Primer acto

407 47 10
                                    

La preocupación constante
de qué es lo que pasaría
cuando por fin lograra soltarte,
se volvió rutina
sin estar verdaderamente consciente
de que ser parte del mismo rompecabezas
no significa que seas la pieza que va a mi lado.

Tal vez nunca logre salir de este lago
que ni para el Inframundo se ha inventado.
No sé si estoy confundiendo
un estanque con naufragio,
pero sí sé que el vaso está lleno
y eso no es necesariamente bueno
cuando me estoy ahogando.

Aunque ya no te esté viendo los labios,
sí recuerdo que era un puto espectáculo
escucharte llorar mientras reías;
qué obra de arte tus respiraciones;
qué puto milagro mi estadía
en tus pulmones,
en tus nudillos,
en tus mejillas;
llevas marcados mis versos en tus líneas.

Quien sea que me lea
te reconocería
con sólo sentir tus pupilas
andar como copos de nieve
a pesar de la sequía.

CICLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora