001/ Reunión con la desesperanza.

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Arco uno: Pandora.

Sus pecho subía y bajaba rápidamente, ya no sentía las piernas y cada respiración era una tortura punzante, sentía como el aire fresco golpeaba su cara y pasaba por su garganta haciéndole daño.

Había metido la pata, era la tercera vez en la semana, su jefe lo mataría, bueno, eso si los tipos que venían detrás de él no lo mataban primero.

Cerró los ojos por unos segundos solo centrándose en tratar de correr mucho más rápido, el sudor mojaba su camisa y el viento le refrescaba.

Cuando abrió los ojos se encontró de frente con una calle cerrada, escombros apilandose frente a él, giró rápidamente y entró en un edificio, podía escuchar las pisadas cerca, demasiado cerca.

Tropezó un par de veces golpeando su cara, brazos y piernas, eso dejaría algunos moretones. Siguió subiendo las escaleras, solo podía pensar en escapar.

El edificio a medio demoler, viejo y completamente desolado, quizá esa sería su tumba el día de hoy.

Sus manos empujaron finalmente la puerta que daba paso a la azotea, pudo sentir ardor en ellas, su vista las revisó rápidamente, sangre salía de una gran herida. El pomo metálico estaba medio destruido, quizá no debió tocarlo.

Ya se ocuparía de ello después.

Jadeo en busca de aire, estos tipos habían aguantado mucho más que los anteriores, estaba en problemas.

Solo tardaron unos segundos en aparecer. Dos hombres con trajes pulcros y sin una gota de sudor en sus frentes, se quitaron la parte superior del traje mientras acomodaban las mangas de su camisa blanca, con cuidado doblaron las mangas hacia arriba procurando verse estéticos, quizá no querían manchar sus mangas de sangre, en la ropa blanca es difícil de lavar.

El chico de cabello cenizo sonrió de lado, su ropa sucia y desalineada, el pequeño bolso que llevaba consigo había quedado unas calles atrás tratando de esquivar los puños de esos hombres, su respiración era agitada y tosía cada tanto, su frente estaba aperlada por el sudor y la camisa de su cuello empapada, él ya había manchado su ropa de sangre.

- ¿No podemos hablar como personas civilizadas? -

El primer golpe no pudo esquivarlo, ni el segundo, ni el tercero, ni la decenas de golpes que vinieron después.

Podrían haberlo matado si la alarma no hubiese sonado reventando los tímpanos de todos los habitantes del distrito, salvado por la campana.

Los hombres desenroscaron sus mangas y acomodaron su traje antes de marcharse.

-Eso, huyan- susurró con el sabor metálico en la boca.

Estuvo en el piso quejándose en voz alta durante algunos minutos hasta que un gato blanco apareció justo a su lado con el bolso que creía perdido.

-Buen chico- sonrió levemente.

Su cuerpo no respondía bien, pero aún así logró levantarse.

Arrastrando sus pies en las calles vacías, brincando escombros de manera torpe, quejándose y maldiciendo en voz alta, finalmente llegó hasta el lugar que podía llamar "casa".

Una mansión rodeada de árboles y césped perfectamente cortados, todo parecía un sueño, los mafiosos sabían como vivir la vida.

Entró esperando las burlas de todos, estaba consiente que la golpiza que le dieron debe sentarle fatal.

El gato blanco aún seguía detrás de él, como si fuese una mascota, aunque no lo era.

El piso de madera crujió bajo sus pies, las luces cálidas del pasillo principal lo recibieron. Fue directo a la sala, era tarde así que varios estarían ahí, sus ojos se comenzaban a hinchar, como ansiaba que lo llamaran saco de boxeo.

La sala se encontraba vacía, era raro.

Llenó sus pulmones de aire, estaba por gritar -ya llegué- pero unas manos cubrieron su boca causándole un dolor terrible, uno de esos idiotas que lo golpearon había dado un buen golpe en su barbilla.

-Ni se te ocurra gritar ahora-

Pudo reconocer al instante la voz, hizo un ademán para que lo soltara.

- ¿Dónde están todos? - masajeó levemente su cara adolorida.

-Hope está aquí- la castaña le indicó que la siguiera.

El de cabello cenizo la siguió son rechistar.

-Si sigues llamándole Hope te van a terminar encerrando de nuevo- dijo en modo de advertencia.

-Nadie sabrá que le he llamado así ¿verdad? -

Zero suspiró con resignación, tampoco es que pudiese llevarle la contraria a la hija del jefe.

-Hopeless, él es la desesperanza de este distrito no lo contrario- el cenizo la miró por unos segundos.

La castaña asintió con el entrecejo arrugado. Habían llegado a la cocina, era enorme, cálida y siempre olía a café.

La chica tomó unas cuantas servilletas y las impregnó con alcohol. Con cuidado pasó a desinfectar las heridas del mensajero.

-Yo puedo hacerlo- tomó las servilletas limpiando con brusquedad sus heridas.

-Eres demasiado brusco-

-Si lo hago lento solo duele más, a todo esto, ¿no deberías estar en la reunión con Hopeless?-

-Mi padre piensa que puedo decir una tontería y me ha sacado, tampoco es que vaya a hacer tal cosa frente a él, esta claro que eso podría costar vidas- se dejó caer en un pequeño banco al lado de la barra.

-Eres bastante impredecible, puede que sea eso, no te lo tomes personal-

Era cierto que Zero podía mantener una conversación trivial con la chica, eran casi de la misma edad, pero eso no quitaba que Pandora era impredecible y su humor cambiaba bastante de la nada.

Un día podías bromear con ella y llamarle tonta, y al otro te mandaba matar porque no has querido acariciar a su gato.

Para todos era más que obvio lo desequilibrada que era aquella chica, aunque nadie lo dijera en voz alta, después de todo el jefe no permitía ninguna falta de respeto y todos quería vivir un poco más.

Aunque Zero había podido ver un poco más allá de la locura, donde los recuerdos de la guerra aún no habían causado estragos.

Pandora podía estar en su mayoría mal de la cabeza, pero seguía siendo una niña, una pequeña que creció en medio del estado más decadente de la humanidad, sin madre y con un padre paranoico, el de cabello cenizo a veces se imaginaba a sí mismo hablando con las paredes y susurrando cosas sin sentido, para su fortuna o desgracia, su estabilidad mental no había decaído después de la guerra.

-Si comes mucho arroz explotarás- Pandora había comenzado a delirar.




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¿Qué les parece el primer capítulo?

¿Alguna duda?

Pandora esta completamente desequilibrada, pero es una buena niña y a Zero le agrada de cierta manera. No se dejen engañar, mantengan la distancia con esta chica.

Zero ゼロ [BNHA] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora