LA PROFECIA NO CUMPLIDA

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El aire soplaba fervientemente en la ciudad. El olor a sangre coagulada y cadáveres en descomposición era lo que desprendía la ciudad. Hellbound y demonios por igual caían continuamente, rendidos ante el beso de la muerte.

Una niña, agazapada bajo un barril y cimientos, temía por su vida. Sus padres habían sido asesinados en frente de sus ojos, y pudo escapar gracias a que ellos dieron su vida por ella. La pequeña rezaba, con los ojos llenos de lágrimas.

- Por favor… – Susurraba la pequeña – Si alguien me escucha allá arriba… ayúdennos. Mis amigos están muriendo… mi familia murió… Y yo, quedé sola…

 La cría calló por un segundo, pues empezaban a escucharse gritos y rugidos, lamentos y chillidos. No había nada que hacer. La ciudad estaba siendo arrasada por una horda de seres que no dudarían en matar hasta a la más pequeña y delicada forma de vida.

- Nunca he visto un ángel… – Continuó la niña – Mi familia siempre dijo que ellos nos protegen... se los pido por fav…

Antes de terminar la oración un demonio Rayx en la entrada del barril. El ser que tenía seis brazos, era parecido a una cucaracha pero gigantesca, y por su boca escupía una baba verdosa que descomponía todo a su paso. La pequeña gritó. El demonio intentó atraparla con uno de sus brazos pero no alcanzaba. Sin embargo, solo era cuestión de tiempo para que el barril y los cimientos fallaran, y entonces el demonio la mataría, o la pared la aplastaría.

- ¡¡Sálvenme!! – Gritaba – ¡¡Por favor que alguien me ayude!!

El grito desesperado de la pequeña podía oírse a cierta distancia, pero nadie la escuchaba. No había quien pudiese salvarla.

Entonces una lanza fue clavada en el pecho de la criatura. El demonio Rayx lanzó la baba tóxica hacia la niña, pero ella fue más rápida y se acurrucó en el barril. La baba desintegró la tapa trasera del barril y pudo salir. Entonces la chiquilla pudo ver quién había sido su salvador.

Al frente de sus ojos, un ser divino se alzaba imponente. Una mujer, morena de cabello negro, con rasgos hindúes, cuerpo atlético, y ojos azules tan brillantes, que penetraban hasta el alma misma. Medía alrededor de un metro setenta, y las alas eran lo que más resaltaba de su cuerpo. Dos pares de alas blancas, tan grandes como sus brazos la cubrían, para que la sangre tóxica de la criatura no la tocara.

La mujer observó a la pequeña niña que se levantaba titubeante. La miró con ojos dulces pero fríos. El demonio Rayx comenzó a moverse, y ella finalizó el trabajo, sacando con la mano derecha una pequeña daga, y clavándosela en la cabeza al demonio.

La pequeña no podía creer lo que estaba parado ante sus ojos. Sus plegarias habían sido escuchadas. La mujer comenzó a acercarse hacia la niña, con paso decidido. La humana intentó retroceder, pero el ángel ya había llegado hasta ella, tocando su cabeza suave y cariñosamente. Sonrió.

- Eres una niña muy valiente. – Dijo el ser celestial, agachándose un poco – ¿Cómo te llamas?

Ella titubeó por un instante, pero se calmó al ver la mirada tranquila y protectora de la mujer.

- M… Mey… – Susurró ella – Me llamo Mey Walkerburn…

- Bueno Mey, eres una gran niña, te agradezco que me llamaras. – Dijo el ángel, levantándose –

Levantó su mirada hacia el ángel, y preguntó.

- ¿Yo te llamé? – Preguntó Mey –

- Así es. – Respondió el ángel – Yo soy amante de los niños, ¿sabes? No podía dejar que algo te pasara.

Hellbound: El infierno en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora