B-esos

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Él estacionó el auto dentro de una lujosa cochera, tenía miedo pero a la vez me gustaba esa sensación de adrenalina en mi cuerpo.
Me bajé del Jeep y admiré su casa, era de dos pisos muy elegante. El patio delantero estaba muy bien cuidado, tenía luces navideñas ya que se acercaba la Navidad.

- ¿Todo bien?- me preguntó agarrándome de las caderas por detrás tomándome de sorpresa.

-Si si, estaba viendo tu hermosa casa- le dije un poco tímida.

-Es más linda por dentro, vamos- me tomó de la mano y me llevó hasta la puerta. Sacó su llave y la abrió, definitivamente era más linda por dentro. Con toques rústicos pero muy moderna.

- ¿Y tus padres?- le pregunté ya que era tarde y no sabía si estaban dormidos.
- Están de viaje, viajan mucho por trabajo- Sonrió
- ¿De que trabajan?- me dió curiosidad ya que se notaba que tenían mucho dinero.
- Cuántas preguntas pequeña- me dijo y sentí un poco de vergüenza.
- Estoy en tu casa, sola y ni siquiera sé tu apellido. Tengo derecho a preguntar- le dije seria y en ese momento me di cuenta de que lo que hacía estaba mal.

- Mí apellido es Vasco, y no soy de hablar de cosas personales- me tomó de la mano y me sonroje.

- Él mío es Evans- le dije a lo bajo mientras él me guiaba a algún lugar de la casa.

Subimos unas escaleras y me llevó hasta una puerta que tenía algunas calcomanías y un cartel de "No Entrar" supe que era su habitación. Tenía miedo.

Entramos y era exageradamente grande, tenía una cama enorme y un sector de sillones con una televisión. Unos estantes llenos de juegos rodeaban la televisión y unos grandes parlantes estaban colocados al lado, también tenía un mini bar en una esquina. Todo estaba muy limpio y ordenado.

- ¿Quieres algo?- me dijo mirando al mini bar, se dió cuenta de que me quedé asombrada.

- Estoy bien- me senté en la punta de su gran cama, frente a ella había un gran espejo corredizo. Él lo corrió y entró a otra habitación, era un vestidor. Al lado de éste había un baño.

Salió del vestidor sin camisa y su pantalón era de tiro bajo, marcando la entrada a su entre pierna, me di cuenta de que su físico estaba marcado y que esos kilos de más eran sus músculos. En su mano traía ropa, supuse que quería ponerse más cómodo.

Me lanzó algo a mí cara, me sacó de mis pensamientos sobre su torso desnudo. Al ver lo que me lanzó era una remera negra. Lo miré confundida.

- Oye linda ese vestido te queda muy bien, pero deberías ponerte cómoda para dormir- Al principio me sonroje pero luego pensé ¿Dormir? No lo conocía, dormir con él no sonaba agradable.

- No puedo quedarme, mis amigas no tienen en que irse, tengo que ir por ellas- fue la excusa más tonta ya que fácilmente se podían tomar un taxi.

- Tus amigas se pueden ir en taxi, no son niñas pequeñas- me dijo y luego me hizo una cara de niño triste para que me quedara.

- Pero mi auto, quedó en estacionamiento del club- mi auto realmente me preocupaba.

- No le pasará nada, tranquila. Mañana temprano te llevo hasta donde está- se acercó y me acarició el rostro. Su torso, aún desnudo, estaba delante de mí.

Pensé que no pasaría nada si me quedaba una noche, el riesgo ya lo había tomado cuando me subí a su coche y no me pasó nada ¿Que podría pasar?

Sin decir nada tomé la remera y me dirigí al baño. Volteé y le pregunté
- ¿Puedo ducharme verdad? - él sonrió al darse cuenta de que triunfó.
- Mi casa tu casa- me dijo y guiñó el ojo.

Él baño era muy elegante y grande. Tenía un gran mueble donde estaban las toallas, tomé una y me recogí el cabello. Mientras me duchaba pensaba en él y en lo sexy que se veía.

Terminé de ducharme y me coloqué la remera que me quedaba bastante larga, luego salí del cuarto y las luces estaban apagadas, él estaba acostado en la cama con el control de la televisión. Lo miré desde donde estaba.

-¿Vendrás a acostarte? Podemos ver una película- me dijo y le dió palmadas a la cama en el lugar que había junto a él.

Me acosté a su lado y me quedé mirándolo a los ojos, esos ojos negros que se veían aún más negros con sólo la luz de la televisión encendida.
Me agarró suavemente de la barbilla y me besó en los labios, seguí besándolo y puse mi mano en su cuello. Su mano comenzó a acariciar mi cintura y sentí un cosquilleo por todo mí cuerpo.
El beso se hizo más intenso, sentí que no podía respirar y él todavía se adueñaba de ellos, los mordía y me dolía pero me gustaba y el placer que sentía era muy intenso. Quería más.

Luego de besarnos por un largo rato él puso una película de suspenso y yo me quedé dormida. Nada más pasó esa noche.

EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora