CAPÍTULO 3

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INEVITABLE

*

La reunión continuó después que pude liberar mi mano de la de León Harrison.

No terminó como yo hubiera querido, lo que me daba otro día más en Los Ángeles.

- Mañana continuaremos con esto, - Oscar anunció quitándose las gafas y arrojándolas sobre los documentos frente a él. - No tengo la menor duda que llegaremos a un acuerdo, pero tenemos que estudiar sus últimos puntos.

- Por supuesto. - Asentí impasible, no dejaría que la incomodidad de las ultimas horas me delatara. - Mañana podemos vernos a la misma hora ¿Le parece bien?

- Claro, señor Smithson, - sonrió intentando ser amable. - Estoy seguro que llegaremos a un acuerdo grato para nuestros intereses.

- Estoy seguro de eso.

Vi a Oscar salir apresurado de la sala seguido de los abogados a los que daba indicaciones. Fruncí el ceño mientras volví a mi sitio para guardar mi tableta y el borrador de los contratos que antes de terminada la junta la secretaria me entregó.

Ya habían salido todos.

Al fin podría respirar con tranquilidad lejos de la mirada insistente de León Harrison.

El hombre era famoso. No había manera de evitar a alguien con tanta energía que atraía las miradas de millones de personas en el mundo. Si, he de confesar el hombre me puso algo nervioso, era extraño tener frente a mí a un famoso actor al que había visto en películas junto con mi familia y al que admiraba por su trabajo, además de que, era imposible negar que era muy atractivo. Estaba tentado a pedirle un autógrafo para mi hijos, aunque realmente me gustaría también uno para mí. Una ligera risa salió de mi pecho mientras movía la cabeza sintiéndome uno de esos emocionados fans al tener frente a frente a su actor favorito.

A pesar de la admiración que el hombre me causaba, era imposible no sentir incomodidad ante la mirada escudriñadora durante el tiempo que duró la reunión. Él se sentó en una pose típica de un tipo insolente y descarado con los brazos cruzados sobre la camiseta blanca de algodón bajó la chamarra de piel negra. No intervino en ningún momento en la reunión, tan sólo sé limitó a mirarme y de vez en cuando y sonreír con cínica ironía, como si le divirtiera la situación..

Intente hacer caso omiso de esos insistentes ojos verde dorado, hasta aguante un sonrojo cuando nuestras miradas se encontraron por unos segundos perdiéndome en las profundidades de ellos. Él sólo se limitó a levantar una ceja perfecta que cualquiera podía encontrar descarada obligándome a volver a mis cabales.

Nunca nadie me había hecho sentir inseguro, como si supiera claramente lo que pasaba en mí; como si el traje formal que llevaba esa mañana hubiese desaparecido y estuviera desnudo. Mi corazón aún se recupera de los fuertes latidos de ansiedad y nerviosismo y mí respiración vuelve a la normalidad cada minuto que pasa.

Levanté el rostro cuando ya estaba listo para salir lo más pronto que mis piernas pudieran sacarme de ahí. Me encontré con León Harrison, recargado en la pared muy cerca de la puerta; había cubierto sus maravillosos ojos con unos lentes oscuros y en sus labios mantenía una sonrisa algo burlona.

- Señor Smithson, lamento mucho que no se arreglara nada de todo este asunto, pero le seguro que mañana no habrá más demora - caminó hasta la larga mesa de cristal ahumado. - ¿Qué hará el resto de la tarde? Me gustaría que me permitiera invitarle una copa en un bar en el centro. No es agradable estar encerrado en una habitación con viejos programas de televisión como entretenimiento. Además de que no seria muy buen anfitrión si permitiera dejarle solo y aburrido en una habitación de hotel.

DESPERTAR (Julio 2014)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora