Papá:
Hoy es mi cumpleaños.
No tengo nada que celebrar, además de que no hay nadie para hacer una fiesta o algo parecido.
Tú eras el que organizaba todo eso, tú eras el que me felicitaba apenas cambiara el día, tú eras el que hacía especial este agrio día de mi nacimiento.
¿Y ahora? Ya no estás así que no hay nada que celebrar.
Papá. Te odio como nunca he odiado pero también eres el hombre al que más amo.
