Capítulo 11

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Capítulo 11

Cualquiera viendo todo desde mi perspectiva, quizás afirmaría que estar todos éstos días en el hospital ha sido horrible, algo depravado, pero sería mentira. Gracias al apoyo de mis padres ─que aunque sólo vienen unas cuantas veces a la semana, están ahí pendientes de mí ─, la compañía de Alegra y Áshall mi ánimo ha mejorado y supongo que en poco tiempo estaré de alta. Después de todo ha pasado casi una semana y media, debería estar libre en unos días.

Se preguntarán qué pasó con Alegra y Áshall. Pues en resumen los dos ya se conocían, y Alegra era la ex de Áshall, fue una ruptura dolorosa. Ahora estoy en medio de ellos con un silencio incómodo rondando.

Decidida a hablar agrego:

—Psss...Y.. ¿Dónde se conocieron?

Áshall y Alegra se tensan a mi lado y tardan en responder, pasan unos minutos hasta que Alegra habla.

—Éramos compañeros de clase, hasta que me cambié de escuela y no lo volví a ver, hasta ahora.

La frialdad y seriedad con que Alegra habla me sorprende, no esperaba ver esa actitud y expresión en ella. Cuando la vi por primera vez, la impresión que me dio fue de la típica niña amable que en realidad se acerca para descubrir cosas privadas de ti y luego descubrirlas ante los demás. Pero me he dado cuenta de que no. A pesar de ser un año mayor, y cursar el mismo grado que yo, se comporta bastante acorde con los demás y no muestra ni una pizca e interés por querer sobresaltar, aun, teniendo muchas razones para hacerlo.

El silencio vuelve a reinar y esto comienza a molestarme. Aburrida de la monotonía entre los dos y que me estén arruinando la tarde por culpa de un pasado frustrado, me levantó del sillón y me dirijo a mi pieza.

Sé que puedo sonar grosera, egoísta y algo celosa. Pero analicemos bien la situación.

¿Fui yo la causante de qué ellos terminaran? No. ¿Es mi culpa que hayan roto dolorosamente? No. ¿Soy responsable que se reencontraran antes de tiempo? Quizás.

¡Pero vamos! Ni siquiera sabía que estaban relacionados. No soy una jodida adivina sabelotodo. También me puedo equivocar y meter la pata de vez en cuando.

Siento pasos detrás de mí, pero los ignoro, tanto misterio me dejó de mal humor.

─ ¿Te enojaste? —me interroga buscando mi mirada.

—No. —objeto molesta.

─ Claro, y a mí no me gusta comer— comenta sarcástico.

─ Pues eso explicaría por qué estás cada vez más flacucho.

Bufa. —Está bien, lo siento ¿feliz?

Niego con la cabeza.

─ ¿Estarás enojada para siempre?

Asiento con la cabeza.

—Lo dudo.

Lo observo ofendida.

─ ¿Me estás retando? —lo amenazo incrédula.

—No lo sé.

—Porque créeme que soy capaz de enojarme todo el tiempo que quiera con alguien si me lo propongo —le advertí molesta. No me saques de mis casillas Áshall, no quieres eso.

Rió. —Ok, de eso no hay duda, ─se rinde elevando los brazos en señal de paz ─pero me refería a que no puedes obligarme a estar feliz con Alegra al lado.

Bufo. ─ ¿A quién viniste a ver? ¿A mí o a ella? —pregunto. Definitivamente no conocía este lado tan idiotamente posesivo de mí.

Vaya, vaya. Lo que sale a luz en la amistad.

Su cara muestra asombro al principio pero luego su boca forma una sonrisa malévola. Que no sea lo que pienso, que no sea lo que pienso.

─ ¿Estás celosa? —sonríe de lado a lado. Lo que me temía.

Mi corazón explota al escuchar esa frase, qué más da, ¡sí! Estoy celosa ¿tienes algún problema? Jodido problema que causa un par de celos.

—No, no tengo ninguno —me responde reprimiendo una carcajada. ¿Y más encima osa reírse de mí? ¿En mi presencia?

Yo y mi gran bocota. Demonios lo volví a decir en voz alta. ¡Controla tu cuerpo mujer! Que las hormonas no te superen.

Él ahora sonríe de forma tierna.

—Eres tan tierna. —murmura apretando mis mejillas. Él definitivamente no se atrevió a decir eso.

Por alguna razón me molesta que crea que soy tierna y mi cara se vuelve roja de enojo.

—Ahora pareces ardilla —ríe él apretándose el estómago.

Giro la cabeza hacia la pared y lo ignoro.

—Ya, me calmo —dice —pero ahora hablando en serio, mañana no podré venir a verte, tengo prueba el viernes y debo estudiar, prometo venir después de clases a fregarte mi diez en tu cara ¿Oks?

Sonrío. —Oks.

Él acaricia mi cabeza, me besa en la mejilla y se va.

Cuando desaparece Áshall entra Alegra a la pieza con cara asustada.

─ ¿Qué pasa?

Ella respira.

—Están dando LadyBug. —alcanza a susurrar antes de que salga de la habitación y corra al televisor a ver mi programa favorito. No puedo creer que ni siquiera le importe el hecho de que su exnovio acaba de irse. Ignoro el hecho y me concentro en la caricatura.

Con Alegra coreamos la intro y luego saltamos de emoción, es nuestro capítulo favorito. Sipie, he enriquecido a Alegra con conocimiento pasándole toda la información que poseo sobre la serie en una o dos horas que estuvimos jugando en el baño. Ella de inmediato se volvió una súper fan.

—Mira, Chat le va a confesar sus sentimientos. —chilla Alegra muy cerca del televisor. Pienso en regañarla por estar a tan poco distancia de la pantalla pero lo que sucede continuación me alerta. Preocupándome.

De la nada su cara palidece y su mirada parece perdida. Me estremezco por un segundo. ¿Acaso eso es normal? Lentamente me acerco a ella de rodillas y poso mi mano sobre su espalda.

─ ¿Alegra? —la llamo moviendo mi mano en frente de ella.

Por unos quince segundos no parpadea, y me impresiono por esa capacidad pero estoy muy asustada de ello, ¿estará bien? Esto me da mala espina.

Alegra de golpe cierra los ojos y cae hacia atrás inconsciente, con un movimiento rápido alcanzo a atraparla y comienzo a gritar. Estiro mi brazo al timbre que cuelga de la mesa, presiono y sigo gritando entre sollozos. Su cuerpo inerte entre mis brazos, su piel pálida y esa pequeña capa de sudor cubriendo su rostro me recuerda a algo en mi memoria, que, por más tiempo que pase, ese recuerdo seguirá quebrando mi voz y cristalizando mis ojos al aparecer en mi mente.

─ ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayuda! — En menos de dos segundos la enfermera y la paramédico están atendiendo a Alegra, tomándole signos vitales y otras cosas que no identifico —¿Qué le pasa?

La enfermera me observa —Vete a tu habitación, ella estará bien.

Por la puerta más niños se asoman y admiran la escena, perplejos. Algunos lloran y otros simplemente se muestran indiferentes, como si esto fuera común y ocurriera todos los días.

—Pero... ─quiero quedarme, asegurarme de que Alegra está bien.

─ ¡Qué te vayas! —grita señalando la puerta.

Salgo corriendo y me meto en la habitación lo más rápido que puedo. Los gritos de la enfermera jefe no tardan en aparecer. Ruedas de camilla de aquí para allá y de pronto, el silencio absoluto. Mi cuerpo pesa y sin previo aviso me quedo dormida.

 


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⏰ Last updated: May 29, 2018 ⏰

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Nada Diferente © [RF#1]Where stories live. Discover now