El padre de DongHae envió a dos guardias por él. El menor se rehusó a partir.
Luego su padre vino personalmente y de nueva cuenta se rehusó nuevamente a partir con él. El magistrado le siguió con una gran cantidad de soldados, ¡muchos soldados!.
El castaño lo sabía debido al sonido que causaban sus pasos al marchar enfrente de la pequeña vivienda en el valle de la montaña. El mayor se lo confirmó, al parecer eran, aproximadamente, unos cuarenta y siete.
El más bajo tomó la mano de HyukJae y se paró erguido y orgulloso en el frente de su hogar.
— Estoy con mi compañero de vida, me quedaré aquí —. El menor no quería a estas personas en su hogar, podía oler el sudor de ellos y como el aroma de las flores y grama se desprendía al haber sido aplastadas por tantas botas.
El magistrado estaba sorprendido al escuchar sus palabras. — Tu padre dijo que habías sido embrujado y obligado por un hombre loco.
— HyukJae no es ningún loco. Él es un héroe de nuestra gente y yo me siento honrado por estar con él.
El magistrado y los soldados partieron y el menor dictó una carta a su padre. No tenía habilidades; no podía ver apropiadamente. No había motivo para que ellos quisieran aferrarse a él. Estaba feliz con su pareja y lo único que deseaba eran sus bendiciones. Sin embargo, dejó muy claro que se quedaría aunque no recibiera su aprobación.
Finalmente la aprobación llegó y el pequeño castaño corrió por la casa en dirección al estudio del dueño de la casa, queriendo compartir las buenas noticias. Conocía este lugar tan bien como el anterior, esquivando a la perfección los muebles.
El mayor estaba tarareando, sentado en un punto soleado cerca de su escritorio de madera. La infelicidad de esa voz había comenzado a desvanecerse y ahora era casi inexistente. DongHae se detuvo a uno o dos pasos de la habitación, solo escuchando los sonidos. Eran hermosos. La chimenea estaba encendida y la luz solar penetraba por las ventanas. —¿Hyuk?, he recibido una carta hoy por un mensajero —. Él se movió en dirección a la silla del contrario, con pasos seguros.
—¿Sí?, ¿buenas noticias? —. La voz del pelinegro se tornó más cálida y feliz, eso se debía a él. Las alas oscuras de esa voz aparecían en su mente.
Asintió sonriendo. — El mensajero dijo que mi padre no esperaba respuesta y que había dado su bendición. ¿Podrías leerme la carta? —Le entregó el pergamino y se acomodó en su ya acostumbrado lugar, en los muslos de éste.
— Lee DongHae tú y tu pareja tienen tanto mi bendición como la de los ancianos de la familia. Tus cosas serán enviadas pronto. Vive bien y honra tu nombre —. Le acarició el rostro.
— Esto es mucho mejor de lo que esperaba.
El menor sonrió. Había esperado que la nota tuviera un tono más personal, algo no tan formal, una simple palabra de amor, pero era mejor que nada. Ellos habían ganado la lucha. — Nadie tratará de llevarme de tu lado. Podemos vivir en paz HyukJae.
—Y podrás tener tus cosas... tus frazadas favoritas, tu flauta — expresó.
El castaño asintió emocionado. — He querido tocar la flauta para ti, Hyuk.
— Creo que eso será encantador. Dime qué más cosas tuyas añadiremos a nuestro hogar —dijo el dueño de la casa emocionado.
— Tengo una frazada que es tan suave, es como el aire, pero es muy cálida. Padre dice que no es la gran cosa, pero para mí es maravillosa.
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Belleza Auditiva.
FanfictionSinopsis: En un mundo donde la belleza está sobrevalorada, DongHae es ciego. Sus padres lo han protegido del mundo, pero su desesperación lo agobia al pensar que será de él por ser tan inútil. En esos momentos aparece HyukJae, un espía que fue atrap...