Capítulo 2

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-¿David?

-El mismo ¿y tú eres?

-Diana

-Dios que de tiempo, ¿Cómo estás? ¿Cómo tienes mi fijo?

-¿Yo estoy bien y tú cómo estás? ¿Esta noche nos vemos? Lo tenía en mi móvil antigua así rebuscando.

¿Para qué querría rebuscar?, esto le resulta extraño.

-Ah, bien, si, supongo ¿tú también estás en el grupo?

No quería sonar cortante, pero no sabía que decir.

-Sí, no sé quién me ha metido pero iré también, que ganas de ir, hace tiempo que no te veo bueno a ti y a mucha gente más.

-Ya, bueno diana te tengo que dejar, voy a comer, luego  nos vemos, cuídate.

-Igualmente, chao.

Cuelgan casi a la vez.

Ahora empieza a ordenar el cuarto, no va a perder tiempo, que después de comer, empiezan a hablar y no le da tiempo.

En casa de Alex

Se ha acabado de levantar, no quiere encender el móvil porque siempre se le queda pillado y le entra una rabia inmensa.

No ha salido en todo el fin de semana, ha estado con los exámenes finales, por la tanto, hoy quiere darse un descanso.

Por la tarde irá a nadar, así se despeja de todo y olvida lo ocurrido la semana anterior.

Hace una semana, en unas de las calles de Madrid, en un banco.

-¿Sabes?

-Dime.

-He estado pensando durante esta semana, que no nos hemos visto, en algo.

Ella le mira con los ojos abiertos como platos, y con una media sonrisa en la que se le forman dos hoyitos.

-En mí ¿a qué si?

Ella  le roba un beso dulce en los labios.

-También, pero he pensado en que esta relación no es sana, nos vemos de semana en semana, y yo así no puedo.

En cierto modo, se le está declarando. Le encanta es su sueño desde hace bastante tiempo.

-Y ¿Qué quieres decir con esto?

-Que deberíamos dejarlo, tomarnos un tiempo.

No se puede creer, que este cansada de ella si ni siquiera aún habían comenzado a salir, esto es nuevo para ella.

Ella se levanta con brusquedad, anda rápidamente por la calle haciendo caso omiso a lo que él le está diciendo.

Hasta que él le agarra de la mano, sin dejarle andar, entonces ella se queda parada.

-Tienes que entenderlo, te llevas todos los puñeteros días encerrada en tu maldita casa y yo llamándote y tú estudiando, lo entiendo, pero así no Alex. No digo que esto se acabe, es un tiempo. Nos volveremos a ver, te lo prometo.

Ella se va sin decir nada, los ojos le brillan, corre callejeando por Madrid. Hasta que llega  a una calle, cuando ve que está lejos de él, se sienta en una  esquina de la calle y empieza a llorar como nunca lo ha hecho.

En casa de Pris

Acababa de terminar la comida, se dirige a su habitación buscando el móvil para llamar a las chicas y luego hará unas llamadas importantes.

-Alex, ¿Cómo estás?

-Hola Pris, bien ¿y tú?

-Te he preguntado por whatassap, si tú y Lia vais, voy, así no me quedo encerrada.

No me olvides.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora