Capítulo 20. Maratón 1/3

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-NARRA NIALL-

- Oh! Entonces era eso… y ¿Cómo estás?

- No lo sé… -hice una mueca –quiere que nos veamos, pero no estoy seguro de si ir o no.

- Pues, tal vez no sea importante mi opinión, pero deberías ir, por lo menos para sacarte un peso de encima.

- Pero no quiero ir –dije como un niño terco-

- Entonces no lo hagas –dijo y me sorprendí por la respuesta y la miré, en realidad no me esperaba que dijera eso –es total y completamente tu decisión, si haces algo de mala gana, es muy probable que no vaya a salir como esperas.

Asimilé sus palabras, algo no estaba bien.

-Wow!, palabras sabias viniendo de alguien que competirá sólo porque, un tal Harry, la está obligando –dije sarcástico, lo sé, me estaba comportando como un idiota aún cuando ella sólo trataba de ayudarme.

Me miró y tomó un largo trago de aire.

- Ajá, tienes razón –dijo un poco cortante, y giró su mirada a la ventana viendo a través de ella.

- Nunca quisiste hablar de eso? –pregunté

- ¿Hablar de qué?

-De lo que pasó con tus padres, ya sabes, ese día.

- No –respondió todavía mirando a través de su ventanilla.

-Tú misma dijiste que eso pude ayudar en muchos casos.

-No es igual.

-Acabas de decirlo _______, eso podría aliviar un peso.

- Yo puedo manejarlo, no es la misma situación de “Niall el grande” reprimiendo lo que le hace daño –hizo comillitas con los dedos al decir mi nombre.

- Bueno, pero algún día tendrás que sacarlo, todos tenemos un límite

- No todos –respondió bajito

Luego hubo un silencio, se podía escuchar las respiraciones. De repente el silencio fue roto por un pequeño rugido, me giré a verla. ¿era su estómago?

- _______ ¿Qué fue eso?

- Nada –dijo rápidamente, empezando a tocar sus dedos como hacía cuando estaba nerviosa. Cuando me miró observando su mano, la ocultó rápidamente.

-¿Tienes hambre? –recordé que sólo había tomado una taza de café

- No no –dijo riendo nerviosamente

- ¿Qué almorzaste? –yo sabía un poco de esas cosas, seguro estaba en una de esas dietas locas de las chicas.

- Eh… una ensalada.

- ¿Y no comiste nada hasta ahora? ¿Siempre haces eso?

- No, ya que tengo que ir a almorzar a mi casa, cuando llego a la piscina me compro algo, hay un señor que vende sándwiches, no lo viste?-

Sí, lo había visto a veces dando vueltas por ahí.

- Entonces hoy no te compraste uno?

- emmm… -se puso nerviosa, más de lo que estaba –no hoy… yo no … umm… no tenía dinero –dijo finalmente en un suspiro avergonzado

Eso era, ¿acaso ella tenía vergüenza de no tener dinero?

- Pero si comes en tu casa, deberías simplemente comer un almuerzo completo ahí.

- Eh… sí verdad? –dijo, ahí estaba ella restándole importancia a las cosas, otra vez.

-¿Quieres que paremos a comer algo? –le dije

- No, iré a cenar a casa, no tienes que preocuparte –me sonrió –no creo que a ellos les agrade.

- ¿Qué? –la miré, su rostro era como de arrepentimiento por haber dicho algo que no debería. Espera… recordé el día que había ido a cenar en su casa, todos recibieron sus tacos, pero ella una ensalada… “no creo que a ellos les agrade”… ¿Qué demonios? -______ estás a dieta o algo?

-No –respondió negando también con la cabeza.

- … o ¿te obligan a no comer? –dije, aunque ya sabía la respuesta, todo encajaba perfectamente. Ella apretó su mandíbula, pero su rostro pronto se suavizó.

- No estoy a dieta –se rió –y no, no me obligan a no comer, eso es tonto, ¿Qué clase de padres hacen eso? No pienses esas cosas! –rió otra vez.-

Exacto! ¿qué clase de familia hacían eso? Me puse a pensar en todo lo que me había dicho _____, ella quería salir de esa casa…

- Está bien –respondí, era muy probable que hoy cenara una ensalada también o quizás no cenara para nada. Había tantas cosas que ______ callaba, ¿Por qué?

La dejé en su casa y volví a la mía. Al llegar me lancé al sillón y me quede ahí sentado mirando a la nada, respirando pesadamente, como si todo lo sucedido en el día impidiera que mi pecho se levantara completamente para respirar bien. Lo que me había dicho “mamá” daba vueltas por mi cabeza. ¿Qué era lo que quería explicarme? ¿Qué en realidad nunca me quiso y que me había dejado sin siquiera pensar en qué sería de mí?

La idea de ir a verla yo solo… ni siquiera recordaba cómo lucía. El único recuerdo que tenía de ella, era su rostro borroso diciendo que volvería.

De repente entró Clara con dos vasos de refresco.

- ¡Oh! ¿No está _____ contigo? –preguntó un poco decepcionada

-No Clara, la deje en su casa –le respondí componiendo mi actitud rápidamente

- Deberías traerla más seguido

La miré con confusión - ¿Por qué? –pregunté

-Me agrada que esté aquí, ella tiene algo…  -me miró con ojos maternales-

-¿Por qué me miras así?

- Es como si trajera un poco más de vida a esta casa, además me gusta mucho lo que hizo contigo – sonríe-

- ¿a qué te refieres con “lo que hizo conmigo”? –dije

- Bueno, ha sacado tu mejor lado, ese que has intentado olvidar.

-Sigo sin entender – fruncí el ceñ-

 Cuando vino a preparar el pastel, yo subía a tu habitación con refresco y los vi durmiendo.

- oh!

- Estabas echado a su lado y te veías tan en paz, ese rostro que no pusiste en mucho tiempo, estaba ahí, en realidad me agrada. –dijo con los ojos perdidos

- Ah está bien Clara, lo que digas –respondí, me reí en mi interior, eso no era posible, para nada. Mi rostro era el mismo que siempre y nada había cambiado, a veces Clara podía dejar su imaginación descontrolarse.

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Dentro de 5 min subo el siguiente!!!! -Andrea-

El trato {Niall Horan}♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora