Las letras ya no salían como quisiera, ya no le veo sentido a seguir escribiendo algo tan sincero para alguien tan mierd* como él.Sigo mirando el papel mientras que intento sostener el bolígrafo a causa de los constantes sollozos que brotan de mi, el corazón me duele.
Las gotas de agua salada dañan el pedazo que tengo delante de mí, lo empapan y me es imposible escribir sobre el, la tinta que ya estaba plasmada se acaba de distorsionar.La vista es borrosa y eso lo odio, odio que ese bastardo me haga sentir como una basura, como una perra, como alguien que ni siquiera merece sentir los rayos del sol. Odio ser su hija.
Intento escribir algo para descargar mi odio sobre este débil trozo de árbol, quiero decir todo lo repugnante que encuentro en el, todo el asco que me causa su sola mirada, quiero que se entere de que el es la mierda de la vida, quiero que se entere que me lastima, quiero que se entere que me duele, quiero que se entere que me hace falta, quiero que se entere que lo quiero como una hija a su padre.
Mi linda cara de porcelana está estropeada, el maquillaje se corrió, la sombra de ojos que me hacían ver unos ojos más expresivos, ahora mismo están por toda mi cara formando una fina línea de color negra. Vaya mierda.
La luz de la pequeña lámpara que siempre he conservado cada vez se extingue más, parpadea mucho y se me dificulta escribir con ella.
Observo atenta como deja de brillar y vuelve a hacerlo, será que las personas podrían hacer lo mismo? Pueden caer en tal abismo y subir con el mismo brillo que tenían? No lo creo.
Creo que esta noche no terminaré la carta.
Recorro la pequeña habitación que se supone que es una sala. El cuarto es más pequeño, mamá está dormida en un viejo colchón, casi nada abrigada, tomo el edredón que me corresponde y la arropó con esta, al instante parece que está mucho mejor. Tomo lo que es un pedazo viejo de una cobija y me intento abrigar con eso, me es imposible tapar todo mi cuerpo y dejó que el frío haga lo que tenga que hacer.
Cierro los ojos e intento pensar en aquel muchacho de ojos miel que tanto me gusta. En aquel chico que me hizo feliz, el me hizo sonreír al escribir una carta para aquel bastardo.
Desde aquí puedo mirar las rosas blancas que casi están del mismo color que la casa...debería plantarlas, no quiero que pierdan su bello color, me levanto y las tomo del jarrón.
El viento de la noche cala mis huesos, pero eso no me impide escarbar con mis manos un hoyo entre toda la suciedad, tomo las flores e intento que sean lo más firmes posibles. Miró mi trabajo y sale una sonrisa real. Una sonrisa de una pequeña de 5 años.
Cuando vuelvo a la habitación, las lágrimas salen sin poder detenerlas, sin embargo aún conservo la sonrisa.
¿Así se siente la felicidad?
Cuando por fin puedo reaccionar a tal sentimiento, me siento abrumada.
Logró emitir lo que son sollozos, no sé si debería estar feliz o triste porque al fin, siento esto no por mi padre. Si no por mí misma.Mamá despierta desorientada, enfoca su vista en mi patético momento de felicidad.
Siento sus brazos alrededor de mi y mi llanto aumenta sin medida, por primera vez en mucho tiempo, siento que alguien vela por mi, que hay alguien en este mundo que se interesa por mi, hay alguien que no quiere esta vida para mi. Yo lo sé.
Cuando por fin siento, el sueño acabo conmigo y quedó totalmente dormida en los brazos de mi madre.
...
Despierto en medio de la suciedad del barrio pobre. Los recuerdos de la noche anterior me acechan y me sacan una sonrisa.
-Sarah, veo que ya estas despierta.
Mamá, está vestida para el trabajo. Ya es tan tarde?
-Te deje de comer en la mesa, cariño.
Eso era nuevo. Ella normalmente no hacía de comer, todo tenía que hacerlo yo misma.
-Te veo en la noche amor, te quiero Sarah.
Y se va, dejandome con la sorpresa en mi interior.
Miró la mesa, hay un plato con pan tostado y jugo de naranja.Mientras mastico el alimento, no puedo soportar el tormentoso llanto que quiere desprenderse de mi y suelto las lágrimas en aquel agrio jugo.
Madre. Eres la única persona que se quedó conmigo.
Mamá....yo también te quiero.