Caminamos durante algún tiempo hasta llegar a una inclinación del terreno. Todo en un silencio absoluto únicamente interrumpido por algunos murmullos entre Jonathan y Harley.
—Colocaos en una fila de uno para saltar.—Ordena Harley.
Voy hacia el final para colocarme con gente detrás de mí. Me coloco, pero las personas de detrás dejan un espacio considerable en comparación con lo que sería normal. No sé si es porque me tienen miedo, o porque les parece gracioso excluir a una persona, sea cual sea esa razón los miro mal, no me parece correcto que hagan eso.
La fila avanza poco a poco, pero como estoy casi al final tardo en llegar a una zona dónde pueda ver cómo saltan para hacerme una idea.
Harley le hace un gesto al siguiente para que salte y la persona a la que le toca avanza unos pasos hacia atrás para a continuación correr y saltar.
No cae hacia abajo, no va hacia arriba, no avanza recto en el aire. Simplemente desaparece en medio de la nada. Ni un ruido, ni un golpe, ni un grito, sólo desapareció.En mi mente sin recuerdos no me acuerdo si cuándo tenía nueve años o menos esto era algo normal que ocurría cuando querías ir a algún sitio. Si este era el medio de transporte normal para desplazarse puedo decir que jamás se me hubiera ocurrido. Llega mi turno y miro nerviosa a Harley, no sé qué hacer.
—Tranquila, es fácil. El PT está configurado, simplemente tienes que atravesarlo. Los solemos colocar en sitios al borde de una altura grande porque a la gente le resulta psicológicamente más fácil que dar un simple paso.—Frunzo el ceño, para mí no tiene mucha lógica—Ahora ya es algo normal, pero se quedó la costumbre de los viejos tiempos.—Se encoge de hombros y se coloca bien la bandana.—Bueno, simplemente coge carrerilla y salta, de frente, no vayas a irte mucho a algún lado del PT.
Suspiro, sacudo los brazos, miro de frente a la nada, observando un paisaje desértico, sin los árboles que quería ver, sin ningún animal que me imaginé que vería, y retrocedo. Corro con velocidad y salto. La sensación es como una caricia, sientes el tacto pero en todo el cuerpo a la vez, mantengo los ojos abiertos pero todo es negro. En menos de un segundo estoy de pie en una sala blanca rodeada de una pared de material transparente. Varios pares de ojos me observan mientras camino hacia una pequeña abertura y la abro un poco más.
Una mujer de corta edad se acerca a mí con una carpeta en las manos.
—Hola, mi nombre es Cecilia y seré la encargada de tu nueva estadía en Grender, Talhen.—Sonríe amigablemente y extiende su mano, la estrecho, asiente complacida y coge un bolígrafo de un bolsillo.
—Te haremos un chequeo para comprobar el alcance de tus habilidades, tu peso, altura, medidas de tu cuerpo, resistencia y entrenamiento. A continuación, según dijo Démez podrás elegir el puesto de trabajo dentro de la sección de los Kepiers que tú quieras. Especifica que: "sin que nadie la presione, incite y/o haga alguna de sus mierdas mentales con ella. Que sea totalmente inmune a cualquier cosa que pueda guiarla en una dirección que ella no haya elegido anteriormente." Sip, parece algo de Démez.
Escribe algo en su carpeta y a continuación me hace un gesto con su mano para que la siga.
—El transportador elimina automáticamente cualquier virus o átomo contaminante que puedes portar pero siempre hacemos un análisis por si acaso, mejor prevenir que curar.—Al salir de la sala seguimos un pasillo que nos lleva directamente a un ascensor, en el que Cecilia entra indicándome que la siga, para a continuación pulsar un botón y que se cierren las puertas.
—¿Tu nombre?—Pregunta inquisitiva con el bolígrafo en alto.
—Golat.
—¿Apellido?

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GOLAT
Ficção CientíficaHagamos un ejercicio de imaginación. Imagina vivir sola entre cuatro paredes, no ver nunca el exterior de esas cuatro paredes, no saber en qué año vives desde que naciste, no saber ni tu apellido, que te educaran unos alguaciles, vestir la misma rop...