Nada Diferente © [RF#1]

Capítulo 07

Capítulo 07

Llegamos tarde, pero llegamos, con una mirada desaprobatoria por parte de Minnie, pero logramos llegar al ensayo. Nos posicionamos al lado de ella en silencio, mirando alrededor con cautela, esperando que el director de orquesta no se percate de que llegamos fuera del tiempo. Al parecer estaba demasiado distraído con la represión que les estaba dando a los trompetas, supongo que como siempre, éstos no siguieron el pulso que el director estaba decretando y empezaron a solear a su gusto decretando tiempos al azar. Engreídos.

─ ¡A tiempo! ¡A! ¡Tiempo! No al alzar, esa escala está dentro del compás, ¿Entienden eso? ─los observó atentos y con los ojos bien abiertos. Los chicos asintieron no muy convencidos, subieron sus instrumentos a la altura de sus labios listo para que les den la orden de comenzar.

Cuando el regaño terminó, nosotros ya estábamos listos y con las lengüetas mojadas, totalmente preparados para tocar.

Hace más o menos dos meses que llevamos ensayando a solas con Minnie, ella nos preparó de todas las maneras posibles para que estemos ideales, a la hora de tocar en conjunto con todo el resto de la orquesta. Los ensayos eran duros, debo admitir, pero definitivamente valieron la pena. Aunque aún me falta mucho por mejorar, puedo adaptarme perfectamente a las partituras que nos asignan, y aunque Minnie sigue tocando oboe primero, con Áshall nos ingeniamos la manera de estudiar la partitura para que al llegar al ensayo estemos a la par con los demás.

─Fa mayor, cuatro pulsos ─todos miraron confundidos al director cuando dio esa orden, se supone que las escalas se tocan para afinar al comienzo del ensayo o de una nueva partitura, no en medio de ésta ─para afinar en conjunto con los dos señoritos que se han dado en lujo de llegar fuera de tiempo.

Áshall y dos nos enrojecemos hasta la médula y sin rechistar obedecemos lo que dice. Es demasiado y listo y observador, definitivamente nunca nadie superará el increíble oído que tiene, es insuperable.

(...)

─ ¿Qué opinas de practicar un poco antes de regresar a casa? El Director nos ha dejado ir una hora antes ─le doy una mirada a mi reloj de muñeca y me percato de que lo que dice es cierto.

─Pero nos dijo que no tocáramos más hasta la próxima junta, que nos olvidáramos un rato de la pieza para volver relajados todos juntos ─expliqué no muy convencida.

El profesor Halzet, aunque tiene una fachada de maniático calculador y demente desenfrenado, es un genio ilimitado, y no lo digo porque tenga un gran conocimiento de la música, sino que se adentra en ella, cuando nos hace sonar quiere que sintamos lo que el autor de la pieza quiso interpretar. Es demasiado apasionado a la hora de dirigir, y siempre al final de los conciertos termina llorando desconsoladamente. Antes de empezar los conciertos, en los camarines, hace que todos los músicos griten lo más fuerte que puedan, según él, es para liberar el alma y entrar vacíos y limpios al escenario. Tiene métodos extremos para que hagamos las cosas bien, como por ejemplo pegarnos los zapatos al suelo para que no marquemos el pulso con el pie y lo sigamos a él. Un completo loco dirían algunos, pero yo lo veo como un objetivo, una persona que me gustaría imitar.

─ ¡Por favor, Beatriz! Después del dos cuartos quedé completamente perdido, necesito aprender esa frase, ayúdame ¿Sí? ─suplicó juntando sus manos, se paró al frente de mí, impidiéndome el paso.

Rodé los ojos. ─Supongo que te podría ayudar sólo en esa frase, después de todos tenemos una hora...

─ ¡Sí! ─gritó estrechando mi mano ─prometo que te haré caso en todo lo que me digas.

Asentí. ─Vamos no perdamos más tiempo. Ah, ¿Dónde quieres practicar? ─pregunté sin saber a dónde ir. Él parecía pensar, pero finalmente se encogió de hombros. Un lugar vino a mi mente de manera repentina. Aunque ese lugar en específico me trae demasiados recuerdos, me trasmite tranquilidad y concentración ─ ¿Conoces un pequeño estero que queda camino al museo abandonado en el sur?