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Entré al salón de clases junto con Nadia y la sensación de pesadez se asentaba poco a poco sobre mi cuerpo. Ella al contrario se veía feliz, a pesar de todo lo que había pasado las últimas semanas, de todo lo que pasó respecto a su tío, los golpes que aún manchaban la piel de su rostro no le quitaban ni un poco la belleza natural que poseía.

Sentí una mirada pesada mientras me sentaba, busqué de dónde provenía y miré a la chica con la que tuve relaciones sexuales en el baño tiempo atrás.

Sentí mi estómago revolverse y bajé la mirada.

"Creo que me están llamando" la voz de Jason dentro de mi cabeza me hizo apretar los puños con fuerza.

­­­­­­­­­­­­­—No lo hagas —le supliqué en voz baja tratando de regular mi respiración, concentrándome.

"Será solo una follada, total, si no quieres compartir a Nadia déjame divertirme un rato" comencé a sentir temblores a través de mi cuerpo, mi vista se nubló y la falta de respiración me puso los ojos llorosos.

—¿Te encuentras bien? —La voz de Nadia se escuchaba lejana, no podía permitirme perder el control ahora—, ¡Jordan! —dijo alzando un poco la voz.

La voz de Nadia me hizo volver a la realidad, volteé a mirarla y la preocupación en su mirada solo acrecentó mi sentimiento de culpabilidad.

—¿Algún día me dirás qué carajo pasa por tu cabeza? —preguntó con una sonrisa y mi cuerpo se relajó un poco.

—Te lo pienso decir algún día, cuando llegue a mi límite y no pueda ocultarlo más.

—¿Tan grave es? —preguntó susurrando para que nadie de nuestro alrededor pudiese escucharla—. ¿No puedo ayudarte en nada?

Me pasaron miles de cosas por la cabeza pero la que más me causaba sonido era que Nadia me había traído de vuelta 2 veces con sólo gritar mi nombre y que ha evitado que Jason tome el control.

—Tal vez ya me has ayudado —Murmuré y tomé su mano—. Sólo que no me había dado cuenta.

El profesor entró al salón y dejamos nuestra charla de lado para poner atención.

"No tendrás tanta suerte la próxima vez" se quejó Jason y cerré los ojos con fuerza tratando de alejarlo hasta lo más oscuro de mi subconsciente.

Al terminar las primeras clases salimos a comer a la cafetería, y aunque las miradas curiosas nos incomodaban un poco, hubo una en especial que me hizo revolver el estómago.

Era Elizabeth de nuevo, me miraba fijamente y después me sonrió, yo solo desvié la mirada y seguí comiendo, ignorarla sería lo mejor, porque ¿Cómo le dices a una chica con la que tuviste sexo que no eras tú el que se lo estaba haciendo?

Después de comer seguimos en el horario escolar pero salí al baño un momento ya que el estrés hacia estragos en mi estómago.

Al salir del baño me sorprendí a ver a Elizabeth recargada en uno de los casilleros del pasillo, al mirarme ella se incorporó y sacó un poco el pecho en un gesto que hacía notar su "superioridad".

—Me has tenido un poco abandonada Jordan —el tono de su voz era lascivo y caminó hacia mí.

—No pensaba buscarte de nuevo —traté de responder con seguridad pero ella soltó una carcajada.

—¿Piensas que puedes cambiarme por esa rata de biblioteca que no piensa abrirte las piernas tan fácil?

—Prefiero eso a arriesgarme a contraer una enfermedad por culpa de una chica tan fácil —creí que me golpearía, que se sentiría ofendida y se iría pero no fue así, ella solo negó con la cabeza divertida y envolvió sus brazos alrededor de mi cuello.

NO SOY YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora