| Capítulo 02 |

931 86 34
                                    

Ambos cruzaron la calle y esperaron afuera del gran edificio. Los minutos se le hicieron eternos a Thomas. Con la mirada intentó buscar las cámaras de seguridad para esconderse, pero fue inútil, no veía ninguna.

—No tiene sentido que una compañía que maneja tanto dinero no tenga cámaras de seguridad.

Thomas volteó a ver al vigilante con ojos amables y curiosos. El vigilante lo vio como un pequeño niño, la ternura lo hizo responder.

—Claro que las hay, pero no se ven, hay una en cada lado de la puerta, adentro hay una en cada esquina.

—Ya veo -fingió interés cuando en realidad lo que tenía era ansiedad, esta vez lo atraparían, necesitaba salir de ahí-¿Tardará mucho el señor Brodie? Debo llegar a casa, mamá me está esperando.

Thomas conocía perfectamente sus habilidades; una de ellas, tal vez la más importante de su trabajo, era el poder "convertirse" en un niño pequeño. ¿Quién pensaría que un niño tendría tanto poder como el que tenía Thomas?

—No, hijo por favor. No te vayas, perderé mi trabajo si el joven Brodie no te ve aquí.

La cara de preocupación del señor le tocó el corazón. Había algo con la gente mayor que simplemente podían con el.

—Ese Brodie es un desgraciado hijo de puta, ¿cierto? -suspiró pesadamente- De acuerdo, pero en verdad debo irme. ¿No puede llamarlo y explicarle que tengo hora de llegada?

—¡Muchas gracias! ¡Claro que lo llamaré! Aguarda un segundo.

Thomas no pudo evitar que una sonrisa se le dibujará en el rostro cuando el señor se alejaba alegre por poder conservar su trabajo un día mas. No podía creer que alguien con cara tan angelical pudiera ser tan cruel con la gente que ayudaba a que su empresita siguiera funcionando.

—¿Te gustan los mayores?

Dio un pequeño salto al escuchar la voz de Brodie a su espalda. Lo volteó a ver e hizo cara de desagrado al replantear la pregunta en su cabeza.

—¿Perdón?

—El vigilante. No dejabas de hablar con él y ahora no dejas de verlo.

—Si tienes que saberlo, si, me gustan los mayores.

—Entonces estas de suerte.

No había nada que le molestara más que una actitud arrogante. El rizado podía llegar a ser demasiado egocéntrigo, lo suficiente como para que no le molestara SU actitud arrogante.

—¿Lo dices por ti, niño mimado? - Newt rió fuertemente, como no lo había hecho desde hace mucho tiempo; tanto, que nadie en la empresa lo había escuchado reírse así. Todo el mundo se sorprendió al escucharlo y lo observaron curiosos- ¿Yo soy el que no tiene educación? ¿No te enseñaron nunca que no debes reírte de manera escandalosa?

—Lo siento, lo siento - dijo mientras intentaba mantener su risa bajo control - Es que eres un niño muy extraño y me sorprendió una actitud tan arrogante de parte de alguien a quién esta esperando su mami.

—¿Desde hace cuanto me estás haciendo esperar sin razón?

—Desde hace como cinco minutos. Ya estaba abajo cuando tu llegaste.

—Joven Brodie, buenas tardes, ya está aquí.

—Sí, ya lo vi. Eres muy amable, James. Sí mi padre pregunta por mi, avísale que salí con un amigo - Volteó a ver a Thomas - Vámonos.

—¿Que? ¿No hablas inglés? Creí que habías escuchado que mi madre me espera, tengo que irme.

Newt comenzó a caminar, tomó a Thomas del brazo y lo jaló para que lo acompañara. El menor casi tropieza al no darse cuenta que tendría que moverse, lo que hizo que Newt comenzará a reírse de nuevo. Había algo en ese chico que lo hacía sonreír, a pesar de su extraña aura negativa que lo rodeaba, haciendo que aparte de felicidad, se sintiera nervioso.

Estocolmo [Newtmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora