CAPÍTULO 1

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Está historia es una de las primeras junto con la de la bestia y la bella que subí, no terminaba de gustarme mucho, pero la he vuelto a leer y mientras regresa la saga de los King voy a publicarla.

Es m/m o homosexual. Esperó les guste y que los personajes les gusten. Yo, los amo.

Gracias.

Dedicada a una lectora que fue la que me la recordó y me hizo desempolvarla

UNA PESADILLA.

Un grito se escapó de mi garganta. La caja cayó como en cámara lenta hasta el piso oscuro, tan opaco que parecía no tener fin bajo mis pies. El sonido que emitió al caer fue tan parecido a un golpe de un látigo rasgando el aire. La tapa se abrió y el contenido se esparció como sombras intangibles a mi alrededor.

Un anillo de oro brillaba en la densa oscuridad, un lazo que parecía viejo, oscurecido por el tiempo y tan frágil como yo me sentía en esos momentos cayó pesado ante mí. El ultimo objeto se deslizó por el espacio como en una danza perfecta dibujada en la blancura del sobre. Al final cayó silencioso sobre la oscuridad.

Los miré sintiendo una gran angustia en mi pecho. Mis ojos se llenaron de lágrimas que no paraban de caer por el rostro descompuesto de mi llanto que desbordaba completamente mis emociones. Caí en cuclillas desesperado, anhelante de volver a la caja cada uno de esos tesoros, porque no eran otra cosa para mí que eso, mis tesoros.

- ¡No! - Exclamé atónito al ver como el anillo se convertía en liquido deslizándose entre mis dedos.

Busqué desesperado la cuerda que apenas pude sostener. Era tan pesada que me fue imposible levantarla, ni siquiera moverla del lugar en donde había caído. ¡La carta! Alargé un brazo hacia el sobre, pero antes de tocarlo se convirtió en una llamarada quedando en cenizas desapareciendo entre aquella negrura.

-¡No, no..., - caminé a gatas intentando desesperado guardar aquellos objetos que seguían ahí mientras yo no los tocara y que eran demasiado valiosos para mí.

Los pies desnudos de una mujer aparecieron. Levanté mis ojos azules hacia ella, era Martha, mi esposa que me brindaba una sonrisa llena de compasión, mientras me miraba con una ternura que nunca antes había visto en su rostro.

- ¡Ayudame, ayudame a guardar mi... Tesoro... Mi tesoro...

- ¡Ya no te pertenece Jacob! - me dijo tristemente. - ¡Jacob,... Jacob...! ¡Jacob!

Abrí los ojos con un sollozo atorado en mi garganta. Mi rostro estaba bañado de lágrimas. Ante mí, Martha fruncía el ceño con una mueca de disgusto.

- ¿Qué pasa Jacob? - Demandó en un tono despectivo -. Estabas teniendo una pesadilla. Nunca antes había pasado.

-¡Oh, por Dios! - Exclamé alterado -. ¡Fue tan...

DESPERTAR (Julio 2014)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora