Entrenamiento (SR)

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-¡Aaaaaaaaarrrrriba! —Casiopea me empujó junto a las sábanas.

-¡AHGF! —Me caí de la cama.

-Te dije que hoy es el entrenamiento, ya te puedes ir preparando —Que bruta... ai... —Vamos, vístete.

-Pero, ¿Y qué me pongo para entrenar?

-Ponte esto —Casiopea sacó una armadura que brillaba mucho por causa de sus diamantes y piedras preciosas incrustadas. Tenía pinchos dispuestos hacia fuera , sería para proteger mi cuerpo de ataques , estaban por los hombros , por la cadera y también por mis rodillas.

-Esta armadura es muy bonita —sonreí

-Si... lo reconozco. Su alteza y yo la hicimos en uno de nuestros experimentos para elitias. Ahora es el momento de utilizarla. Dentro de ella tiene magia mía para tus alas, es decir, no saldrán pero puedes mejorar mucho tu velocidad, agilidez y fuerza con ellas sin sacarlas, es como si las tuvieses fuera solo que con menos poder.

-Wow... increible. —Casiopea dejó aquella armadura en mis manos.

-Te espero sentada —Dijo lléndose a la cama.

Casiopea se posó sobre la cama y comenzó a hablar conmigo:

-¿Y aquí utilizáis armas? —Dijo Therix mientras se vestía.

-Si, no sé cómo sería en tu mundo... pero aquí cada uno tiene algo que le beneficia.

-¡Exacto! Allí también se hace eso. —Giré la cabeza y Therix estaba vestida con esa gran armadura... era algo que me emocionó un poco debido al gran trabajo que conllevó hacer esa armadura.

-T-te queda bastante bien —Dije

-Gracias —Sonrió feliz y sonrojada.

La armadura era tan bonita que no podía parar de vérmela puesta:

-Tu arma la tengo también —¡Que bien, al fin la tendré! —Pero aún tengo que ver si le tengo que cambiar algo, tengo que ver que tal haces el leyare de aquí.

-Oh... vale... —Dije desilusionada.

Fuimos fuera del castillo por el camino de siempre y fuimos a un lugar que no me habían enseñado. Aquel lugar no tenía nieve al igual que el sitio donde se encontraba el restaurante "Lurin". Era una llanura con hierba verde y muy alta , sin árboles ni flores.

-Es aquí. —Casiopea agarró su mano derecha con su izquierda, la posicionó alante suya y pegó un grito. —¡Leyare pugnam tuum!

Una especie de agujero negro se abrió de repente.

-Bien, te explicaré el Leyare de Freyland, así que... atiende. El leyare de aquí consiste en matar a unas criaturas llamadas Nísagas...

-¿Nísagas? Esas criaturas aparecieron en mis visio-

-¡No me cortes la explicación! —Dijo molesta Casiopea —Sigamos... esas criaturas son demoniacas , hay que matarlas de un golpe limpio y no mirarles a sus ojos negros y vacíos, eso implica la derrota, asique ni lo pienses hacer. La pregunta es: ¿Cómo y de qué forma matamos a las Nísagas? Es muy simple, hay que ir saltando o esquivando vehículos, son muy rápidos y podrían matarte también; encima de ellos y alrededor se encuentran las Nísagas. ¿Lo has entendido Therix?

-Si...

-Bien, te haré una demostración —se metió dentro del portal —ven —La seguí.

Al entrar en aquel portal se podía observar un paisaje oscuro, lleno de nubes grisáceas y luces que pasaban muy rápido , supongo que eso deberían ser los vehículos.

Pero las nísagas no las ve...

-¡Cuidado! —Rápidamente Sora apareció de la nada y me salvó del ataque de una aparente nísaga , su gran arma la mató de un golpe. La criatura expulsaba sangre de color verde fosforito , y su cara no cambiaba ; por si acaso no le miré a los ojos por lo que dijo Casiopea.

-G-gracias Sora —Dije algo asustada.

-De nada —Me giñó un ojo mientras se levantaba. —Casiopea es muy poderosa, para ser cómo ella tienes que hacerle caso, supongo —suspiró.

-De acuerdo. Lo haré.

Casiopea sacó su gran guadaña, decorada con las etapas de la luna. Su traje también cambió ; tenía una corona de cristales, piedras preciosas y lunas de plata que brillaban con un color desconocido, llevaba un vestido color morado oscuro en el que se podian observar parte de sus pechos , y sus piernas enteras. Sus zapatos eran unos tacones del mismo color que las lunas de su corona y estaban dispuestos en espiral hacia sus tobillos.

Rápidamente mataba a esas criaturas con grandes acrobacias y esquivando rápidamente todos los vehículos , era tan rápida que casi no era visible para un ojo humano. Lo hacía de una manera muy hermosa, parecía que destruía cada una de las cosas malas que hay en una vida, desesperación, odio, codicia... . Esta era la sensación que tenía yo.

Sora observaba este parorama al igual que yo:

Therix no paraba de mirar la silueta de Casiopea con mucho interés, sus ojos brillaban y no se cerraban.

-Esto es sólo el principio —Dije

-¿A qué te re... —Casiopea utilizó su magia, gritó el nombre de un hechizo "Hac nocte peccatorum ibique moriemini" y empezaron a caer bolas llenas de fuerza eléctica sobre las nísagas, los ojos de casiopea se volvieron totalmente blancos mientras gritaba con el ceño fruncido.

Después de esto llegó la nísaga mayor, la criatura más poderosa de todas las demás. Casiopea corrió muy rápido, más rápido que nunca, y saltó alto, muy álto, hasta llegar al cuello de la nísaga mayor. De un sólo corte la pudo matar. Bajó al suelo por causa de la gravedad y aterrizó justo enfrente de nosotros. Su altura había aumentado, aproximadamente medía tres metros ; es lo que pasa cuando te transformas para estas cosas.

-Oh... ¡No tengo palabras! ¡Eres increible! —A therix le brillaban aun más los ojos mientras miraba a Casiopea por todos lados.

-Ahora te toca a ti —Dijo Casiopea.

-¿Eh? —Therix se asustó —Pe-pero jajaja, será una broma, yo no podré hacer eso en un millón a años jajaj.

-Pues lo harás en un millón y un año; dentro de tí hay un poder increible y no es ni comparable con el mío —Dijo seria —Y por cierto alteza... ahora le toca a usted , tiene que enseñar lo que sabe hacer.

-Si... aunque no es tan impresionante... —Dije

-También quiero ver que haces —Dijo Therix emocionada.

-Si tanto insistís... —Apreté los puños y de ellos salió humo, humo azul, azul como mi sangre. Mi cuerpo comenzó a estirarse, hasta conseguir la altura de Casiopea; tanto mi cuerpo como mi ropa cambiaron, una larga capa color granate llegaba a mis pies , salió oro de ella , se fue dispersando desde mis hombros hasta la cintura con formas curva. Mi pelo cambió de color a grisáceo y mis ojos se volvieron de un azul más claro.

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora