Perdí el control

830 31 4
                                    

[Pov Anthony]

Apoyé mi cabeza en la pared del ascensor mientras mantenía mi mirada fija en el espejo. ¿Qué coño acababa de hacer? Y lo peor de todo ¿por qué?. Era de agradecer que Hazel no saliera tras mi búsqueda después de lo que acababa de pasar. Sí, yo sabía que Michael estaba enamorado de ella, al igual que para ella él solo era como un hermano, yo no había hecho mada malo y sin embargo me sentía culpable. Golpeé mi frente con mi mano como si aquello fuera a ayudarme a que ella saliera de mi cabeza. Había intentado alejarla con mi actitud de completo gilipollas olvidándome de que ella ya no era la misma chica que dejé en Seattle, aquella que se daba la vuelta e ignoraba mis ataques. Ahora ella era capaz de plantarme cara, y, eso me gustaba pero inconscientemente la acercaba más. En tan solo unas horas se estaba convirtiendo en mi peor pesadilla. Bajé del ascensor y saqué el móvil para llamar a Eric.

— Boo, ¿estabas dormido?

— No hombre, estaba practicando para cuando me muera. ¿Qué coño quieres?

— Necesito ir a tu casa

— Pero... ¿tú no estabas con la petarda esa que subiste a casa?

— No, ya no.

— ¿Qué ha pasado?

— Te lo cuento cuando llegue.

— Está bien. No tardes.

Eric apenas vivía a diez minutos de mí, así que no hacía falta coger el coche, además que tal como iba la cosa, andar me vendría bien para despejarme. Las calles estaban prácticamente vacías, lo cual, era bastante extraño para estar entre semana. Conforme iba llegando aceleré mi paso hasta que llegué al portal y llamé al timbre. La puerta se abrió y fui directo a las escaleras hasta llegar al quinto piso donde Eric vivía.

— Espero que sea importante — Eric me invitó a pasar, dejándome ver la que tenía liada en el salón. Thomas, Colton y Joey estaban allí.

— Creí que estabas durmiendo.

— Es que me lo pusiste tan a huevo que...

— A partir de ahora te vamos a llamar Tony, el eyaculador precoz — Thomas estalló en carcajadas.

— Si al menos fuera cierto lo aceptaría — dije fulminándole

— Uy, no traes buena cara. ¿Qué ha pasado? — preguntaba Joey — Vamos, mueve tu jodido culo de ahí y siéntate con nosotros. Queremos todo tipo de detalles.

Mierda, mierda, mierda. ¿En qué puto momento se me ocurrió venir aquí? Era Hazel y no una cualquiera, así que eso de todo tipo de detalles se iba a quedar en el aire. Yo solo iba a contarle esto a Eric y no a todos. Me senté entre Thomas y Colton mientras me miraban expectantes.

— Y... ¿bien? — Colton me golpeó el brazo — ¡Maldita sea! ¿Quieres hablar ya? — claro, como si aquello fuera tan fácil, amigo

— ¿Te has desnudado y ha salido corriendo?

— ¡Eric! — grité, aunque tenía que reconocer que me había hecho gracia — por favor..

— Pues venga, que no tenemos todo el día.

— Que impaciente eres Thomas — cogí aire mientras pensaba en cómo omitir detalles — el caso es que fui yo quien la rechazó — ya estaba dicho aunque no fue buena idea decir nada

— Sí claro — Eric reía — y Beyoncé es mi mujer — le miré fijamente y de mala gana, lo cual confirmaba que yo decía la verdad — Ostia puta que va a ser verdad. ¿Nos vas a contar el por qué? o... ¿voy a tener que apuñalarte hasta que lo sueltes?

— Ya voy, ¡joder! no me presiones

— Eso, que luego solo nos cuenta la mitad — me reí con aquello que dijo Colton porque era justo lo que iba a hacer de todos modos.

— Pues... iba todo bien... subimos a casa y estuvimos hablando y bebiendo un rato, y cuando ya lo tenía todo hecho... apareció ella con mi camiseta de los Hawks y luciendo palmito y... simplemente no pude y me fui al baño a refrescarme la cara.

— ¿Ella?

— Claro Joey, Hazel, que pareces tonto tú también — Eric estalló en carcajadas — ¿Qué más? ¿te quedaste en el baño hasta que ellas se evaporaron?

— No tiene gracia imbécil — grité — al salir, Abbey me propuso que la llevara a mi cuarto y le dije que no. Y ya está, se fue mosqueada. FIN.

— ¿Y luego?

— Luego nada Eric. Hazel se fue a su cuarto y yo me vine aquí.

— Ya, claro.

No aguantaba más a Eric, ni siquiera entendía como alguien tan idiota podía ser mi mejor amigo, así que antes de ponerme a discuir con él decidí salir al balcón a fumarme un cigarro y relajarme.

— Anthony... ¿estás bien? — Thomas me había seguido.

— No, así que si vienes a taladrarme la cabeza o a reírte como Eric... mejor vete.

— Sé que ocultas cosas, nadie se va de su casa por eso.

— ¡Qué inteligente! ¿Lo has descubierto tú solo?

— No intentes hacerte el duro — me giré para ver exactámente que era lo que quería decir — mira, tú sabes que Lauren es mi mejor amiga y que en su día no estuve de acuerdo cuando decidisteis ponerle punto final a vuestra relación.

— Eh, espera.... ¿a dónde quieres llegar con esto? — le miré algo desconfiado.

— Déjame terminar, ¿quieres? — asentí — lo que quiero decir es que pensaba que el motivo de vuestra ruptura solo era una excusa para tú volver a ser el mismo idiota de siempre, pero... — alcé una ceja ¿el mismo idiota de siempre? — desde ayer que llegó Hazel me di cuenta de que no. De quien es ella a quien amas y lo has hecho siempre.

— No te equivoques, no siento nada por ella.

— Cada vez que hablas de ella te brillan los ojos. — hizo una pausa — Mira, tal vez a ellos puedas engañarles o tal vez hacen ver que te creen para no discutir pero conmigo eso no funciona y si has venido aquí es por algo más — Puto Thomas, ¿por qué me conocía tan bien?

— Perdí el control, eso es todo.

— ¿En qué sentido? — debería haberme callado — Prometo no contar nada.

Resoplé varias veces. Sabía que Thomas no iba a dejarlo pasar así como así y que estaría torturándome hasta contarle algo creíble y para él, algo creíble era contarle la verdad. Una verdad que hasta yo mismo desconocía hasta hace un momento.

— En el sentido de que me vuelve loco. Desde que llegó es todo una puta tortura. Estoy reviviendo el pasado pero al revés y ahora es ella la que me planta cara y eso me gusta pero.... necesito alejarla porque no quiero que toda esta mierda le salpique, pero, cuanto más quiero alejarla, más se acerca y yo ya no sé si es porque es su jodida venganza por lo que le hice o qué coño quiere de mí — me estaba alterando — y cuando la vi aparecer con mi ropa enseñando medio culo perdí la cabeza y lo único que podía hacer era pensar en ella, en como serían sus besos..... en fin, en su todo y cuando por fin Abbey se marchó nos besamos y estábamos a punto de hacerlo cuando....

— ¿Cuando qué?

— Cuando Michael apareció llamándola su chica y yo... necesité simplemente huir y reflexionar — Thomas se había quedado inmóvil — Joder, di algo. No te quedes así

— Estoy asimilando todo — aquello no me ayudaba — entonces... ¿la quieres?

— No lo sé — claro que sí, le quería. Le había querido siempre pero nunca imaginé que de esta forma. Se había convertido en la única entre un millón. La única a la que de verdad podría amar pero Thomas no tenía que saberlo. Rectifico, nadie tenía que saberlo.

One In A MillionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora