Mi Chico Malo | Jacob Sartorius.

Capítulo 11

Narra Tn.
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, todo me daba vueltas, ahhh, no debí haberme comido todos esos dulces.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara y los dientes. Cuando bajé las escaleras grité: «¡DESPIERTEN!» pero como siempre, nadie me respondió.

Me dirigí a la cocina y vi una nota pegada en el refrigerador.

"Hija, tu padre y yo hemos salido de viaje, por asuntos de negocios. Pensábamos quedarnos 4 días pero hemos decidido quedarnos 1 semana y media, ups...
Te dejé dinero debajo de tu almohada, Jimmy se inscribió en un campamento por un mes, así que sólo estarán tú y Hayden, porque Dylan se fue con sus amigos y no dijo cuando regresaría. Cuídate, los amo.
Mamá."

Miles de malas palabras pasaron por mi cabeza, y sin darme cuenta había maldecido en voz alta.

—¡¡Mierda!! ¡¿Por qué todos siempre me dejan sola?!

Pequeñas lágrimas cayeron de mis ojos mientras arrugaba y rompía la nota que mi mamá había dejado.

Dando un gran suspiro, subí a mi habitación y saqué el dinero de mi almohada. 

—Al diablo con todos, esta noche me divierto.

Me cambié de ropa y salí a divertirme.

Me estoy divirtiendo mucho....

Todos aquí lucen felices riendo y jugando.

Y fue en ese momento,

Que me di cuenta,

Que estaba en el parque sentada en una banca.

—Así no se suponía que sería la diversión–dije cruzando de brazos mientras parejas de novios pasaban en frente de mi; besándose y tomándose de las manos.

—¿Cómo esperabas que fuera? Conozco un buen lugar no muy lejos de aquí en donde podríamos divertirnos–oí a una persona que se sentó a lado de mi.

—Pft, ni si quiera te conoz-

Esos ojos.

Esa sonrisa.

¿Samuel?

—¿Ya no te acuerdas de mi? No te culpo, a nadie le importo como quiera–dijo Samuel soltando una risilla.

—Samuel, deja de decir estupideces y ven–dije trayéndolo más cerca de mi para darle un abrazo.

—No quiero incomodar nada entre nosotros, pero te extrañé.

Mi corazón empezó a latir muy rápido. Nunca me siento así al menos que Jacob esté cerca.

Las palabras no parecían salir de mi boca, solo estábamos sentados en la banca, abrazándonos el uno al otro.

Creo que sólo necesitábamos compañía mutua.

—Oh... mm y-yo igual–dije sin pensar aún abrazada a él.

Finalmente dejamos de abrazarnos y el me vió a los ojos.

—¿Quieres ir al lugar que te dije? –dijo rascándose la parte de atrás de su cabeza nerviosamente.

—¿Dije? Yo solo oí que dijiste que conocías un lugar, nunca me dijiste su nombre–dije viéndolo profundamente a los ojos.