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Está es una historia pequeña, espero que les guste.
Lara Williams y Ginger
La rizada arrojó sobre la cama un sinfín de vestidos, faldas y tops que en casa jamás usaría, en realidad, aquella ropa era algo que jamás usaría a menos que quisiera meterse en problemas y eso es justo lo que buscaba ese día.
¿Qué le quedaría bien a Lara? El aspecto de sus dos mejores amigas era tan dulce que dudaba que cualquiera de eso vestidos fueran la mejor opción. Escogió un par de vestidos brillosos que parecían ir a juego y dos pares de zapatillas lo suficientemente altas para romperse un tobillo con cualquier paso en falso y metió todo en una bolsa plástica antes de salir a su encuentro con la rubia.
-Nada menos de 15 centímetros.- Anunció cuando la chica subió al auto y tras pensarlo mejor volvió a hablar.-En tacones, me refiero. Y un par de vestidos, presiento que te quedaría el rosado, te ves más tierna.- Señaló el estuche que estaba alado de la bolsa en el asiento trasero y se encogió de hombros levemente.- Tendrás que ponerte algo de maquillaje, no te dejaré ir así, si yo tengo cara de bebé tú me ganas, Lara.
si su plan era sencillo, se cambiarían en algún baño público que encontraran vacío y la llevaría a algún bar buscando diversión (problemas, implícitamente) ¿Quién diría que la rubia aceptaría tan rápido a las locas ideas que Ginger le había dado?