El trato {Niall Horan}♥

Capítulo 27.

  NARRA ______

El viernes me levanté con una sensación pesada, era un día antes de mi competencia. Este año sería una completa porquería, como los anteriores, ni Luke ni Harry estarían ahí.

En clases me puse a considerar la posibilidad de simplemente no ir, sólo llamarían mi nombre un par de veces y listo. Nadie iría a verme entonces nadie se extrañaría por mi ausencia. Mi celular vibró en mi bolsillo sacándome de mis pensamientos con un mensaje: /Niall: Iré a tu escuela y nos iremos a la casa de Liam/ Suspiré, para Niall era todo tan fácil, sólo tenía que decirlo y todos debían obedecer. Rodé mi ojos y respondí: /_____: No lo creo, tengo que recoger en casa mi bolso para la piscina, además no quieres que mis amigos te conozcan o si? Era una de tus condiciones./ Miré a mi alrededor, todos mis compañeros de clases estaban en su mundo. Amigos… se podría decir que los tenía, aunque me daba la sensación de que estaban ahí más por Vicky que por mí. Giré mi cabeza a Vicky sentada a mi lado que tomaba nota de la clase. Clavó sus ojos en mi teléfono cuando la pantalla se prendió a causa de un nuevo mensaje.

-¿Es Niall? –preguntó Vicky.

Asentí, ella sacó su móvil del bolsillo de su campera y lo observó por unos segundos esperando algo. Una de las primeras teorías que mi mente formuló ante esta acción fue que ella esperaba que Niall le enviara un mensaje también. Frunció los labios y guardo su teléfono de nuevo. Giré mi cabeza para leer el mensaje: /Niall: No los quiero conocer, así que te espero una cuadra antes. Iré a tu casa a recoger tu bolso, habrá alguien para pasármelo?/ escribí lentamente la respuesta:/Hoy Mathew no tuvo clases, él te lo dará/ Casi instantáneamente, recibí su respuesta:/Bien, te llamo cuando haya llegado/

No creí que ese mensaje necesitara una respuesta. Era una pérdida de tiempo tan sólo el discutir. Decirle que ese día no me sentía con ganas de ver a un montón de personas presumidas e intolerantes, es decir él y sus amigos, no tenía caso.

-Maldita sea- susurré apoyando mi cabeza en mis brazos sobre mi pupitre para dormir.

-No tomarás apuntes hoy? Aún no entiendo cómo es posible que te vaya también en estas materias, sin ni siquiera mantenerte despierta durante clases. –Sonreía ante las palabras de Vicky, que no apartaba la vista del pizarrón.

Lo que ahora decía el profesor, lo había estudiado en casa hace mucho, había hecho un resumen y un mapa conceptual. Mis padres me hacían estudiar todo el tiempo, controlaban los temas y el tiempo de estudio. Era muy probable que aún estando en penúltimo año, pudiera aprobar los exámenes de último año sin problemas. Ellos tenían la extraña idea de que mi promedio no era totalmente perfecto porque no estudiaba lo suficiente. Lo que ellos no entendían era que mi promedio no era perfecto debido a una materia: Gimnasia. El problema que tenía en la rodilla no me dejaba correr ni saltar, si se inflamaba mi entrenador no me dejaba entrar al agua y yo había puesto mis prioridades. Nadar me era más importante que aprobar gimnasia. Esta situación era ignorada por mis padres, así que tenía que estudiar, estudiar y estudiar.

Veía como Vicky tomaba notas perfectas, siempre tuve la sensación de que ella quería ganarme en todo. Cuando le conté que había ganado un puesto en un  campeonato de natación, ella se inscribió a Tenis y obtuvo un lugar en un campeonato parecido. Lo que no le dije es que yo sé que en realidad ella pagó por un lugar ahí. Cuando le dije sobre las clases extras en el colegio de Niall, ella se inscribió una semana después. Cuando yo hablaba sobre algún libro que me había gustado, me interrumpía y enumeraba los muchos libros que ella había leído. Y así sucesivamente. De todas formas, me parecía absurda la idea de que ella tratara de parecerse a mí, no había punto de comparación, ella era mejor en todo.

Aún a pesar de todo lo que yo había descubierto sobre ella, la consideraba una amiga, quizás la más cercana que tenía. Me juntaba con un grupo de chicas y con ella, todas me parecían buenas. Intentaba siempre incluirme en las conversaciones por muy aburridas que sean. Muchas veces era yo la que no tenía nada mínimamente interesante que decir. Tenía que darles la razón a mis padres en eso, era muy difícil para mí hacer amigos y mucho menos “contactos” como decía mi padre.