Celos

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Nos encontrábamos camino de la pizzería, cedí el asiento de copiloto a Eric para que pudiera estar tranquilamente con su amigo.

- ¿A qué hora empezaba el partido? - Eric preguntó.

- A las 21:30, aun tenemos tiempo de ver los dos últimos cuartos y luego justo cuando acaba hemos quedado con los demás.

Sí, tal como me dijo al llegar, esta noche salían de fiesta. Las chicas me insistieron para ir con ellos, incluída Lauren a la que no podía ni ver, pero la verdad es que quería descansar; desde que llegué esta tarde apenas pude hacerlo. Les prometí que me apuntaría a la próxima sin dudarlo.

Llegamos a la pizzería pero no había forma de aparcar.

-¿Qué le pasa hoy a la gente?

- Déjalo en doble fila - murmuré - ya me quedo dentro y si viene algún policía daré una vuelta a la manzana.

Anthony me miró fijamente y dudando de si debía hacerme caso y dejarme al mando de su deportivo.

- Anthony... - Eric suspiró cansado por el comportamiento hostil que su amigo sentía hacia mí.

- Está bien - suspiró mientras dejaba caer las llaves en mi mano - más te vale que no le pase nada a MI COCHE - recalcó aquellas dos últimas palabras como si en ellas le fuera la vida.

Y dicho aquello ambos bajaron del coche y yo hice lo mismo para sentarme en el asiento del conductor por si acaso debía mover el coche. Mientras lo hacía, no pude evitar mirar hacia aquellos dos. Eric era un encanto y Anthony parecía otro. El gesto de su cara se tornó suave y la forma de comportarse era la de un niño lleno de vida. Sentía envidia de Eric, ¿por qué conmigo no se comportaba así? No entendía el por qué me veía como si fuera su enemiga, alguien con el que odiaba profundamente estar. Todo aquello me confundía.

Miré mi reloj y mierda, había olvidado llamar a mi madre. Corriendo marqué su número.

-¿Mamá? Se me olvidó llamarte cuando llegué - ella respondió algo alterada - No, es que nada más llegar tuve que cambiarme para ir a ensayar, resulta que el grupo con el que voy a trabajar es el de Anthony - aquello pareció abrirle el cielo, él siempre le había caído bien y ahora me cosía a preguntas pero por suerte empecé a escuchar sus risas acercándose - Oye mamá tengo que colgar . Ya hablaremos.

Y rápidamente colgué dejándola con la palabra en la boca. Abrí el coche y volví a mi asiento.

- ¿Ya hablabas con el novio? Mike no debería preocuparse.

-¡Mike no es mi novio! - medio grité ofendida - era mi madre.

- Así que Elisabeth...- se quedó pensativo - hace seis meses que no hablo con ella.

Mis ojos se abrieron como platos.

- ¿Tú hablas con ella? - no podía creerlo. Sus labios se torcieron dejando a la vista su sonrisa más maliciosa.

- Además se llevan bien - añadió Eric.

Sin duda alguna ella me debía una explicación

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Por fin llegamos al apartamento, Mike se encontraba como un alien abducido por el televisor.

- ¡Eric, cuanto tiempo! ¿Anthony te obligó a ver a los Hawks?

- Más o menos, ya sabes que los Hawks no me van mucho

Ambos se abrazaron y se sentaron en el sofá mientras Anthony yo preparábamos la mesa. Ambos en silencio y echándonos alguna que otra mirada poco amistosa.

- Pero... ¿qué hace alguien como tú poniendo la mesa? - Eric se había levantado y rodeó mi cintura por la espalda. ¿Qué hacía? me estaba volviendo loca - siéntate y descansa, yo ayudo a Anthony.

Hice caso y me senté en el sofá. Vi como a Anthony se le desencajó la mandíbula ante aquella escena. Seguramente luego tendría una larga charla con él sobre no acercarme a sus amigos pero ni me planteaba hacerle caso. Se podría decir que Eric me gustaba, aunque no de forma como para tener algo serio con él. Él era demasiado bueno para mí, no lo merecía.

Justo cuando se acercaron al sofá hice un hueco a Eric para que se sentara junto a mí, pero claro, Anthony no era él sin montar su numerito y lo empujó disimuladamente hacia un lado para sentarse él.

- Que corra el aire entre vosotros.

- No tengo intención de secuestrarle - añadí.

- Por si acaso

- Vamos, no seas así con ella. Ha sido culpa mía - Eric se disculpaba.

Mike y yo nos miramos y levantemos los hombros a la vez, haciendo el típico gesto de no entender nada de lo que estaba pasando. Me quedé viendo el partido en silencio mientras los tres mosqueteros saltaban e insultaban a la tele. Nunca llegaría a entender tanto fanatismo, aunque por suerte esta vez, los Hawks ganaron.

- Voy a cambiarme, no tardo - Anthony se fue hacia su cuarto.

- Perdona por el numerito de Anthony - Eric se acercó hacia mí

- Tranquilo - le resté importancia - estoy acostumbrada a sus idioteces.

- No entiendo por qué te trata así - me mordí el labio sin saber que decir. Al menos sus palabras me confirmaban que no eran imaginaciones mías - ¿Seguro que no quieres venir?

- Seguro, ya hablé con las chicas y les dije que para la próxima vez.

En ese momento Anthony salió de su cuarto. ¡Maldita sea! ¿Cómo podía ser tan condenadamente guapo? Se pusiera lo que se pusiera siempre se veía bien.

- Hasta mañana

Se despidió dando un portazo y dejándonos solos a Mike y a mí. Por su culpa me sentía incómoda con mi mejor amigo ¿qué diablos me estaba haciendo? Volví junto a Mike.

- ¿Qué tal fueron los ensayos?

- Bien, supongo

Aquella maldita pregunta me descolocó por completo y ya solo podía pensar en Anthoy y Eric. Eric y Anthony. Y así todo el rato. Mike seguía hablando pero yo ni siquiera podía escucharle. Empezaba a imaginar a Anthony en la discoteca rodeado de chicas y empezaba a arrepentirme de no haber ido con ellos, aunque eso no solucionaba nada.

- Hazel ¿me estás escuchando? - Mike alzó la voz

- Lo siento - murmuré - no me encuentro bien, me voy a acostar.

Una vez en la cama me puse a enviarme whatsapp's con Rachel, contándole todo lo que había pasado hoy. Intenté dormirme varias veces pero fracasaba una y otra vez. Así que volvía a recurrir al móvil para despejarme, hasta que la puerta de casa sonó. Miré el reloj y eran las 6:30. Escuché a Anthony hablar con alguien. No tardé en darme cuenta de que no era Eric, sino una chica la cual había subido a "tomarse la última copa". Empecé a imaginarla besando a Anthony, acariciando cada centímetro de su cuerpo y a él haciendo lo mismo con ella. Empecé a morir de rabia y celos y en lo único que podía pensar era en boicotear aquel encuentro.

One In A MillionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora