Todo es Posible [S. M. 2] | Wattys2019

Capítulo 1: Regreso a México

–Disculpe señorita... —me mueven— disculpe —abro mis ojos— ya llegamos —se retira.

Miro todo mi alrededor y era la única en el avión, esto es muy deprimente. Me levanto y empiezo a recoger mis cosas a la mano para luego ir a buscar mi maleta gigante. Ya recogido todo voy directo a la salida y me encuentro a muchísimas personas, muchos andan gritando y no entiendo el escándalo. Bajo y muchos comenzaron a gritar mi nombre, tan solo me acerqué y empezaron a pedirme fotos.

Esto era demasiado.

Pero me gusta.

Solo me acerco nuevamente con ellos y sonrío en cada celular que se presente en mi cara. Todos se emocionaban cuando estuve cercas de ellos, no eran tantos como creen, eran como mínimo cien personas. Algunos inclusive me abrazaban, sentía en casa y eso me agradaba.

–Lo siento chicos, ya me tengo que ir —sonrío.

Había personas que empezaron a cuestionarme con la supuesta ruptura con Shawn, aunque ¿cuando salimos? Así que eso es falso. Me tomé con cada uno de ellos y una vez por todas entré al aeropuerto ha conseguir mis cosas. Llego la parte donde entregan las maletas pero al parecer duré mucho tiempo con los admiradores que ya la mayoría de las personas que estuvieron conmigo en el mismo vuelo, obtuvieron su equipaje. Esperé a la mía y no tardó mucho, era una simple maleta con mi nombre enorme rayado para identificarlo fácilmente, en eso llega un estuche de guitarra que decía Alejandra en un papel. La recogí y lo puse en el suelo a verificar y saber el porqué está esto con mi nombre. Lo abrí y obviamente tenía una guitarra... pero no era una simple guitarra.

Era la guitarra de Shawn.

La reconocí al instante ya que cuando llegué por primera vez a Canadá empecé a tocarla en frente de la casa. Que lindos recuerdos. No pude contener y saqué una sonrisa de melancolía al recordar el primer paso a Canadá. Detrás de la hoja había un pequeño sobre, lo abriré cuando llegue a casa.

Casa.

Suena raro cuando digo eso y no pensar en la casa que viví por 6 largos meses, ahora tendría que decir mi casa de México en vez de Canadá. Es como si estuviera renaciendo.

–¡BU!

–¡Ah! —volteo— ¡idiota! —luego lo miro detalladamente y...— oh por Dios ¡JAVIER! —me levanté y lo abracé— estás aquí.

–No, tú ya estás aquí —me mira y sonrío, nuevamente lo abrazo— ya se extrañaba tenerte.

Me quito de él y empiezo a recoger nuevamente mis cosas.

–Oye... que bonita guitarra —habló.

—No había entendido su referencia pero luego recordé que Shawn me regaló su guitarra— ah si, está guitarra.

–Tócala —sonríe.

–Ok —me agacho y literal que la toco, con mi dedo— la toqué —sonreí inocentemente.

–Que chistosita Erdmann —niega divertido— pero vamos, tócala.

Sin restarle importancia, saco la guitarra de su estuche. Una vez que me la coloco, cierro el estuche y empiezo a tocarla.

–Por favor, cuida ese estuche —le hablé.

–No se preocupe —me guiña.

Empecé a tocar la primera canción que se me venía en la mente, y como si el sonido se había conectado por todo mi cuerpo empecé a caminar sin ningún rumbo dentro del aeropuerto y con una sonrisa.
(N/A: La pueden reproducir)