Capítulo 8

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Lucia hace el primer movimiento…

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París 1630…

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Unos días después de la Danza Macabra, el Cardenal se paseaba a lo largo de su oficina grande y lujosamente decorada. Hasta ahora, había logrado dirigir a una Francia aún frágil a través del reinado de un regente tonto y frívolo, y ahora un rey débil y caprichoso; sin embargo, el delicado equilibrio estaba siendo alterado por la obstinación de una joven Bruja poderosa, una hija de Asmodeus. a quién no se atrevía a atacar directamente. Lucía había convertido a una María de Medici descontenta en el enemigo implacable de Richelieu, y la Reina Madre exigía la cabeza del Cardenal. Louis en un momento de debilidad había cedido a sus demandas. Richelieu iba a tener que convencer a un Rey sospechoso de que era mejor para él sacrificar a su madre y hacer que la exiliaran. Más que nada, el Cardenal quería ver a Francia como un país fuerte y exitoso, y no podía ver a Lucía destruir ese sueño, no lo aceptaría.

El Padre Joseph observó al Cardenal de cerca, notando su agitación y le preguntó de nuevo cómo pensaba involucrar a Magnus Bane en sus planes contra Lucía. El sacerdote había visto que el relato de Richelieu sobre el asesinato de la madre de la muchacha había afectado al Brujo, pero dudaba que fuera suficiente para asegurar la participación de Magnus.

-“Magnus Bane se ha hecho amigo de Adrien Fiore y he tomado medidas para asegurarme que Lucía sospeche que el muchacho es mi espía”- El Cardenal habló en voz baja como podría haberlo hecho en el confesionario. Cuando vio la expresión de preocupación en el rostro del padre Joseph, agregó- “Ojalá hubiera otra manera, y haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que se produzca una lesión grave en Fiore, pero que Lucía haga un movimiento contra él es el catalizador que Magnus necesita para involucrarse”- Lo que Richelieu no sabía en ese momento, era que ya era demasiado tarde para el joven músico. Lucía se había movido contra él con una ferocidad repentina e intensa que dejó al muchacho muerto y a Magnus devastado.

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Presente…

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El hermano Jarius esperó pacientemente a que Armand indicara si el inesperado visitante debería o no ser admitido. A decir verdad, no tenía interés en ninguno de los dos sentidos, pero cuando por fin el hermano Armand levantó la vista y dijo- “Por favor, muéstrale el camino”- Jarius estaba un poco sorprendido. El hábito de la reclusión desarrollado durante cien años no era fácil de romper. Cualquier lazo existente entre Magnus Bane y Armand Du Plessis debía ser muy convincente.

Magnus no estaba seguro de qué esperar cuando el Hermano Silencioso volvió a entrar en la habitación, pero una ligera inclinación de cabeza pareció se la indicación para seguirlo, y así lo hizo. Caminaron a través de pasillos de piedra perforados por ventanas altas y estrechas, subieron varios tramos de escaleras hasta que llegaron a una puerta de madera. El hermano Jarius llamó antes de abrir la puerta y permitir que Magnus ingresara en el austero estudio ocupado por Armand Du Plessis, que alguna vez fue Cardenal de la Iglesia Católica y Primer Ministro de Francia.

Magnus observó los desnudos muros de piedra de la habitación y el sencillo escritorio de madera y la silla. No había nada de la comodidad y el lujo que alguna vez había rodeado al poderoso Cardenal Richelieu. Los adornos exteriores de la habitación eran sólo una señal de la metamorfosis total de este hombre desde una vida de poder y política, a una de contemplación y reclusión. Magnus se encontró preguntándose qué había provocado un cambio tan extremo.

-“Ha pasado mucho tiempo, Magnus Bane”- dijo el hermano Armand, su voz sonaba oxidada por la falta de uso- “Por favor, toma asiento y cuéntame qué te trajo aquí, tan lejos de Brooklyn”

Si Magnus se sorprendió de que Richelieu supiera lo suficiente sobre su vida actual como para saber que era el Gran Brujo de Brooklyn, un lugar que ni siquiera existía cuando el Cardenal gobernó el panorama político, no lo demostró- “Estoy aquí porque Lucía ha sido liberada de la dimensión demoníaca y necesito tu ayuda. Ella querrá que cumpla el juramento de sangre que firmé hace siglos. Ha estado suelta en el reino de los mortales por menos de tres días y ya mató al pobre tonto que accidentalmente la liberó”

-“¿Estás seguro de que fue Lucia?”- exigió el hermano Armand, pero antes de que Magnus pudiera responder, volvió a hablar- “Perdóname, no estarías aquí de no ser así. ¿Qué quieres que haga?”

-“Quiero que me acompañes a Nueva York, mi juramento me impide contarles a los Cazadores de Sombras del Instituto acerca de Lucía, pero tú sí puedes. Necesitan saber a qué se enfrentan, y no me arriesgaré a que lastime a nadie más que me importe”

Richelieu sintió una punzada de culpa ante las palabras de Magnus. Nunca le había contado al Brujo más joven acerca de su propia participación en la muerte de Adrien Fiore, pero ciertamente sintió esa gran responsabilidad y eso lo llevó a aceptar la petición de Magnus. Él dejaría su santuario y viajaría a Nueva York para ayudar en la captura y eliminación de Lucía, eso era lo mínimo que podía hacer, y muy poco comparado con la gran deuda que tenía.

Magnus se despidió del hermano Armand después de acordar encontrarse con él en el claustro después de que el último de los turistas se hubiera marchado ese mismo día; desde allí, un portal los llevaría de inmediato a Nueva York. Las horas intermedias se usarían para prepararse para el viaje. Magnus dejó la Abadía y encontró un pequeño restaurante en el pueblo. Estaba algo sorprendido de lo rápido que el ex Cardenal había accedido a acompañarlo, pero no iba a mirarle el diente a un caballo regalado.

Fue el hermano Jarius quien le acompañó a Magnus fuera de la Abadía. Decir que estaba conmocionado por el hecho de que el hermano Armand saldría del santuario del Monte Saint-Michel era insuficiente. El ex Cardenal Richelieu, primer ministro de Francia y Gran Brujo de París, en el mundo moderno. Negó con la cabeza, ¿qué podría hacer un hombre, un hechicero de su poder, brillantez y crueldad una vez que hubiera sido atraído al mundo terrenal?

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Magnus se sentó en el restaurante, jugando con la comida que había ordenado, su mente centrada en su miedo por Alec y su deseo de lidiar con Lucia antes de que tuviera la oportunidad de hacer estragos en Nueva York. Y luego estaba el juramento de sangre, lo último que quería hacer era ayudar a Lucía a tener un hijo. Con pensamientos desagradables arremolinándose en su cabeza, casi no escuchó el sonido de su teléfono celular. Lo sacó apresuradamente de su bolsillo y respondió la llamada sin revisar la pantalla.

-“Mi querido hermano, espero no haberte encontrado en un mal momento”- dijo una voz aniñada antes de que Magnus tuviera la oportunidad de responder- “Sé que estás tan ansioso como yo de resolver nuestro pequeño asunto de negocios. Encuéntrame dentro de dos días en Melrose Hall, Bedford Avenue, en Flatbush”- su risa aguda y cacofónica resonó cuando Magnus gruñó una respuesta- “Ah, y querido Magnus, por si estabas pensando en engañarme otra vez, ¡sólo ten en cuenta que la supervivencia de esa frágil cosa a quien llamas esposo depende de tu buen comportamiento!”

La respiración de Magnus quedó atrapada en su garganta cuando escuchó una voz familiar que gritaba de dolor. ¡Oh querido Dios, no! ¡Alec! Luego escuchó a Lucía reír mientras alentaba a su prisionero para que la ayudara a convencer a Magnus de no intentar ningún truco.

-“M–Magnus”- la voz que más amaba en todo el mundo dijo al teléfono- “Aku cinta kamu, no la…”- Antes de que pudiera terminar, el teléfono le fue arrebatado y Magnus pudo escuchar al fondo gritos ahogados de dolor mientras Lucia susurraba en su oído- “Sabes lo que debes hacer para que esto pare hermano querido, tic tac, tic tac”

La línea se apagó cuando Magnus se puso en pie. ¡Tenía que volver a Nueva York, sin demora! Estaba tan aterrorizado que ni siquiera se dio cuenta de que la dirección que Lucía le había dado, Melrose Hall, una mansión de la época colonial con una larga y embrujada historia, ya no existía, había sido derribada en 1903 para dar paso a un fraccionamiento de casas y bloques de pisos.


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Ahora sí, espero les haya gustado y nos leemos en la siguiente😘🤗

Danza Macabra - Danse MacabreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora