CAPITULO 2

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El joven de veterinario ordenaba su habitación, aquí es donde viviría hasta el resto de sus días. 

Sabia que tendría un trabajo rentable, en ese pueblo habían muchas granjas.

Conocía una cuando iba de niño, aunque le daba miedo ir, ya que contaban leyendas que ahora ni recuerda.

Tenia un amigo, se llama Armin Arlet, nieto del dueño de la granja "Arlet". El señor Geaorge Arlet, abuelo parte paterno del rubio amigo.

De hecho, pronto iría ahi, ya que se comunicaron hace poco, querían que vieran a sus animales y unos problemas que han tenido.

Estaba feliz de volver, su pueblo natal, en donde vivió la mayor parte de su infancia, hasta ese día, en donde enfermo demasiado y su padre murió.

Tendrá que pedir el traslado de su sangre, ya que es realmente extraña.

Ni la sangre de su propia madre le sirve, nadie le podría ayudar si la necesitara.

Después de todo ordenado, hizo su cama y se fue a acostar para dormir.

Cerro sus ojos, solo había silencio en esa casa.

Mientras que mas haya del bosque, unas bestias enormes y peludas olfateaban el aire.

Se miraron y comenzaron a correr hacia las montañas, para llegar a las cuevas.

De un saltaro cruzaron un arroyo, esquivando las trampas para osos.

Ya cruzando todos los peligros, se guiaron por el olor a humo, leña quemandose lentamente y carne asandose.

Llegaron a una cueva, mas bestias habian ahi, mirando a los que llegaron.

Pero un humano con pieles en los hombros se acerco, mirandolos con el ceño fruncido.

-¿Que es ese olor? ¿Lo descubrieron?-les hablaba con interés.

Se miraron nuevamente, una de las bestias se acerco e hizo una especie de reverencia.

-Señor... es un humano...-

-¿Un humano?-se acerco-¿Como un humano tiene ese olor? Es dulce... muy dulce... los idiotas chupa sangre lo querrán...-

-No lo se señor... quizas aun no saben...-

-Tal vez... pero es sangre....-Se sentó mirando a las bestias-Hay que averiguar mas de ese humano...-dijo serio.

Las bestias solo asintieron y fueron con los demás para refugiarse con el calido fuego.

El que parecia humano, se acerco a la orilla de la cuava, olfateo la brisa.

-Ese humano... su carne... será mía...-susurro y sus ojos color ambar brillaron.

Comenzo a aullar, convirtiendose en una de esas bestias, su pelaje particular, de dos tonos. Es un hombre lobo.

Se acerco a los demas, comiendo carne cruda y otros carne asada con el fuego.

Al otro lado del bosque, cerca de una montaña fría y oscura, habían unos seres semejantes a los humanos.

Pero su piel pálida como un muerto, sus ojos eran la mayor parte del tiempo rojos carmesi, como la sangre.

Estaban en un castillo, que no era posible ser visto por los humanos, ya que su poder los protege.

Estaban reunidos en una gran mesa, con unos candelabros y velas.

Permanecían en silencio, mientras que el mayor de todos, hablaba.

-Ese extraño olor... es dulce...-decía caminando de un lado a otro- los mande a ustedes dos a investigar...-miro a dos jovenes, con caras serias-¿Que mierda es?-

-Según lo que vimos y olfateamos.... señor... es un humano... el acaba de llegar... su tipo de sangre es desconocida para mi... solo puedo decir que es joven... -hablo la mujer.

-Bien... los pulgosos tal vez ya lo sintieron... y saben como son....-sonrio- tal vez nos haremos un festín con ese humano....-Elevo una copa-¡Bajala!-

De arriba bajaba amarrada de pies y manos, una joven mujer, estaba desnuda mirando a las personas que estaban ahí.

-¡Sueltenme! ¡No les he hecho nada! ¡Por favor!-gritaba desesperada.

-El oz....-dijo el hombre.

Uno se los otros seres, se acercó con un oz, la filosa navaja acaricio la piel terna y clara de la joven.

-¡Hazlo!-

El ser comenzó a cortar la piel, los demás elevaban sus copas, recibiendo el tibio liquido carmesi.

-¡AAAH! ¡NOO! ¡DUELE!-gritaba la mujer.

-Callala...-lo dijo seriamente y el otro asintió.

Acerco la filosa hoja del oz a el cuello de la joven y lo corto, degollandola.

Todos bebían de la sangre fresca, aunque sus olfatos seguían con el olor dulce de esa sangre.

Sobre todo un ser palido, cabello azabache y ojos azul eléctrico, pero ahora rojos, son vampiros.

Dos razas distintas, el mismo olor, el mismo humano, un solo deseo.

La sangre de ese mortal.

VAMPIRE LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora