Capitulo #2

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<<Catherine P.O.V.>>

- Catherine, ven toma mi mano, yo te ayudaré.

- ¿Que? ¿Quien eres?

- Ven, sirena mía, yo te protegeré.

La luz es muy tenue, es un espacio entre negro y azul que se emblanquece con niebla a su alrededor, me brinda su mano. Quiere que vaya a el, pero no lo veo, solo escucho su voz. El es una silueta, una sombra en aquel espacio.

Despierto un poco agitada - otra vez ese sueño - desde que llegué aquí no he dejado de soñar con aquel hombre, lo extraño es que cuando despierto la ventana está abierta y la brisa marina me despierta.
Han pasado meses desde la muerte de mi padre.
Mi tía Charlotte me trajo a vivir con ella y su familia al castillo del Duque Arthur en Edimburgo Escocia. - Aunque, para ser sincera, no sé porque me trajo, no hay que ser un genio para darme cuenta que no me quiere.

La habitación que me asignaron es maravillosa, amplia y luminosa, la cama es de 4 postes de madera de roble tallados con delicadeza, se nota en las exquisitas figuras que tiene, hay una chimenea con unas extrañas figuras de sirenas talladas en cada lado, un cómodo sillón mullido frente a esta.
Realmente algo digno de admiración, aunque para llegar aquí debo de subir como cien escalones y es muy agotador hacerlo con este enorme vestido y este horroroso corsé que me roba el aliento y que mi tía me obliga a usar -¡yo no sirvo para esto! - ¡Te extraño papá! - Digo mirando el cielo al horizonte. El castillo está cerca del mar, me imnotizo viendo como las olas chocan contra las rocas como caballos desbocados corriendo a todo galope, nunca creí que el mar me llamara tanto; - Y no exagero, de verdad, es cómo si el mar me llamará. - podrían pasar horas y yo no me cansaría de mirarlo e imaginarme navegar sus aguas en buscas de aventuras, enfrentando todo tipo de adversidades que me encuentre, tal y como aparece en los libros que he leído.
Lo que mas me gusto de este castillo es la inmensa biblioteca que tiene mi tío - no me acostumbro a decirle tío al Duque Arthur - pero no me permiten entrar, dicen que una señorita respetable no debe de andar metiendo sus narices en ese tipo de cosas, eso genera muchas ideas y trae problemas alejando a un buen prospecto de marido.
A mi me da igual; me  escabulló por la noches tomo algunos libros, los escondo en mi habitación hasta que termino de leerlos y voy por mas.

-¡ Catherine! ¡Catherine!

Escucho de repente la voz de mis primas, Darika y Arden, llamándome desde antes de llegar a la puerta. Ellas son mellizas, ambas pelirrojas con rizos y un tanto pecosas sus ojos son pequeños, su boca en forma de corazón lo que las diferencian es que una tiene ojos azules y la otra verdes, -extraño pero cierto - su voz es baja por lo general, pero desde que llegué yo se animan a hablar un tanto más alto - claro solo conmigo.

- ¿Que pasa chicas? ¿por qué el alboroto? - pregunto al abrir la puerta para que estas pasen.

- Escuchamos a nuestros padres hablar. - Comienza a explicar Arden.

- Y dijeron que van a dar una fiesta.

-¡ Otra! - Les respondo algo sarcástica. - Desde que llegué aqui, no ha existido fin de semana sin una ridícula fiesta de sociedad.

- Si pero esta... - dice una de ellas.

- Será una fiesta especial - termina la frace mi otra prima.

- Te presentaran ante la sociedad. - ¡Wooo, encerio!

- y tal vez - Es increíble como una termina la frase de la otra .

- ¡Te busquen marido en el transcurso de la fiesta! - Esto último lo dicen al unísono y emocionadas. - Abro mis ojos como platos - ¡Espera QUE!

- ¡QUE! ¡No, no, no! ¡Marido mis calzones! - Ambas se escandalizan por mi respuesta. - ¡Yo no quiero casarme!¡no quiero que me elijan un estúpido marido! al parecer se quieren deshacer de mi. - A decir verdad ya se había tardado.

- ¡Si nuestra madre te oye expresarte así te azotara!

- ¡No me importa! no sería la primera vez. ¡Además yo me casare con quien yo elija, no quien me elijan! No soy mercancía intercambiable. - Digo echa una furia, esta es tanta que mis primas se encogen y dan unos pasos atrás. - ¡Oh vamos! - Digo al mirarlas tratando que lo vieran normal, pero recordé que su educación fue muy distinta a la mía.
Y termino saliendo de ahí echando chispas por el coraje e indignación.

- ¿A dónde vas? - Me preguntan cautelosas.

- Voy a tomar aire. No tardó.

- Pero mamá dice que no debes salir sola.

- Miren chicas, de verdad necesito un respiro, - digo con ojos de súplica -si preguntan, ustedes no me vieron y punto ¿esta bien?

Ambas asienten un tanto nerviosas, pero se que al final puedo confiar en ellas.

Salgo de el castillo y tomo un sendero que no se a donde lleve pero no me preocupa, todo este tiempo viviendo como siervo libre en el bosque me dio un gran sentido de la orientación, abro mi paraguas para hacerme sombra del sol.
Camino durante mucho tiempo sin notarlo, mi mente divaga entre todo esto que me esta pasando.
Las clases de modales.
Los azotes por mala conducta o por responder.
El estúpido corsé y las pesadas faldas.
Cuando vivía en Inglaterra con papá yo diseñaba mi propia ropa para andar cómoda cuando salía a caminar incluso las botas que me hizo mi amigo Benjamín son bastante cómodas, tanto que me alegra haberlas puesto esta mañana.
Pero a mi tía no le gusta esa ropa, se le hace indecente, los callos por forjar el acero se han desvanecido y todo en lo que yo creía también.
Ahora tengo que ser callada y recatada, prisionera en mi propio cuerpo .

- ¡PAPA! - Grito al cielo - Te necesito. - Digo en un susurro doloroso que se lleva el viento mientras mi lágrimas brotan nuevamente y comienzan a rodar por mis mejillas hasta llegar a mi barbilla y caer sobre la tela de mi vestido.
Comienzo entonar una canción que le solía cantar a mi padre y mi alma se relaja, poco a poco la serenidad vuelve a mi.
Cuando de pronto escuchó los cascos de un caballo acercándose lentamente a mi.
Miro hacia atrás para encontrarme con un hermoso corcel negro respirando agitado como si hubiese corrido demasiado.
Se acerca a mí y yo poso mi mano sobre su frente acariciándolo suavemente mientras canto bajito para él - mi papá decía que tenía una voz hermosa y consoladora, todo indicaba que el caballo lo necesitaba en ese momento.
Su respiración se calmó al igual que su corazón agitado.
Yo lo acarició una y otra vez hasta que de pronto escucho correr a varios caballos acercándose hacia nosotros; intentó calmar al caballo ya que nuevamente se inquieta al oír el escándalo de los caballos y perros que los acompañan; afortunadamente lo logré mantener en calma, de pronto, somos rodeados por perros feroces y varios hombres a caballos, mi mirada viaja de los perros a los hombres y al corcel negro que se encuentra a mi lado. - !Hay Catherine, en que te metiste ahora !

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¿Qué les pareció este capítulo mis lunatiamigos?

Espero sus comentarios y su linda estrellita.

De verdad me gusta saber lo que piensan .
Besos de luna para ustedes.

Catherine. El amor de Poseidón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora