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Shawn había crecido toda su vida escuchando a su tío, todos los consejos que aquel le daba, y sólo hubo uno el cual no pudo seguir, una simple regla, una que había echo su vida más fácil hasta ahora "No te enamores." En aquella habitación de instituto había quedado la única oportunidad, la esperanza de haber iniciado algo, algo que jamás podía ser.

Los minutos ahora pasaban más lento, su corazón latía menos, necesitaba hablar con alguien, justo en ese momento, sus dedos teclearon un rápido mensaje. Y cinco minutos después ya estaba en la habitación del destinatario, dejando caer maleta enzima de ésta, tirándose boca abajo en la cama.

- ¿Así qué una chica, eh? - dijo Ethan en todo divertido. Era la única persona que podía recurrir cuando no podía hablar con su hermano, y esto era algo de lo cual no podía hablar con nadie de su familia, no podía admitir sus sentimientos en voz alta, de ésta manera serían más reales.

- Callate.- respondió el castaño, quedando su voz amortiguada contra la cama.

- ¿Qué paso?

- Que acabe algo que jamás empezó, y algo que jamás lo haría.

- ¿Cómo lo sabes?

- Ella me odia, y dice que soy un idiota.

- Eres un idiota.

-Vete a la mierda.- Shawn se giró pegando su vista al techo. No entendía como era posible que aquello le estuviese pasando a él, cuando se reía de los tipos que sufrían por amor, ahora el estaba siendo patético, está llorando la pérdida de alguien que jamas fue suya.

Sᴡᴇᴇᴛ Dʀᴇᴀᴍs; s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora