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¿Haz creído que tienes varias personalidades?

¿Que tu humor cambia conforme pasa el día?

¿Que te comportas diferente con cada persona?

Si tu respuesta es sí. Debes saber que tú mismo decides cómo ser, tú tienes el control de tus sentimientos y puedes ser tú mismo con y cuando quieras.

Jordan Mondragón no podía, le era difícil controlarse así mismo. Desde niño tuvo que ir al psicólogo y se le diagnosticó trastorno de la personalidad múltiple.

Sufrió bastaste de niño y repercutió en su salud mental, jamás volvió a ser el mismo niño inocente y tierno.

Se volvió un niño tímido, callado y reservado cuando cambiaba de ser Jordan a John, pero cuando pasaba a otra de sus personalidades cambiaba brutalmente de personalidad.

Un ser despiadado, violento, "sin sentimientos" cuando Jason era el que tomaba el control.

Entraba como en un tipo de trance.

Mató a varias de sus mascotas cuando era Jason el que salía a la luz, bebía su sangre y reía como si estuviese desquiciado.

Aunque con el paso de los años logró controlarse mejor y no dejaba que sus dos personalidades extras salieran a relucir tanto. Uno más peligroso que el otro.

Su madre logró convencerlo de estudiar en una preparatoria de forma presencial, ya que fue educado en casa desde que comenzó con su trastorno.

Pero aún así, existía la posibilidad que alguna de sus otras dos personalidades saliera a la luz, con él era el chico de las tres jotas, Jordan, Jason, y John.

Era él, su peor enemigo y un tipo que no le caía tan mal.

SEMANAS ATRÁS.

Su día comenzaba como el de una persona normal, se levantaba de la cama para tomar una ducha antes de ir a su primer día de escuela.

Pero los diálogos internos con sus dos personalidades extra lo hacían dudar de salir de casa.

"Vamos John, despierta, Jordan quiere mantenernos aquí encerrados sin poder salir a la luz" la voz ronca de Jason colmaba la paciencia de Jordan.

"No tengo deseos de salir a ninguna parte, Jordan tiene razón, él estuvo aquí antes que nosotros, no debemos quitarle su espacio" contestó John tímido.

"Eres un maldito cobarde, si me ayudaras, podríamos encerrarlo y salir al exterior siempre que quisiéramos" exclamó Jason más molesto.

—Jamás te hará caso Jason, deberías rendirte —habló por fin Jordan mientras salía de la ducha secándose con una toalla para poder vestirse.

Cuando se miró al espejo comenzó a peinar su cabello oscuro mojado.

Se puso una de sus chaquetas negras y tomó su mochila para después encaminarse a las escaleras.

Se encontró con su madre preparando el desayuno.

—Jordan, cariño, siéntate, en un momento te sirvo —miró a su hijo y le sonrió.

—No tengo mucha hambre —contestó Jordan un poco cabizbajo.

—Vamos cielo, yo sé que puedes hacer esto —caminó hacia él y le dio un beso en la mejilla—. Ven, siéntate, te daré el desayuno.

Jordan se sentó y comenzó a comer, tomaba su jugo de naranja de vez en cuando y después de terminar salió de casa.

Su escuela estaba bastante cerca así que decidió caminar, apenas pasaron diez minutos y ya se encontraba cruzando la puerta de la entrada y su estómago se retorció por la ansiedad.

NO SOY YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora