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Su nombre...

-Realmente tiene una familia adorable, señor Rodríguez.

La voz que sale de ella es suave y delicada, suena igual que un susurro.

-Muchas gracias señorita Sarah. Podemos discutir su estadía aquí en la empresa como modelo.

Intente sonar lo más sereno que puedo, su presencia me causa una cierta incomodidad.

-Claro.

La manera en que camina me causa cierta inquietud, su sola presencia me hace querer devolver el estómago. Hay algo en ella que hace que quiera correr lejos. Muy lejos.

-Bien señorita Sarah. Aquí es el set, en dónde le tomarán las fotografías para la revista y los anuncios de la marca.

-Me encanta! Es muy llamativo todo lo que está aquí.

Hablaba hasta por los codos y eso me molestaba, normalmente estoy acostumbrado al silencio.

Caminamos por toda la empresa, le mostraba cada rincón del edificio solo para que dejará de hablar.

-Bien señorita, ¿Que tal le pareció todo?

Miró a su alrededor mientras que meditaba la respuesta, su semblante me parece familiar, aún no dejo de pensar que la conozco, de algún lado.

Pero...

¿De dónde?

-Es bonito.

Creí que me recitaria media biblia. La respuesta fue tan cortante aunque las palabras fueran dulces fue fría.

-¿Sucede algo señorita Sarah?

-...

Solo me miraba de esa manera tan frívola, tan decadente de vida y eso me estremecía.

-Señorita...

-Me voy.

-¡¿Que?!

Caminaba por los pasillos apurada, como si salir de aquel edificio fuera lo único que le importaba.

-¡Señorita Sarah! ¡Por favor espere! Deme alguna explicación por lo cual se iría.

Su cara parecía sacada de un libro de terror, sus facciones estaban tensas y sus ojos me miraban como si quisiera ahorcarme en ese momento.

-No tengo porque darle explicaciones a alguien como usted, señor Rodríguez.

El tono en como pronunció mi nombre me hirió.

-Pero señorita...usted sería perfecta para la colección, solo vea los diseños.

-No necesito verlos, yo no quiero trabajar con usted.

-Señorita escuche por favor!

-No! Usted escuché! Me cansé, me cansé de fingir no conocerlo, me cansé de sonreírle todo el tiempo cuando ni siquiera merece una mirada, odio, detesto, aborrezco estar cerca de usted! Asi que solo déjeme ir.

Nunca imaginé que alguien tan delicada como ella tuviera una voz tan firme y poderosa que causará querer alejarme. Pero soy el dueño de la empresa...y nadie jugará conmigo, no de esa manera.

-Señorita Sarah. No puede irse, usted firmo un contrato, ¿Lo olvidó?

En ese momento se paralizó y me miro con una confusión.

-¿Contrato? ¡Yo no firmé nada!

-Cierto, lo hizo su representante.

Sonreí de la manera más cínica que pude.

-Odio esa sonrisa.

Ensanche la sonrisa

-Pues tendrá que acostumbrarse a ella, ya que la vera muy seguido.

-Bien, si quiere jugar así, jugaremos.

No entendí

-¿Recibiste mi invitación...

¿Que?...

-Papa?...

PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora