Capítulo 7.- Hermana

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La jornada terminó y llegó la hora de salida de todos

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La jornada terminó y llegó la hora de salida de todos. Eran las 8 de la noche. Wilson y Nicole quisieron quedarse a ayudar a Tony con la limpieza, pero él no se los permitió.

A las 9 de la noche, salió muy cansado, se sentía también algo mareado, dolía su estómago vacío. Sin embargo caminó feliz, había ayudado a sus nuevos amigos y eso lo hacía sentir contento. Revisó su teléfono, tenía unos mensajes de su hermana que le habían llegado en la tarde, pero justo después de que los recibió le llegó la notificación de que se terminó su saldo, y ya no pudo contestarle.

Mauro cerró el restaurante un rato después de que Tony se fuera. Estuvo ocupado con los detalles de la cena especial que tenía estimada para el fin de semana.

Tony llegó al edificio casi arrastrando los pies, empezó a subir las escaleras y sintió una punzada en su cabeza. Con sus manos apretó el lugar donde sentía la molestia y se sentó a mitad de las escaleras, su departamento en el tercer piso en este momento parecía muy lejano. Su teléfono vibró de pronto, era una llamada.

Sacó el celular de su pantalón pensando que era Elena, al responder resultó que eran los de la compañía telefónica recordándole que se había atrasado en su pago del mes.

En ese momento sintió tristeza de no poder contestarle los mensajes a su hermana, ya que no sabía cuando podría pagar esa cuenta, no quería preguntarle a su jefe cuándo y cuánto le daría de salario, era demasiado orgulloso para iniciar esa plática con el amargado.

Se abrazó así mismo y se recargó en la pared, casi se hizo un ovillo pues el frío del concreto alivió su dolor de cabeza. Sin darse cuenta, se quedó allí dormido.

Mauro venía subiendo las escaleras y se sorprendió de verlo tendido allí. Iba a hablarlo, pero vio que tenía su celular en la mano, este brillaba en la pantalla con una llamada perdida, y un segundo antes de que se apagara la luz del móvil, alcanzó a ver un mensaje abierto que decía "Me preocupas, monstruo verde".

El Chef quiso saber, si era Lenard o Dan quien había mandado aquel mensaje, a lo mejor y Tony había hablado a sus amigos para decirles lo déspota que había sido con el chico desde el momento en que llegó. Por un segundo dudó en ser metiche, pero no quería quedarse con la curiosidad.

Con cuidado, tomó el teléfono de la mano del chico y al querer leer los mensajes, una llamada del mismo número entró. Por accidente respondió la llamada.

Rodando los ojos, puso el celular en su oído. Una chica se escuchaba histérica del otro lado.

¡¿Porqué no me contestas, pedazo de monstruo verde?! ¡Estoy muy preocupada por ti mono tonto! ¡Esta no es forma de tratar a tu hermana!

Mauro sonrió un poco, esta chica hablaba casi igual que Tony.

—¿Ya conseguiste dinero? No puedes sobrevivir comiendo cereal solamente. Estoy segura que solo comes uno o dos platos de cereal al día para soportar el hambre. El día que te fuiste no teníamos más que el dinero del pasaje y no he podido dormir pensando en como estás. Conseguí un préstamo pequeño. Mándame tu número de tarjeta bancaria para que te haga un depósito y puedas comparte un poco de despensa.

Tony, chocolate y picanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora