— Te hago desear... ¿Muchas cosas? — preguntó el mayor mientras deslizaba una mano por la espalda del castaño colocándola hasta el final.
DongHae tembló. Oh, la forma en la que el más alto había formulado esa pregunta, su voz.
— Sí — respondió. Su espalda fue acariciada tiernamente. Gimió, correspondiendo a las caricias y al cuerpo contrario, comenzó a arrullarse como siempre lo hacía, aunque esto era mucho más intenso.
— ¿Has tenido algún amante?, ¿compañero?, ¿alguien que te amara?, mi DongHae — volvió a preguntar el dueño del lugar.
Él sólo sacudió la cabeza, sus dedos acariciaban el cuerpo del otro hombre.
— Sólo tú — contestó.
— Yo sí he tenido muchos amantes, pero nunca nadie que me amara — confesó el pelinegro después de un momento de silencio.
— ¿Ni siquiera tu pareja? — pero el menor ya sabía la respuesta, ya que si el otro hombre hubiese amado al otro jamás lo hubiera dejado solo. — Te amaré HyukJae. lo haré...
— Eso espero, mi DongHae. No deseo nada más — Lee lo besó otra vez. Oh, esos besos eran deliciosos, increíbles. El más bajo gimió suavemente, su boca se abrió en respuesta a los besos del contrario, su corazón se abrió al amor del otro hombre y a su necesidad.
El cuerpo del castaño comenzó a quemarle con un fuego que jamás había sentido antes. El mayor se presionó contra él, tan caliente, fuerte, poderoso y esbelto.
— Quiero tocar tu piel, y memorizarla, — susurró el menor. Pudo escuchar movimiento de ropa, luego su mano fue presionada contra la carne abultada. — Oh, tan cálida — murmuró deslizando sus dedos sobre el pecho del otro hombre deteniéndose a explorar los abultamientos y cicatrices. Era como un mapa de las cosas terribles que le habían pasado, el dolor que había soportado.
— Yo... nunca... nadie... las ha tocado — dijo nervioso el pelinegro.
— ¿Duelen? — preguntó, presionando su mejilla contra el pecho ajeno, acariciándolo, experimentado las extrañas sensaciones de la piel suave y las abultadas cicatrices.
— No, ya no. Antes lo hacían — el más bajo presionó sus labios contra una y otra y otra, sus brazos envolvieron, al contrario. Se sentía tan bien, el estar besando y tocando al otro hombre, se sentía cálido y caliente por dentro. Encontró una pequeña tetilla que se endureció. La besó y lamió, curioso al sentirla dura.
— Ah.... ah... DongHae. Eso se siente... es como magia — gimió el dueño de la casa.
Oh, oh. Él había hecho sentir a HyukJae magia. Lo lamió nuevamente y movió su cabeza hacia la derecha, buscando la otra tetilla. Besó y lamió cada cicatriz que encontró en el camino. El corazón del mayor latía con fuerza y se encontraba jadeando.
— Tu piel sabe a sal, canela, y a algo dulce— murmuró contra la piel ajena.
— ¿Dulce?, ¿mi piel?. ¿Estás seguro? — preguntó el otro hombre.
— Tal vez necesito volver a revisar — suspiró el castaño, lamiéndolo nuevamente.
— Oh, oh. Sí, por favor — el más alto inhaló nuevamente, sus manos enredándose en la cabellera del menor.
Él encontró más piel para besar y lamer, más cicatrices y aquella primera tetilla que había saboreado. Oh, sí. Definitivamente algo dulce.
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Belleza Auditiva.
FanfictionSinopsis: En un mundo donde la belleza está sobrevalorada, DongHae es ciego. Sus padres lo han protegido del mundo, pero su desesperación lo agobia al pensar que será de él por ser tan inútil. En esos momentos aparece HyukJae, un espía que fue atrap...