Destino

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Bien, esta historia finalmente sale de la pausa.  Ahora que OmegA está en etapa de fanservices puedo concentrarme mejor. Espero que esta historia los alegre y les haga suspirar también.

Yuuri despertó después del mediodía, cuando su cuerpo finalmente entró en calor

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Yuuri despertó después del mediodía, cuando su cuerpo finalmente entró en calor. Trató de levantarse, pero un fuerte dolor de cabeza en su lado derecho le impidió moverse más allá de intentarlo.

—Duele —se quejó. De inmediato sintió que alguien se acercaba a su lado. El movimiento lo asustó y trató de alejarse, pero al escuchar la voz de Pichit se tranquilizó.

—¡Yuuri! Pensé que no despertarías hasta más tarde.

—Pichit, ¿qué pasó? ¿Dónde está el hombre...?

—Víctor. Se llama Víctor. Está en la cocina preparando algo, lo envié a la base de la montaña a pescar, pero ya sabes cómo son los humanos, hacen lo que quieren. ¿Cómo te sientes?

—Me duele mucho la cabeza. Entonces... el humano... ¿es peligroso?

—No estoy seguro, pero te trajo aquí cuando estabas congelado. Se veía muy preocupado por ti. Por cierto, ¿qué le pasó a tu cuerno? —Yuuri se llevó la mano a la cabeza y jadeó con sorpresa antes de recordar cómo lo había perdido.

—Yo... creo que fue Víctor.

—¿Qué? ¿Ese maldito te arrancó el cuerno? —el monje estaba a punto de levantarse para darle una lección al cazador, sin embargo, antes que pudiera alejarse del moreno en la cama éste lo detuvo. Lo sujetó por una de las mangas de su ropa con los dedos.

—Pichit, tranquilízate, por favor. Es un hombre fuerte, pudo romper mi cuerno. No quiero que te pase nada.

—Soy un zorro muy astuto, no podrá hacerme nada. Estaré vigilándolo. Pensé que te había pasado algo en el bosque —el joven se veía sumamente preocupado por el yokai de cabellos negros.

—Ya crecerá otra vez. Solo será doloroso por unos días. Pichit, ¿cómo están las campanillas? —el zorro rodó los ojos. Le molestaba que su amigo nunca se enojara.

—Obvio que están bien, tonto. Sino estarías muerto —Yuuri hundió la cabeza entre los hombros —creo que la conmoción fue demasiado para ti, deberías descansar un poco más.

—No, debo regresar al bosque.

—No seas tonto. Ese cazador irá de nuevo a buscarte, solo te arriesgas a que te traiga medio muerto de vuelta. Además, ¿por qué te congelaste? Se supone que eres resistente al frío.

—La nieve se derritió un poco sobre mi y cuando me quedé dormido terminé perdiendo calor y congelándome. Además, me dolía la cabeza, se sentía bien que la nieve la cubriera.

—Todo un necio... te pondré algo en el cuerno para que sanes más rápido.

—Gracias, Pichit. No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí. Siempre que meto las patas me ayudas.

Snowdrops (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora