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Todo giraba frente a sus ojos, su cabeza en esos momentos era un lío. Cuando recibió la llamada de TaeHyung no dudó ni un segundo en responder, planeaba regañarlo y preguntar seriamente porqué no había respondido a ninguno de sus mensajes. Pero el silencio de la otra línea le dijo que algo no iba bien y el llanto desgarrador de la mujer lo confirmó. Con cada palabra que escuchaba su corazón se iba encogiendo mientras su preocupación y miedo aumentaba.
Restregó su rostro con ambas manos mientras recordaba la conversación que había tenido minutos atrás con Kim YoungMi.
TaeHyung estaba en el hospital.
Tuvo un ccidente de transito.
Aún no despierta y posiblemente tenga conmoción cerebral.
Pagó el taxi cuando llegó a su destino y bajó corriendo entrando en el establecimiento. Miró los alrededores hasta localizar a YoungMi, estaba pálida y tenía los ojos rojos debido al llanto. Se acercó a ella y la abrazó. En estos momentos necesitaban apoyarse y el señor Kim no estaba en la ciudad para consolar a su esposa.
—¿Có-cómo está él?, ¿ya despertó? —preguntó alejando a la mujer para observarla.
—Aún no, —sollozó— el doctor dijo que sufrió un gran golpe en la cabeza. No quiero que pase algo malo, SeokJin.
Volvió a abrazarla para tratar de calmar su afligido corazón y más tarde, con súplicas logró que la mujer fuera a su hogar para que durmiera prometiendo que estaría en el lugar y le informaría cualquier cosa. Aquella fue la peor noche de SeokJin, no solo por la incómoda silla que haría doler su espalda al día siguiente sino que también por no tener ninguna noticia sobre TaeHyung.
Finalmente logró dormir un poco y soñó con su amor.
La primera vez que lo conoció fue a la corta edad de 13 años. Ese día lo pasó con su familia en el parque pero eso no evitó que se acercara curioso al niño que alimentaba a un pequeño cachorro. Ese día aprendió que TaeHyung veía el mundo diferente; mucho más brillante que los niños de su edad. Ambos estudiaban en el mismo lugar, solo que SeokJin iba dos grados adelante. A pesar de eso, su relación era muy estrecha. TaeHyung siempre decía con orgullo a sus compañeros de clase que tenía un amigo en un curso superior y todos le decían lo increíble que era.
A donde fuera que fuese SeokJin siempre llamaba la atención de todo el mundo, a sus 16 años tenía una larga fila de pretendientes pero simplemente a él no le interesaba. Él solo quería a TaeHyung. En el cumpleaños número 14 del menor, SeokJin se atrevió a besar sus labios mientras este dormía. Se sintió tan culpable y avergonzado de su actuar que se fue temprano a la mañana siguiente antes de que TaeHyung despertara.
Dos años después, TaeHyung confesó que esa noche estaba despierto. SeokJin imaginó toda clase de escenarios en los que el menor se alejaba de él. Sin embargo, TaeHyung reveló sus sentimientos. Y a sus 18 años, SeokJin se entregó a él.
Despertó asustado limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas.
Su TaeHyuggie debía despertar y volver a sus brazos. Saber que estaba en el hospital como paciente le dolía tanto; ese alegre joven se había grabado en su corazón y piel. Lo amaba tanto que era imposible imaginarse un futuro sin él.
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