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Empezó a pintarlo en el lienzo, con rapidez, queriendo captar esa misma expresión de vergüenza y sorpresa que él mantenía en su estado de shock después del increíble beso, el señor Dun se relamió lo labios, deseoso de volver a probar aquella carne que se supone tenía dueño, pero por supuesto aquel dueño no sabría apreciar lo que es bueno, tan bueno como lo era Tyler.

El señor Dun sabía lo especial que era Tyler, desde que la vio entre todas aquellos rubios franceses con su piel morena y cabello castaño, supo que necesitaba a aquel chico para ser su inspiración, y por supuesto, sentirse como lo hacía cuando él estaba presente no estaba previsto, es más, aquello de besarlo para tener una mejor expresión no era más que una excusa barata para probar lo que había estado deseando desde el primer día.

Sabía que no era algo correcto, después de todo él tenía 19 años y él estaba a punto de cumplir los 30, y también estaba el tema de que Tyler tenía novio, pero aquello iba a ser lo más fácil, después de todo tenía dinero, podría mandarlo a matar y nadie sabría que fue él. Simple como eso.

Pero no haría algo así, y menos a alguien tan maravillosamente artístico como lo era el chico que estaba frente a él.

—Ya casi termino— murmuró para sí mismo, con el pincel daba toques a la piel marrón y luego cambiaba este para darle los toques en las facciones para terminar creando un precioso boceto cuyo potencial podría ser digno de llegar a los museos de París, Francia.

Le dio unos toques más y sonrió ampliamente, mordiéndose el labio inferior con emoción y cogiendo en lienzo para mostrárselo a Godiva. Tyler miró la obra y sus ojos se aguaron en un segundo, su cuerpo reaccionó erizándole los vellos y nunca en su vida se había encontrado tan hermoso como en aquella pintura.

—Señor Dun... yo, yo no sé qué decir— balbuceó y se acercó a la pintura para apreciarla aún más.

—Podrías empezar con un gracias y dejar de llamarme señor.

—¿Y cómo le llamo entonces? ¿No le gusta? Lo hago en señal de respeto, sinceramente.

El señor Dun sonrió y dejó el lienzo sobre el caballete nuevamente, la inocencia que irradiaba Tyler era inmensa, gloriosa, todo lo que él jamás pensó pedir para su vida y que había caído como un regalo del cielo.

—Me encanta que me llames así, no sabes cuanto me complace.

Tyler parpadeó varias veces, algo confundido.

—No sé si sea correcto llamarlo por su nombre. Sería poco profesional.

—Eso ya lo sé— murmuró, y su gran mano se dirigió hasta el bonito cabello castaño de Tyler, acariciándolo entre sus largos dedos y sonriendo. —Pero supongo que "señor Dun" es demasiado largo, gritar mi nombre sería mucho más fácil y definitivamente más caliente si sale de tus labios, Godiva.


N/a: me siento mal, ojalá me muera.

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2018 ⏰

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