Bueno he tardado unos días en subir este nuevo capítulo, no sé si alguien sigue la historia, si le gusta o no. Me gustaría que os sintierais libres de comentar o votar, o decirme que os gustaria que pasara,lo que sea.
Os lo agradecería, tampoco quiero entreteneros más, un beso muy grande a todos.
En casa de Priscila
-Después de ir a casa del vecino iré a comprar algo, para esta noche, eh- anuncia Priscila.
-Siiiii, coge las llaves tú, que las mía no las encuentro.
Daniela, el nombre de la madre de Priscila y ella, cogen el ascensor para ir a la quinta planta.
No saben que letra es la casa de su nuevo vecino.
Van en silencio y llegan.
Se dan cuenta de que letra es, al momento, ya que ven cajas en la puerta, que serán de su mudanza.
La madre llama y echa una caja al lado, para que nadie se tropieze.
Se escucha algún que otro ruido y ahí está.
-Hola, encantada-le da la mano su madre, mientras yo me mantengo atrás- somos tus vecinas del tercero, veníamos a saludarte y si necesitas ayuda, estamos abajo, vamos. Esta es mi hija: Priscila.
-Hola, muchas gracias por venir, si ya le conocía, nada más de vista le vi el otro día, pasad por favor, perdón por el desastre de la mudanza- gira la cabeza y saca la lengua.
-No pasa nada, por desgracia lo entiendo, y llámame Daniela, mejor-ríe.
-Siéntese, están en su casa ¿queréis algo?
Me mantengo callada y cada vez mi cara va tornando un color más rojizo estas situaciones me dan mucha vergüenza.
-No, no gracias ¿Qué te trae por aquí?- esta vez es mi madre la que decide hablar.
Él habla mientras está en la cocina, coge unos aperitivos y tres zumos. Parece que tiene todo controlado.
-Terminé la universidad y me han mandado a hacer un edificio, de las afueras de la ciudad y con lo poco que hay, no podía negarme.
-¿Qué edad tienes?, si todavía eres un muchachito.
-23
Mi madre y él son los únicos que no paran de hablar, daría lo que fuese por irse de allí.
-Aparentas menos.
-Tomad, aunque no queráis, comed, por cierto Priscila ¿estás mejor?
-¿Qué?- me deja un poco fuera de lugar.
Me tomo el zumo, solo un buche.
-Sí, el otro día, se te veía mal, cuando te vi en el ascensor ¿recuerdas?
-Ah, sí estoy genial- miento y sonrío.
La madre es ahora la que se queda fuera de lugar, no entiende, el rollo de esos dos.
Él le observa, mientras come, se percata de cada detalle y movimiento que ella hace.
Le incomoda cada vez más, y la madre se está empezando a enfadar.
-¿Bueno y no te costó venirte aquí? Lo digo por tu familia, amigos y novia, no sé si tendrás o no- mi madre como no, siempre directa.
-Fue una decisión difícil, no es algo que decides de un día para otro, mis amigos me apoyaron y mi familia también. Tenía novia, pero las relaciones a distancia no funcionan, acabo entendiéndolo.