Yo ya no puedo fingir más

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La noche empezaba a caer sobre la ciudad mientras esperaba en la puerta del estudio a que saliera la princesita del grupo, también conocida como Anthony, que para no perder costumbre, era el último. Estaba pensando en una lista de posibles razones que explicaran su actitud con Mike pero  no se me ocurría ninguna que tuviera algo de sentido.

— ¿Es de Anthony? — Eric se apoyó sobre la fría pared de aquel edificio mientras yo le miraba con cara de póker sin saber de qué hablaba — me refiero a la sudadera

— Sí, me la prestó mientras veníamos — le vi negar con la mirada fija en el suelo y una sonrisa de oreja a oreja — ¿Qué? ¿Te parece gracioso? — pregunté molesta aunque pronto me arrepentí de mi forma de hablarle — lo siento, no quería ser borde.

— Eres la primera mujer a la que le deja su ropa — siguió riendo

— No es la primera vez que me lo dicen — susurré

— ¿Ya habéis hecho las paces? — preguntó curioso — este mediodía no parecía que estuvierais bien

— Ni siquiera hemos hablado más del tema — ¿qué clase de pregunta estúpida había sido esa? ¿Cómo se suponía que tenía que estar después de que el imbécil de Anthony terminara jodiendo lo que era una simple comida con mi mejor amigo? — Dime una cosa Eric, ¿por qué lo hizo? — pregunté con esperanza de que pudiera contarme algo

— ¿Cómo?

— Pfff... — soplé. Odiaba que se hiciera el tonto de esa manera — ¿qué fue lo que hizo Mike para que no me dejara ir a solas? Cada vez que le nombro puedo ver como todo su cuerpo se tensa...

Eric vaciló por un momento pero enseguida contestó

— Eso es alg que deberías hablar con él

— Oh, ¿En serio? — protesté — creí que confiabas en mí pero ya veo que no

— Hazel, él es mi amigo — y antes de que pudiera abrir la boca para recriminar sus palabras continuó. Como si fuera capaz de leerme el pensamiento — y tú también y créeme que me gustaría pero...

— ¿Pero qué?

— Que hay límites que no puedo pasar y eso es algo que Anthony debería explicarte y no yo. Mas que nada porque es a él a quién le salpica la historia

— Es por celos, ¿verdad? — enarcó una ceja como si yo estuviera diciendo la tonteria más grande que se había inventado nunca — contesta... ¿es por eso?

— ¿Celos? — asentí con la cabeza — ¿Crees que Anthony es celoso hasta el punto de separarte de las personas que quieres aun cuando tu y él no sois nada?

Visto así tenía hasta sentido pero eso no respondía mi pregunta. Aun así Anthony era como era, una caja de sorpresas no apta para todos los públicos

— Dímelo tú

— Hasta donde yo sé aun no te ha apartado de mí — se separó de la pared para ponerse frente a mí — y si fuera por celos, tiene más motivos para hacerlo, créeme

— ¿Por qué iba a tener más?

No dijo nada más y sin darme tiempo a reaccionar, estampó sus labios contra los míos, haciéndome tambalear por un momento ¿Qué coño estaba haciendo este hombre? ¿Acaso el calor que hacía hoy California le afectaba al cerebro? No era consciente de cuantos segundos llevábamos así pero lo aparté con fuerza hacia atrás

— Eric, por favor... — susurré sin poder mirarle a los ojos, sintiéndome culpable de todo— no puedo hacerte esto

— Yo...no quería — dijo mirando hacia el suelo — será mejor que me vaya

One In A MillionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora