Capítulo 10

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Capítulo 10

─ ¡Áshall!─gritó eufórica tras abrazarle fuertemente. Trae un globo azul que amarra al porta-suero de mi cama, le sonrío agradecida.

─ ¿Cómo has estado? ─su voz es música para mis oídos.

Por un momento me quedo mirándole fijamente, hasta que me doy cuenta de me ha preguntado algo y me apresuro en responder ─ ¡B-bien! Es decir ¡No! Si estuviera bien no estaría aquí en primer lugar, mmh, bueno, estoy regular, me dijeron que debía quedarme aquí por estudios y no sé qué más, no es normal desmayarse y esas cosas, sospechan algo pero no me han dicho demasiado.

Hablo tan rápido que hasta a mí me cuesta entenderme. Escucho la melódica risa de Áshall, resonando por la habitación, haciendo eco. Por lo menos no se ve asustado de mi estupidez repentina.

─Demos un vistazo a tu ficha médica─ comentó Áshall revisando las hojas que habían a los pies de mi cama, veo que lee rápidamente y sube la mirada observándome fijamente.─ ¿Puedo verdad? Sólo quiero revisarla por si han actualizado algunos datos. ─yo digo que sí con la cabeza y él lee entre dientes, no permitiéndome entender nada de lo que balbucea. Pasan unos segundos y se dispone a leer en voz alta. Ojalá que no aparezca ninguna enfermera por aquí y vea que Áshall está leyendo mi ficha médica. Si eso llega a ocurrir: Adiós Áshall y bienvenido el cartel de Prohibido el paso. ─Beatriz Amatista Thyssen Sullivane, trece años, nueve meses y diez días, paciente de pediatría infantil Hospital Público ciudad de Grindelwald, ingresada en día treinta y uno de mayo del presente año. Informe: Paciente muestra debilidad al regresar después de clases a su casa, tiene la CK baja en los exámenes que se le tomaron al ingresarla. Es sedada con café y mermelada ─alzo una ceja divertida, él sonríe y suelta un suspiro ─ ¡Ok! No dice eso, pero es que ¡mira! Estos nombres son impronunciables ─voltea la página y continúa ─ Mantenida hospitalizada durante dos semanas para estudio profundo. ─acerca la hoja a su cara exageradamente tratando de entender la letra del médico ─hasta ahí queda la lectura, ─alza sus manos rendido ─No sé interpretar jeroglíficos

Ahora los dos reímos a fuertes carcajadas. No pasa mucho cuando entra una enfermera y señala un cartel que dice NO REÍR. ¿Es enserio? ¿Por qué alguien nos prohibiría reír? Por merlín, casi la mayoría aquí somos niños, con mentes imaginativas e inocentes que solo quieren sonreírle a la vida.

Jamás entenderé la lógica que comanda las mentes de los líderes supremos en esta sociedad, simplemente me superan.

─Bueno, ─ Áshall se levanta y se dirige a mí, para besar mi mejilla ─ ya me voy, el ensayo es en diez minutos y sabes que Minnie no es fanática de la impuntualidad. Mucho menos el director Halzet ─me sonríe.

─Lo sé, lo sé, que te vaya bien ─le vuelvo a sonreír, aunque no quiero que se vaya, no me perdonaría que lo regañaran por mi culpa, y peor aún, que tuviera que enfrentarse a Halzet el furioso por mis berrinches internos. ─gracias por venir.

Él me da una sonrisa enseñando los dientes para comenzar a alejarse.

─Hasta mañana Beatriz ─dice finalmente antes de desaparecer tras la puerta.

Quedo en completo silencio con la soledad de la pieza. La risa de Áshall aun retumbando en mis oídos. Y sus dientes blanquecinos destellando reflejos brillantes por toda la habitación.

Guao, se siente tan genial tener un amigo.

Amigo, amigo, amigo, amigo. Me encanta la palabra.

Si alguien se sumergiera tan sólo un poco en mis pensamientos terminaría enredado, confundido, hasta demente. Hasta a mí me cuesta comprenderme a veces, no me imagino lo que sería para alguien tratar de descifrar lo que dije o insinué a través de mis palabras.

(...)

Hace poco me levanté y vine a la sala de juegos, sí, sala de juegos, donde hay unas mesas y una tele vieja para jugar videojuegos que tiene el hospital, es algo anticuada y con un software demasiado arcaico para mi estilo, por lo que saco mi libreta y comienzo a dibujar. Digamos que amo dibujar pero no soy muy buena en ello, me esfuerzo pero no sale perfecto.

─ ¿Qué haces? ─me pregunta Alegra buscando algo entretenido en la tele. No sé cuando llegó, pero no me molesto en preguntarle. Sigo detallando mi dibujo con lo que me queda de mina.

─Dibujo a Tikki con Plagg

Muy bien, díganme infantil y todo lo que quieran pero me encanta Miraculous LadyBug. Aunque sea una caricatura apta para menores de cinco años a mí me encanta y vivo orgullosa con ello.

Alegra me mira con cara de foca retrasada.

─ ¿A qué con quién?

Río fuertemente, por supuesto, la única loca que ve caricaturas de niños soy yo. ─Nada, personajes de una serie que me gusta.

Ella asiente y sigue buscando canales.

Minutos corren y yo termino mi dibujo después de retocarlo completamente. Hago una mueca molesta. Está horroroso, pero qué más da, si ni siquiera soy experta en el tema, no sé de qué me quejo.
Después de terminar, fui a la pieza a dejar mi croquera y Áshall estaba allí con un globo azul en su mano y unas hojas en la otra. No muestro sorpresa al verlo pero por dentro estoy casi hiperventilando.

─Hey, ¿Cómo estás? ─hablé captando su atención.

─Hola, ─su acción es tan rápida que apenas lo noto. Él se acerca y besa mi mejilla en señal de saludo ─bien gracias y ¿tú?─sonrió.

─Pues yo bien, no en perfecto estado porque esto sigue pegado a mí─ señale el fierro con la bolsa de suero en su punta ─ hice una amiga, ─expresé haciendo unas ligeras comillas en la palabras amiga─ se llama Alegra y está por allá ─hablé señalando la sala de juegos.

─ ¿Alegra? ─parece recordar algo y retrocede.

Aprovechando que está distraído tomé su brazo y lo guie hasta allá, Alegra estaba allí y no capto nuestra presencia, carraspeé y ella me miró para luego analizar a Áshall con la mirada. Yo por mi parte sonreí de oreja a oreja, siempre había querido presentar a dos personas que me agradaban. Qué emocionante.

─Áshall ella es Alegra, Alegra él es...

─ ¿¡Tú!? ─grita Alegra con desaprobación a Áshall.

¿Qué pasa aquí?....



Nada Diferente © [RF#1]Where stories live. Discover now