Créditos de la imagen: Paco Segovia Aguado.
-------------¡Cuánta cantidad de ropa! ¡Me encanta todo lo que hay aquí dentro! ¡Cuántos vestidos! ¡Cuántos zapatos! ¡Cuántas joyas!... —Dije con los ojos abiertos muy emocionada
-Anda, elije ya... —Dijo Casiopea seria.
-¡Gracias, Gracias, Gracias! —Dije una y otra vez mientras Casiopea me aguabtaba con paciencia.
Casiopea pensaba en cómo iba a salir vestida, se supone que tenía que ponerme algo "adecuado" y no salir llamando la atención:
Therix eligió unos ropajes mas o menos adecuados. Iba a llevarle a ver Freyland, así podía tranquilizarse un poco y olvidarse más o menos. Se fue a una pequeña iglesia dentro del castillo a dormir, Sora y yo tuvimos que llevarla a una habitación y luego yo tuve vigilar toda la noche para que nadie, ni si quiera el rey, se acercase. A parte de eso, tuve que hacerle un hechizo para que se olvidase en gran parte de lo pasado ayer. Para ello, pinté una rosa azul en su espalda con sangre de unigaso (un ser mitológico aquí en Freyland).
-Por cierto, ponte un abrigo que hace mucho frío —Dije.
-Voy —Se dirigió al armario donde se disponían hermosos abrigos —Vamos a ver... creo que este —Sonrió. Eligió un abrigo negro con un vuelo de cintura para abajo.
Yo sólo pensaba en ver aquella extraña ciudad: Por alguna razón, en ese momento no pensaba en mi vida del otro mundo ni en mi muerte.
Cuando íbamos a salir, Casiopea me dijo que no saliésemos por la puerta principal , ya que el padre de Sora nos vería, así que fuimos por la parte de atrás, cruzando por la iglesia en la que me dormí ayer.
Cuando salimos del castillo pude observar que unos metros más alante, abajo de él, se encobtraba un gran río que parecía irreal al contener agua cristalina de colores holográficos. En las dos orillas del río, había dos cuestas hacia arriba, una que daba al castillo donde nos encontrábamos y además de eso, a un bosque con enormes árboles que rodeaba al castillo por todos sus alrededores. En la otra cuesta, se podía ver una ciudad hermosa que se disponía en cuesta arriba hasta llegar a una figura hecha por la misma naturaleza. Era una figura amorfa y abstracta, simulaba como unas olas enlazadas entre sí.
-Wooah —expresé.
-No te caigas abajo que es peligroso, además, ahora el río está helado. —Dijo Casiopea mientras miraba el hielo del río.
-¡S-si!
Casiopea me enseñó un atajo para llegar antes a la ciudad, fuimos por aquél hermoso bosque nevado, yo no paraba de tener la boca abierta. Cruzamos el bosque y llegamos al fin a la ciudad. Al pasar el puente se veía un mercado donde se vendían espadas, escudos, collares, pociones, comida y demás.
Después de aquello había muchos bares y restaurantes, los cuales estaban llenos de gente. Con respecto a las personas, no todos tenían una apariencia humana, algunos tenían branquias, otros orejas, hocicos de animales, manos extrañas... etc. Lo raro es que Sora tenía una apariencia más o menos humana, aunque Casiopea tenía la piel tan blanca y los ojos tan claros que dudaba de su raza, suponía que sería "la última de su especie" o algo parecido. No me apetecía preguntarle, ya que seguro que pasaba de mí.
Seguido de eso y de muchas más cosas, llegamos a aquella figura extraña que vi antes desde el palacio. Tras ella, había un pico de tierra dispuesto hacia el norte, donde estaba el mar. Daba algo de vértigo ya que el mar estaba bajo aquel pico, pero debajo de él , había un gran barranco hasta llegar al agua. De todas formas Casiopea me prohibió terminantemente ir aí , yo no sabía el por qué pero le hice caso.

ESTÁS LEYENDO
Renacimiento
ParanormalTherix , una chica de 17 años , empieza a tener sueños extraños y visiones , gracias a ellas sabrá que pasará algo horrible y que es inmortal...