Capítulo 01

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Capítulo 01


Un año después

Tengo once años, hoy es mi cumpleaños, y nadie aparte de mi familia se ha dignado ni por modestia a desarme un feliz día. Pero qué esperaba, si con la bienvenida que me dieron hace un año debió haberme quedado claro con qué clase de personas estaba tratando.

Decidí desechar ese pensamiento de mi cabeza y dedicar mi total atención a lo que la profesora explicaba, pero, bueno, para que me engaño a mí misma si sé que nunca pondré total atención en algo. Tengo como un complejo de falta de concentración, nunca he podido fijar mi atención en una sola cosa, siempre que miro a la profesora el vuelo dela mosca en la esquina del salón también llama mi atención y por mas que quiera ignorarlo termino incluyéndolo en mi disco de datos del día, en fin, algo así como una maldición secreta que nadie entiende ni conoce.

La profesora mueve sus labios a una velocidad estratosférica y eso me asusta. Estoy segura que nadie más ─aparte de mí ─entiende lo que trata de explicar. La señorita Morrison nos explica sobre el ciclo de vida de los mamíferos, y de que contiene cada una de las etapas. Fácil, pero explicado por la Señorita Morrison, Difícil.

— ¿Entendido? — confirma ella mirándonos con cautela. Todos asienten aturdidos y sin entender. — Muy bien, lean en la página 245 de su libro y respondan las preguntas que aparecen allí.

Todos se dan vuelta a su mochila y sacan su libro, yo no soy la excepción así que hago lo mismo. Busco con rapidez la página asignada y comienzo la lectura.

— Terminé. —aviso alzando mi brazo.

La profesora parece no haberme escuchado así que alzo más mi brazo.

— ¿Qué hago ahora?

La señorita Morrison me observa por debajo de sus lentes ovalados y piensa su respuesta con cautela.
— ¿Respondiste las preguntas? — me interroga intrigada.

─ Sí, señorita.

Parece meditar por unos segundos.

─ Pues bien, puedes dibujar, o leer algún libro, no sé, sólo no hables ni hagas desorden ─ me ordena mientras se sienta en su escritorio y sigue observando a la clase.

Sonrío de oreja a oreja. Podré seguir leyendo Harry Potter y el Prisionero de Azkaban. Me río bajito y comienzo a leer desde donde el marcador me indica.

Ya pasados más o menos treinta minutos, el timbre de salida resuena en el salón. La señorita Morrison nos hace una seña que nos da paso a salir. A diferencia, de los demás, yo no salgo corriendo, si no que mi paso es lento y calmado, así puedo disfrutar con tranquilidad de mi lectura.

No sería nuevo que alguien pasara apropósito muy cerca de mí para empujarme, pero ésta vez eso no para y nadie nota mi presencia, es como si fuera invisible.

Observo nostálgica a los niños jugar a que son aviones vivientes y luchan por la libertad de los demás, y a las niñas bailar al compás de una sinfonía para ballet. Desearía ser parte de ello, y poder conversar y cohabitar en paz con ellos. No digo que me odien─ aunque no podría confirmarlo —pero tampoco les simpatizo, y eso para mí es algo....penoso.

─ ¡Hey! ─ escuchó a alguien gritar. ─ Thyssen.

Por instinto busco con la mirada a la persona que me llama y me encuentro con una niña de mi clase, su nombre, es Cecilia Woods, tiene once años al igual que yo, su cabello es castaño oscuro y entre él extensiones rubias, puedo notar que su labial está exageradamente mal pintado. Jamás entendí como nadie la corrige por maquillarse a los once años, digo, técnicamente somos niñas, no deberíamos usar ese tipo de cosas en nuestra cara, podría dañarla, nos hace ver más viejas en mi punto de vista.

Ella corre hacia mí y se detiene a unos diez centímetros de distancia, aproximadamente.

─ ¿Me llamabas? ─ pregunto fría, ella nunca me agradó, y no me caracterizo por ser hipócrita. Si alguien me desagrada se lo demuestro.

─ Sí ─confirma ─La directora Privet te está llamando.

Asiento. ─ ¿Qué hiciste Woods?─ ella me guiña un ojo y se da la vuelta para seguir jugando.

─No sé a qué te refieres Thyssen.

A una velocidad prudente me dirijo a la oficina de la directora, ideando miles de posibilidades y causas de la razón por la cual la directora me quiere en su oficina.

─ ¿Me llamaba? ─ interrogo mientras entro a su oficina después de haber tocado la puerta.

─ ¡Beatriz! Sí, a ti te llamaba, toma asiento por favor ─me pide ella mientras me sirve una taza de té, yo obedezco y me siento en la silla al frente de su escritorio, siento como si estuviera en una entrevista de trabajo, es raro que la directora te sirva una taza de té, es decir, estamos en una escuela pública, en vez de gastar dinero en té, deberían invertir en mejores mesas para las salas.─ Te preguntarás porqué te llamé ¿verdad?

Yo asiento.

─ Pues verás, he recibido muchas quejas de parte de la familia de Cecilie Woods ─ojea una libreta y da vuelta la página ─, Natasha Mendeleiev ─voltea otra página ─ y Marie Tolhysen, en tu contra, y pues, yo lo consideré algo extraño ─hace un pausa ─ellos me expresaron que tú les haces constantes burlas y comentarios molestos hacia ellas, los padres estaban muy alterados y me sorprendieron bastante esas acusaciones en contra de ti ¿son aquellas verdad? No me mal interpretes, quiero escuchar tu versión de la historia.

Ella me mira curiosa, esperando ─obviamente─ que mi respuesta sea negativa.

─ Pues verá, está usted en lo correcto, yo jamás haría algo como eso, además de que es todo lo contrario, ellas son las que siempre me están fastidiando, jodiendo y esperando siempre que cometa un error para recalcarlo y hacerse gloria de ello ─ confirmo apenada y un poco molesta.

Asiente. ─ Ya veo, pues no hay problema, lamento la confusión, les comunicaré eso a los apoderados y trataré de estar más atenta con esas niñas, yo ya me sospechaba que traerían problemas ─me guía hacia la salida y se despide moviendo su mano de derecha a izquierda.

Le sonrío y me alejo rápidamente de allí, observo los corredores y no vuela ni una mosca por aquí, esto es malo. La señorita Lockwood me va a regañar.

Corro a grandes zancadas y me detengo en la puerta para entrar.

La señorita Lockwood me mira de reojo y farfulla por lo bajo.

─ ¿Qué son éstas horas de llegar? ─interroga mientras se para y camina hacia mí esperando mi respuesta.

─Eh.... ─me quedo sin palabras por la intensidad de su mirada.

─ ¿Eh? Vamos, responda, quiero saber porque ha llegado diez minutos tarde a mi clase Señorita Thyssen.

─Lo que pasa es que yo... ─sigo sin poder responder.

¡Maldita sea Beatriz! ¡Di algo!

─ ¡Agustina! ─escucho a alguien entrar por la puerta y adentrarse en el salón ─tranquila cariño ─la directora Privet me regala una sonrisa tranquilizadora─ Beatriz estaba conmigo, no la regañes querida, tenía asuntos importantes que hablar con ella.

Los susurros comienzan a esparcirse por la clase.

¿Escuchaste Marie? La cerebrito ahora es la preferida de la Directora

Hey, Natasha, ahora sabemos porque tiene tan buen promedio, de seguro está mosca muerta fue a rogar por unas décimas extra.

Los típicos comentarios estúpidos y llenos de envidia que soltaban mis compañeras por mis calificaciones. Siempre trataba de ignorarlas, siendo indiferente y fuerte por fuera. ¿Pero cómo serlo siempre? Después de todo sólo soy una niña, que hoy cumple once años, y nadie se dignó a desearle feliz año.

Nada Diferente © [RF#1]Where stories live. Discover now