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TaeHyung no podía ocultar la emoción que sentía, pronto tendría el número de Kim SeokJin en su poder, todo gracias a su amigo HoSeok.
Y hablando del rey de Roma. —Este es el número, Tae. —su hyung tenía una ligera capa de sudor sobre su frente como si acabara de correr un maratón. Pasó su mano sobre su cabello despejandola mientras depositaba el arrugado papel sobre la palma de su amigo con la otra.
—Gracias, hyung. Eres el mejor.
—Sí, sí. Me debes una y bastante grande. —respondió el mayor soltando el aire que contenía. —¡JungKook está enojado!
—¿No crees que es... —por todo el pasillo se escuchó el elevado tono del pelinegro. —¡Jung HoSeok, quiero que vengas aquí ahora mismo!
—Debo irme, Tae. —sin mas que decir, HoSeok corrió por su vida. Desde el principio sabía que no era buena idea tomar el teléfono de su pareja para anotar el número de otro chico.
Pero lo que le molestaba al pelinegro no era el hecho de que HoSeok hubiera tomado el número, sino que no le haya avisado. Era un fiel creyente de la confianza es la base de una buena relación. Se sentía traicionado.
A TaeHyung le tenía sin cuidado las pequeñas discusiones de esa peculiar pareja, sabía que al día siguiente estarían como uña y mugre.
Sacó su teléfono y escribió el número plasmado en el papel. No sabía cómo iniciar la conversación, nunca había estado interesado en una persona así que no tenía tácticas de ligue pero... Existe el Internet, ¿no?
Mientras yo tenga carasiempretendrás donde sentarte, corazón. 10:37 a.m.
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