No Podías Haberme Amado Mejor
El mundo giraba como siempre, el sol aparecía y volvía a desaparecer en su lado del planeta, era tan normal. Era un día normal. El sol brillaba y casi calcinaba a quien se atrevía a enfrentarlo.
Suspira algo harto de seguir compartiendo esa asquerosa oficina pequeña y sofocante con Jongin. El lugar era tan pequeño y con todos los planos, los intentos de planos, las maquetas que estaban unas sobre otras, los miles de informes y más encima las golosinas de su compañero que hacía que todo el lugar oliera a patatas fritas.
Era horrible y todo por culpa del tacaño de Jongin que nunca buscaba oficinas sólo para no gastar más, y jamás estaba de acuerdo con otras oficinas; que el color, la decoración, la textura de las paredes y toda la basura que argumentaba para seguir ahorrándose algo de dinero.
Dios, si los vieran le daría una vergüenza que se lanzaría de allí mismo.
Por suerte sus reuniones de negocios las tenían en cafeterías o iban a hacer exposiciones donde sus clientes desearan. Era mejor que ir a ese chiquero y poner en tela de juicio sus habilidades, y sólo por el olor, o tal vez debería decir hedor.
- Ya deberías ir, es hora, después vuelves renegando y con cara de perro.
Y sólo por eso lo odia más.
- Iré a asegurar mi futura oficina en el edificio que tú y yo diseñamos, la oficina que diseñé con todos tus ridículos gustos sólo para que dejes de ser tan tacaño y nos mudemos de una vez.
- Hablas como si estuviéramos casados – se burla el moreno riéndose de la cara de asco que pone su mayor.
- Antes de casarme contigo preferiría mil veces castrarme.
Jongin estalla en risas y Taemin también, siempre terminaban discutiendo y diciendo cosas sin pensar. Se maldecían y habían días en que juraban que irían donde las brujas a echarse maldiciones, que irían a los cementerios y venderían sus almas con tal de terminar con esa horrible asociación que hicieron juntos.
Juntos y una mierda.
- Espero que un macho rudo se cruce por tu camino y dejes de tener esa horrible idea – le saca la lengua y hace que Taemin se enfade más.
- Y yo espero que un día se te caiga de tanto irte de putas.
- ¡Te lo presentaré algún día!
- Sí, claro.
Rueda los ojos y se va divertido. Al menos hacer que se sienta mal por lo de su novio de fantasía le levanta el ánimo.
Mucho, en ese día tan caluroso que decide sacarse el saco y llevarlo colgando en el brazo. Iría con calma, después de todo, Jongin no sabía que iría sólo a recoger un par de invitaciones formales para esa fiesta de inauguración. El muy idiota creía que estaba yendo a rogar por esa oficina, cuando él ya lo tenía todo planificado, era ya el arrendatario oficial de la mejor oficina con la mejor vista de la ciudad.
Sonríe ampliamente, porque a lo que iba principalmente era a firmar el contrato formal por cinco años.
Cinco.
El bip típico del asesor, al que ya estaba acostumbrado por tantos años, suena y sale caminando con una seguridad que expelía por cada poro de su piel. Le encantaba sentir que tenía el control de esa situación. Al fin dejarían esa oficina donde habían empezado a trabajar independientemente hacía más de cinco años. El contrato terminaba ese mismo mes y Jongin no tenía la mejor idea. Después de todo los desalojarían de allí.