿Qué sucede?- me pregunto con una voz triste.

El test de embarazo estaba sobre la cama, yo ya había hecho todo el procedimiento y ya habían pasado los 10 minutos de espera, la respuesta a todo estaba sobre mi cama en un plástico del tamaño de un marcador.

Miré hacia la cama con un gesto para que él lo descubriera solo, en ese momento cada parte de mí tenía miedo, pero no era miedo por ser mamá era miedo de perderlo a él, de que él saliera corriendo por la puerta.
Él me miro con los ojos llenos de lágrimas y mi corazón se detuvo, fueron los segundos más largos de mi corta vida.
- ¿Ya sabes el resultado?- me miró y sus ojos estaban rojos y brillosos por las lágrimas pero su voz se mantuvo calma
- Te estaba esperando para verlo- le dije casi gritando, mi voz entre cortada y mis lagrimas no paraban de salir.
Él me abrazó fuerte
-Todo saldrá bien, nos enfrentaremos juntos y felices a cualquier resultado- me dijo al oído y me besó en los labios.

Me tomó de la mano y me acercó hasta la cama, el test estaba dado vuelta y no dejaba ver el resultado. Él lo tomó nervioso y lo dio vuelta rápidamente. Mi corazón se aceleró a 10mil al ver las dos líneas que marcaban un positivo, me llené de alegría, de miedo, de felicidad, era una mezcla de emociones tan fuerte y comencé a llorar y reírme, quería gritar. Una parte de mí siempre supo que lo estaba, que iba a ser mamá, todo iba a cambiar para siempre.
Miré a Ernesto y él no dejaba de ver el test, lloraba y reía de felicidad él me abrazó con mucha intensidad pero delicadamente. Él estaba feliz, realmente lo estaba.

Mis padres se asomaron por la puerta de la habitación medios dormidos y asustados, mi padre no entendía nada pero mi madre corrió a abrazarme al mismo instante que vio la escena, nos abrazó a los dos y me miró a los ojos. Ella era pelirroja como yo pero sos ojos eran café.

- Oh hija, no tienes idea lo feliz que me hace esto- me dijo mirándome con sus ojos llorosos, ella ni siquiera había visto el test pero ya lo sabía, supuse que era algo de madres, algo que iba a experimentar pronto.
Mi padre aclaro la garganta para llamar la atención de todos, por un momento recordé que yo era muy joven para tener un bebé, que me faltaba un año para terminar la secundaria y pensé si mi padre estaría tan feliz o se enfadaría. Ernesto tomó mi mano y dejó en ella la prueba de embarazo y luego sostuvo mi mano con valor.
- Señor Peters, tenemos que hablar- dijo Ernesto hacia mi padre, su voz se mantuvo calma pero con matices de alegría.
Ernesto me miró y apretó mi mano como señal de que era mi turno. En esos segundos se me pasaron mil maneras de decirle pero lo único que me salió fue
- Papá, vas a ser abuelo- le acerqué la prueba de embarazo y él se mantuvo inmóvil viendola en sus manos, pasaron unos minutos y me empecé a incomodar, tenía miedo de que reaccionara mal, de que me echara de la casa, de que mi padre me odiase.
Luego de esos minutos el me miró con los ojos llorosos y luego miró a mi madre que lloraba en una esquina todavía asombrada por la noticia.
-Que afortunado es ese bebé de tener unos padres tan buenos como ustedes dos- dijo mi padre y las lágrimas de sus ojos cayeron por su rostro - Es toda una responsabilidad que van a tener, pero sé que van a ser felices, siempre supe que ibamos a ser todos una familia- secó unas lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos y continuó
-desde que conocimos a Azul tan pequeña, vi la confección que tenían ustedes, estamos destinados a ser una familia- terminó por fin y me abrazó fuerte pero en mi boca sentí un gusto amargo y en mi estómago sentí un punzazo, voltee a ver a Ernesto.
-Azul- le grité y luego todo empezó a oscurecer y mi cuerpo empezó a sentirse poco a poco más débil

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2019 ⏰

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