Cuarta parte de la serie 'La hora de las brujas'
Traducción del fic de webspinner2
Alguien del pasado de Magnus ha vuelto para perseguirlo, y es alguien a quien siempre quiso mantener lejos de Alec. Puedes elegir a tus amigos...
¡Hola! Muchísimas gracias por todos sus comentarios como siempre es genial leerlos RebeFernandez5, Mkijud, GladysElizabethGrego, ElizabethHernande381, crisalecbloom, EugeniaJimenez, IlmrTolkien, MagnusNoizLightwood, Rosewood84, Flor-otaku, MaryPlaza8, Crazy_Ghost_Girl_14, BiancaCarrillo1, Jennyta00, montirroch, RhimerSantos 💜💛💜
Mil gracias tambien a quienes han dejado un voto y continúan leyendo💙💛💙
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Lucía ha empezado a moverse 😱 y ahora que tiene a Alec, Magnus no tendrá más remedio que cumplir con su parte del trato. Alguien ya sabe de qué se trata? 🤔
La mente de Magnus era un remolino de miedo y desesperación, ni siquiera recordaba haber regresado a la Abadía, sólo que estaba allí, golpeando la puerta, exigiendo entrar. Una vez más, fue el hermano Jarius quien abrió y lo condujo a la misma pequeña sala de estar, antes de ir en busca del hermano Armand. Al quedarse solo, Magnus paseó por la habitación como león enjaulado incapaz de alcanzar a quienes lo encerraron y atormentaron.
Armand Du Plessis de Richelieu entró silenciosamente en la habitación; observando el rostro pálido y sombrío de Magnus y la tensión que irradiaba el brujo- "Magnus, ¿qué ha pasado?"- el ex cardenal habló suavemente en un inglés muy acentuado. Después de todo, irían a Nueva York, así que pensó que era mejor acostumbrarse a eso lo antes posible.
-"Lucía se ha llevado a Alexander Lightwood, uno de los Cazadores de Sombras del Instituto de Nueva York"- gruñó Magnus- "Debo regresar de inmediato"
-"Ah, Alexander, ese es el chico con el que te casaste recientemente, ¿no? Lo siento Magnus. Podemos irnos de inmediato, y si hay algo que pueda hacer para ayudar, solo tienes que pedirlo"
Hubo un tiempo en que Magnus podría haberse sorprendido de que Richelieu supiera tanto de su vida, pero eso fue hace mucho. La experiencia le había enseñado que a los hombres como el ex Cardenal les importaba estar bien informados, el conocimiento era poder. Sin decir una palabra, Magnus abrió un portal que los llevaría de la costa occidental de Francia a su piso en Brooklyn en un abrir y cerrar de ojos.
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